Más allá de que el hijo de Carolina Bescansa se sentara en un escaño del hemiciclo y mantuviera la compostura mejor que muchos diputados o que los agentes de policía que custodian la entrada no supieran qué hacer con los que llegaban en bicicleta, la constitución del Congreso ha dado este miércoles para escenas curiosas y anécdotas que difícilmente hubiesen podido ocurrir entre los partidos presentes en la anterior legislatura. Con la excepción de Joan Baldoví, el diputado de Compromís-Podemos, que ha cambiado sus tradicionales camisetas reivindicativas por una llegada hasta las puertas de la Cámara con la orquesta de Benaguasil (Valencia). El valenciano y sus compañeros lo han hecho al ritmo de una marcha mora, ante la cara de asombro de los agentes apostados junto a los leones.
Quizá la conversación más improbable ha sdio la que ha acabado produciéndose entre Jorge Fernández Díaz e Iñigo Errejón en los pasillos a la salida de la sesión. El momento más cómico de la charla entre el todavía ministro del Interior y el diputado de Podemos se ha dado cuando el primero ha preguntado al segundo: “Pero tú, ¿cuántos años tienes?”. Tras escuchar que 32 años y no disimular la sorpresa, Fernández Díaz se ha permitido aleccionarlo sobre el privilegio de la condición de señoría que ambos acababan de obtener. “Sí, es un privilegio, pero para unos más que para otros”, respondió. El titular de Interior no ha parecido entenderlo y se ha marchado con una sonrisa.
La creatividad de los diputados de Podemos y sus confluencias a la hora de prometer sus cargos ha sido el tema de conversación preferido por el resto de asistentes nada más salir. Albert Rivera y los suyos han hecho toda clase de bromas sobre el asunto. “Yo hubiera jurado por David Bowie”, decía el líder de Ciudadanos en un corrillo en el patio. Con cara de circunstancias, Juan Carlos Girauta le respondía: “Reconozcámoslo, Albert, en eso no podemos superarles”.
Muchos de los diputados han pedido a los periodistas que les reenviaran alguno de los numerosos memes que han empezado a circular esta mañana, nada más empezar la sesión. El preferido, el que mostraba a Errejón celoso de las atenciones de Pablo Iglesias a Diego, el bebé de Bescansa. Aunque, en general, la decisión de la diputada no ha sido bien vista como gesto de visibilización; lo cierto es que pocos se lo han afeado a la cara, pero sí a sus espaldas. Quien más sorprendido estaba por el saber estar del bebé, que prácticamente no ha llorado, fue Pablo Casado.
“¿Cómo lo haces? Porque si llega a ser el mío no hubiera parado de llorar”, le ha comentado el vicesecretario del PP a la número tres de Podemos, con la que mantiene una buena relación “después de tanta tertulia juntos”. Como toda respuesta, ella se ha limitado a reírse.