Vox se enreda con los presupuestos en Madrid y Castilla y León en plena tensión con el PP

Carmen Moraga

26 de diciembre de 2022 21:19 h

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PP y Vox a la gresca este 2022, pese a que gobiernan juntos en Castilla y León y se apoyan en algunas comunidades y municipios tan importantes como Madrid. En el espectro ideológico de la derecha, salvo pequeñas agrupaciones de independientes o partidos regionalistas, solo quedan esas dos grandes formaciones una vez que Ciudadanos, según todas las encuestas, tiene los días contados y encima ha entrado en una fase autodestructiva.

Ante su caída en algunas encuestas y la perspectiva de que comienza un año electoral, Vox ha optado por intentar marcar perfil propio en algunos de esos territorios donde tiene alianzas con el PP y se avecinan comicios. Pero entre errores de uno y otro tipo, el partido de Santiago Abascal ha acabado enredándose con los apoyos a los presupuestos.

Uno de los principales motivos de esa creciente tensión entre Vox y el PP ha sido la negativa de Alberto Núñez Feijóo a abanderar la moción de censura en el Congreso contra Pedro Sánchez que tanto Santiago Abascal como Inés Arrimadas están exigiendo al nuevo presidente conservador. Los de Vox acusan a los populares de “cobardes” y estos, a su vez, cargan contra Vox por precipitarse y querer forzar un escenario que lo único que haría sería “afianzar” a Pedro Sánchez en el poder ya que sumaría más votos a favor que en su propia investidura. Ante esta situación, la tensión ha ido subiendo de grados.

En Madrid, en donde el PP depende de Vox, se ha traducido en la negativa a apoyar los presupuestos del PP de la ciudad y de la Comunidad. Primero fueron los municipales del Gobierno de coalición de José Luis Martínez–Almeida y Begoña Villacís. En el Ayuntamiento, el portavoz de extrema derecha, Javier Ortega Smith, llevaba tiempo anunciando su voto en contra ante el incumplimiento del alcalde de derogar Madrid Central, de uno de los compromisos que ambos firmaron a cambio de apoyarle en su investidura. Ni siquiera la moratoria anunciada por el regidor hace unos días para que los vehículos con distintivo B puedan atravesar la almendra central de la capital ha convencido a Ortega Smith para que cambie de opinión. Pese a su gesto -con sentencia de Bruselas por medio-, Vox se ha mantenido firme y las cuentas no saldrán adelante, por lo que Almeida y Villacís se verán obligados a prorrogar las de 2022. De hecho, ni siquiera habrá un Pleno extraordinario en Cibeles para su debate.

En la Comunidad, sin embargo, la estrategia para marcar perfil propio ha tenido un error de por medio. La formación que dirige Rocío Monasterio aseguró que iba a abstenerse para facilitar la tramitación, pero que presentaría enmiendas a las cuentas de Isabel Díaz Ayuso, tras una negociación con la presidenta que tildaron de “fallida”. Pero llegaron tarde al registro y la Mesa de la Asamblea rechazó incluirlas para su debate.

En consecuencia, de anunciar una abstención, pasaron al 'no' contra del dictamen de los presupuestos. Ese mismo día por la mañana, el presidente de Vox, Santiago Abascal, había tendido la mano a Ayuso ofreciéndole un acuerdo político in extremis para salvar las cuentas. A cambio de permitir la tramitación de los Presupuestos, pedía la derogación o modificación de algunas leyes que Vox considera “inadecuadas” y que el PP critica a nivel nacional como la ley Trans o la LGTBI. Pero el portazo de Ayuso a esa propuesta de Abascal supuso que las cuentas decayeran por la tarde.

Días atrás, Monasterio, en una entrevista con 'Telemadrid', ya había reprochado a la presidenta de la Comunidad de Madrid el hecho de no haber llegado a un acuerdo para los Presupuestos de 2023 cuando, según le recordó, su partido había sido un socio “leal”: “Hasta el último segundo se ha intentado llegar a un acuerdo con el PP, hemos apoyado 19 leyes, la investidura y hemos sido un socio leal que ha cumplido todo muchas veces a cambio de nada. Lo único que hemos pedido es que nos hubieran cogido alguna de nuestras enmiendas, como bajar impuestos a los madrileños”. Para el PP, el relato era al contrario. “Que nadie se lleve a engaño, la responsabilidad de lo que ha sucedido y de que no haya presupuestos es simplemente de Vox y la señora Monasterio”, decía Pedro Muñoz Abrines, portavoz del PP en la Asamblea madrileña, dando por finiquitadas las cuentas.

De esta forma, tanto Ayuso como Almeida cerrarán sus cuatro años de mandato con sus últimos presupuestos tumbados mientras Vox, a escasas fechas para las nuevas elecciones, saca pecho y se jacta de no haber permitido que los conservadores “humillaran” a sus votantes.

Otro error en las Cortes de Castilla y León

En Castilla y León, donde PP y Vox gobiernan en coalición, la situación vivida ha sido mucho más kafkiana. Una redacción “confusa”, según lamentó el PP, provocó el viernes pasado una situación inédita en el Pleno de Presupuestos, que fue suspendido por el presidente de las Cortes, Carlos Pollán –de Vox– durante más de una hora en mitad de la votación. Ambos partidos acababan de apoyar “por error” las enmiendas parciales del PSOE a la Ley de Medidas que acompaña al Proyecto de Presupuestos de Castilla y León, enmiendas que cosecharon 66 votos a favor, 4 en contra y 7 abstenciones, un resultado que fue recibido con aplausos y silbidos por la oposición ante la sorpresa del gobierno de coalición.

La situación provocó enérgicas protestas del PP, que exigió a Pollán repetir la votación mientras que el PSOE les recordaba que era imposible reglamentariamente hacerlo. La consecuencia de la equivocación fue que los Presupuestos regionales que pretendían ya no serán posibles ya que las medidas relativas a impuestos han cambiado. De hecho, el impuesto de la caza que eliminó el Gobierno bipartito, se volvería a cobrar por la enmienda socialista que ha sido aceptada;  o la bonificación del 100% del tramo autonómico del IRPF para familias numerosas, que con la enmienda del PSOE tendría límite de renta, pero con la de PP y Vox, no.

En un intento de subsanar la situación, el portavoz del PP, Raúl de la Hoz, tras acusar a la oposición de “obstaculizar” la aprobación de las cuentas al no permitir que se repitiese la votación, anunciaba el voto en contra de su propia ley de acompañamiento a los Presupuestos, que no salía delante por 44 votos en contra, 26 a favor y 8 abstenciones (UPL, Soria Ya, Por Ávila y Ciudadanos). “El Grupo Parlamentario Popular va a presentar una nueva Proposición de Ley conjunta con el Grupo Parlamentario Vox la próxima semana y solicitará la habilitación de enero para su tramitación por la vía de urgencia”, señalaba De la Hoz.

Desde el PP no se ocultaba el malestar con el presidente de Las Cortes, de Vox, al que achacaron la equivocación por lo “enrevesado” del enunciado de lo que iban a votar. No es la primera vez que la actuación de Pollán es censurada por sus propios socios de Gobierno. En el PP le critican en privado por dejar que la bronca y los exabruptos se adueñen de muchos debates parlamentarios con un mismo protagonista: el vicepresidente del Gobierno, Juan García Gallardo, de Vox.