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El vídeo de la hipoteca fija o cómo perder el control de tu vida si te conviertes en un meme de Internet
Silvia Charro y Simón Pérez la han liado parda esta semana con su vídeo sobre las hipotecas fijas. Paradójicamente y aunque son ambos los que estaban presuntamente perjudicados, lo cierto es que es Charro quién se ha convertido en un meme y ha perdido el control de lo que ella ha asegurado en eldiario.es que era una campaña de Marketing.
Fuera o no impostado, poco importa ya. Samuel Beckett decía que “el público es un monstruo de mil culos”. Con esta metáfora querría referirse de forma sarcástica y descreída al hecho de que el público, pensado como una masa informe en la oscuridad de una sala de teatro, es abierto, desbordante y excesivo. Lo que probablemente Beckett no pudo intuir es cómo sería el público contemporáneo o lo que Sergi Cameron definió la semana pasada de forma tan precisa: “Internet no tiene escrúpulos”. El público, en la era de los memes, es despiadado.
Silvia Charro ha dejado de ser ella y ha pasado a ser un meme. En un vídeo que publicó a posteriori, ella misma y aparentemente afectada decía: “Gracias a la gente que se ha sentido mal (...) por tanto empeño por anular a una persona (...) que se ha puesto delante de una cámara cinco minutos, sin hacer daño a nadie”. Los memes de Internet son objetos digitales mutantes diseñado para expandir la risa. Esa es la razón por la que, tal y como define intuitivamente Charro, la persona queda anulada gracias al empeño colectivo y lo que emerge es un personaje for the LOLs. Obviamente, esto no es la primera vez que ocurre.
Allá por 2006, un joven alemán llamado Leopold Slikk se dedicaba a subir vídeos de humor histriónicos a una plataforma llamada Hodenmumps.net, un equivalente alemán de El Rellano o Yonkis. El 20 de Noviembre de ese año, el joven Sebastian Bosse irrumpió armado en su escuela de Emsdetten, Alemania y se suicidó tras herir a cuatro de sus compañeros. Los medios se apresuraron en relacionar videojuegos con el origen de la violencia de Bosse. Slikk, indignado por esto y tal y como contaba en el desaparecido Soitu en El Niño Loco Alemán: la verdad detrás del mito, “viendo la polémica desatada alrededor de los videojuegos a raíz del suceso de Emsdetten, quiso grabar un vídeo con el que mofarse del concepto de jugador desequilibrado y violento que estaba siendo propagado”. Sin embargo, consiguió justo lo contrario y se convirtió en el famoso viral “Angry German Kid”. Luego intentaría frenar la locura explicándose, pero como Silvia Charro, ya estaba anulado.
Otro caso es el famoso Bed Intruder. El 23 de Junio de 2010, en la ciudad de Huntsville, en Estado de Alabama de los EEUU, una joven llamada Kelly estaba dormida en su humilde piso de la calle Webster Drive cuando de repente un intruso irrumpió en su casa y se metió en su cama. Ella se defendió con objetos que había en la habitación y en ese momento su hermano, Antoine Dodson, fue en su ayuda. La historia no pasó desapercibida y Waff, un canal local de televisión, decidióacercarse a la zona y entrevistar a los protagonistas;para las noticias. Antoine mostraba una forma peculiar de hablar que iba más allá de los rasgos y soniquetes propios del sur de los EEUU. El vídeo se fue viralizando hasta llegar al grupo musical llamado The Gregory Broders, que decidieron remezclar a Antoine usando partes y aplicándole un efecto denominado Auto-tune y generando un tema musical titulado “Bed Intruder” que fue número 1 de ventas en iTunes durante semanas y que ya cuenta con 138 millones de visionados en Youtube. Antoine no sufrió por ser un meme, pero terminó interpretando a su propio memeen los BET Hip Hop Awards 2010.
Desde luego, un meme puede marcar toda una vida. Que se lo digan si no a Howard Davies-Carr, padre de Harry, un adorable niño que se quejaba el 19 de Marzo de 2007 que su hermano Charlie le había mordido el dedo. El aparentemente inocente vídeo, cuenta 10 años más tarde más de 850 millones de visionados en Youtube, ha sido hallado recientemente entre los archivos que consumió Bin Laden en su cautiverio en Pakistán y ha generado para la familia más de 1,3 millones de dólares en derechos de autor. A pesar de que el padre y principal instigador de convertir este momento de cotidianeidad en un modelo de negocio non-stop insista en que “todo esto es genial, hemos llegado a cambiar la vida de algunas personas”, nos podemos imaginar la tortura psicológica que puede suponer para estos jóvenes construir una identidad anclados en una anécdota tierna pero de lo más intrascendente.
Así es que, ya sabes: si alguna vez te vez te ocurre lo que a Silvia Charro y te conviertes accidentalmente en un meme de Internet: ármate de paciencia, surfea con sentido del humor la objetualización de tu identidad, plantéate un cambio de look radical y si tienes suerte… ¡sácale partido!