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La marca Hummel borra su rastro de la camiseta de la selección danesa de fútbol para protestar contra el Mundial de Qatar
La marca de deporte Hummel, que viste a la selección de fútbol de Dinamarca, ha anunciado este miércoles que borrará sus logos y distintivos de las equipaciones del combinado nacional durante el Mundial de Qatar en protesta por las condiciones laborales en las que el emirato ha empleado a miles de migrantes para levantar los estadios de la competición. “Hemos ocultado todos los detalles de las nuevas equipaciones para el Mundial. No queremos ser visibles durante un torneo que ha costado miles de vidas”, ha explicado la marca en un post de Instagram.
Hummel ha lanzado dos equipaciones, la local, roja, y la visitante, de color negro. “Con estos conjuntos queremos mandar un mensaje dual. No solo homenajean a la selección que ganó la Eurocopa del 92, sino que son una protesta contra Qatar y sus registros de violaciones de los derechos humanos”, reza el mensaje colgado en sus redes sociales. “Defendemos a la Selección de Dinamarca, pero eso no es lo mismo que defender a Qatar como país anfitrión del torneo”, indica.
La empresa ha explicado además que han elegido el color negro para la camiseta con la tercera equipación de Dinamarca en señal de luto. “Defendemos a Dinamarca –insiste la empresa, pero esto no se puede confundir con apoyar un torneo que ha costado miles de vidas humanas. Queremos dejar un mensaje en contra de un país que no respeta los derechos humanos ni de los trabajadores migrantes que han construido los estadios de la competición”.
A pesar de ser una dictadura que vulnera los derechos humanos, el emirato de Qatar mantiene jugosas relaciones comerciales con la gran parte de países occidentales y ha conseguido albergar la sede del Mundial de Fútbol que se celebra este año, a pesar de que para poder hacerlo deberá disputarse en invierno e interrumpir los calendarios de las principales ligas del mundo.
Varias organizaciones internacionales han denunciado recurrentemente asuntos como la discriminación por ley a mujeres y personas LGTBI; o las condiciones de semiesclavitud en las que trabajan miles de trabajadores extranjeros –solo el 12% de los habitantes del país son cataríes–, por ejemplo, en la construcción de las instalaciones para el próximo Mundial que arranca a finales de noviembre.
La preparación del Mundial ha despertado enormes críticas no solo entre la opinión pública general sino también entre varios jugadores de fútbol, como Harry Kane, capitán de la selección inglesa, o el australiano Josh Cavallo, el primer futbolista en activo en declararse abiertamente gay, que dijo hace unos meses que tendría miedo de jugar en Qatar por su legislación homófoba.
De acuerdo con una investigación del diario británico The Guardian, con base en estadísticas de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka, más de 6.500 trabajadores de esos países han muerto durante la construcción de los estadios e instalaciones para el Mundial. En 2010, cuando Qatar fue elegido como sede, el emirato inició la construcción de siete estadios, así como de numerosas infraestructuras, un aeropuerto y varios hoteles. Las organizaciones acusan al Gobierno no solo de no asegurar la protección de los trabajadores, también de no investigar la causa de las muertes.
El país cuenta además con una legislación que castiga con penas de cárcel de hasta diez años las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo. El código penal vigente prevé además penas de entre uno y tres años de prisión para quienes “instiguen” o “persuadan” a otras personas a cometer actos de “sodomía o inmoralidad”.
Las penas son aún más duras para los musulmanes, que pueden ser sentenciados a muerte simplemente por tener relaciones sexuales fuera del matrimonio; y mucho peores para las mujeres en particular, que incluso aunque denuncien haber sido violadas pueden ser juzgadas por sexo consentido fuera del matrimonio.
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