Hace algunos años, tuve la oportunidad de visitar un museo en una ciudad extranjera. Era conocido por ser uno de los más importantes de la ciudad, con una impresionante colección de arte. Desde el momento en que entré, me sorprendió la belleza y elegancia de su diseño. Las paredes blancas y amplias, el techo alto, la iluminación adecuada: todo estaba pensado para destacar las obras de arte y dar una sensación de calma y serenidad a los visitantes.
Sin embargo, mi experiencia se vio empañada por un pequeño detalle: la falta de accesibilidad. Una de las amigas que había venido conmigo no podía desplazarse con facilidad. A pesar de que el edificio tenía un ascensor, en algunas áreas brillaban por su ausencia las rampas o escaleras mecánicas. Por eso, mi amiga no pudo disfrutar como lo hice yo. No podía subir a la segunda planta donde se encontraban algunas de las obras de arte más importantes, y tampoco podía acceder a la sala de conferencias donde iban a celebrar algunas charlas interesantes.
Esta experiencia me hizo reflexionar en cómo puede afectar la accesibilidad a la inclusión de todas las personas de una sociedad. El diseño debe ser fácil de entender y utilizar por cualquier persona, independientemente de su experiencia o habilidades. Un edificio inaccesible debería hacernos entender la importancia de considerar las necesidades de todas las personas al momento de diseñar espacios y productos. Al adoptar principios de diseño universal, podemos crear un mundo más accesible e inclusivo para todas las personas, independientemente de sus habilidades y limitaciones.
Por ejemplo, los diseños de productos electrónicos como smartphones (piensa en cómo está diseñado el tuyo: ¿es fácil de usar? ¿Es fácil encontrar lo que estás buscando? ¿Es fácil cambiar la configuración?) o tablets se han vuelto más simples e intuitivos con el paso del tiempo. Las interfaces de usuario son más fáciles de entender y usar, lo que las hace accesibles para personas con diferentes niveles de habilidades y conocimiento. Un diseño simple e intuitivo es esencial para que las personas puedan utilizar su teléfono sin sentirse frustradas o confundidas.
Otro ejemplo es el diseño de edificios y espacios públicos. Hoy en día, es común encontrar rampas para sillas de ruedas, ascensores y baños accesibles en la mayoría de los edificios públicos. Estos son ejemplos de diseño simple e intuitivo que hacen que los edificios sean accesibles para todas las personas, independientemente de su capacidad física.
Las ciudades en sí son casos de accesibilidad reales o potenciales. Por ejemplo, Burgos fue finalista del Premio Ciudad Accesible del año 2014. Cualquiera que la visite, o que viva allí, constata que los espacios públicos son amplios y fáciles de transitar, con señalización clara y fácil de entender. Los edificios públicos son accesibles para todos, con rampas para sillas de ruedas y ascensores disponibles en todas partes. Algo que puede pasar desapercibido, como la cantidad de personas en sillas de ruedas o dispositivos de movilidad, sorprende cuando forma parte del paisaje urbano moviéndose por calles y edificios con facilidad.
En conclusión, el diseño simple e intuitivo es una parte importante de la accesibilidad y la inclusión en nuestra sociedad. Es necesario en todos los aspectos de nuestra vida, desde la construcción de edificios y espacios públicos hasta la tecnología y los productos que utilizamos todos los días. Es importante que sigamos promoviéndolo en todo lo que hacemos, para que todas las personas puedan tener acceso a lo que necesitan, y puedan vivir una vida plena.
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