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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Ese sonido incómodo

Un alumno trabajando en un ordenador.

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Imagina que se reproduce automáticamente un vídeo en la web que estás visitando. Una música y una locución no deseadas te interrumpen de manera inesperada. Lejos de ser exclusiva, esta experiencia de usuario se convierte automáticamente en nefasta.

Cuando entras en una página web, los reproductores multimedia que se reproducen automáticamente pueden parecer una herramienta útil para atraer la atención de los visitantes de inmediato. Sin embargo, para algunos tipos de usuarios, esto puede ser difícil de manejar. El usuario debe poder controlar cualquier contenido que se mueva, parpadee o se desplace automáticamente mientras se encuentra con otro contenido, de acuerdo con las WCAG. Este principio no es solo una recomendación técnica, sino un paso hacia la creación de una web más inclusiva y accesible para todos.

Además, los usuarios que tienen planes de datos limitados o conexiones lentas, aunque cada vez menos, también tienen otro tipo de problemas. Los vídeos que se reproducen automáticamente consumen una cantidad significativa de datos, lo que no solo supone un problema debido a los costes asociados, sino que también puede retrasar la carga de otras partes de la página web, lo que reduce la velocidad general de navegación.

Tomemos, por ejemplo, a Álex, una persona con discapacidad visual que explora el mundo digital con tecnología de lector de pantalla. Alex visita un blog para aprender sobre algo que le interesa. Sin embargo, tan pronto como termina de cargar la página, comienza a reproducirse automáticamente un vídeo promocional. La confusión y la frustración surgen cuando la voz sintetizada del lector de pantalla se superpone al audio del vídeo. Alex, que desea acceder al contenido textual del blog, se encuentra ahora en una situación en la que es difícil, si no imposible, seguir la narración del lector debido a esta intrusión no solicitada.

Aunque parece una solución fácil a este problema de accesibilidad, requiere un cambio deliberado y consciente en la forma en que diseñamos y desarrollamos contenido web. De esta forma, no solo cumplimos con las directrices WCAG, sino que también ampliamos nuestra audiencia digital al evitar el reinicio de contenido multimedia y proporcionar a los usuarios controles accesibles que les permiten decidir si desean o no interactuar con este contenido.

Esto implica implementar botones de reproducción claramente visibles y de fácil acceso, así como proporcionar opciones para personas con discapacidades auditivas, como transcripciones y subtítulos. En general, se trata de devolver el control al usuario para que pueda interactuar con el contenido multimedia de acuerdo con sus propias preferencias y términos.

Crear una página web fácil de usar es más importante que simplemente cumplir con las especificaciones técnicas. Se trata de crear un espacio digital cálido, donde todos los usuarios se sientan acogidos y respetados. Al tener en cuenta los efectos de los reproductores multimedia automáticos y cambiar nuestras prácticas para ser más inclusivas, contribuimos a construir una Internet más accesible. 

En resumen, la accesibilidad web no se limita a eliminar obstáculos técnicos, sino que consiste en construir puentes que permitan a todos tener las mismas oportunidades de acceso al amplio mundo de recursos y información disponibles en línea. Al adoptar prácticas de diseño y desarrollo que consideren la diversidad de experiencias y necesidades de los usuarios, podemos crear una web más inclusiva, respetuosa y enriquecedora para todos. Este es el camino hacia un futuro digital en el que todos puedan acceder a la web y nadie se quede atrás.

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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

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