Cuando el pasado nos habla por boca de sus protagonistas, comprendemos mejor su dimensión. Cuando esos protagonistas son jóvenes con discapacidad cambiando el rumbo de sus vidas y lo descubrimos viendo un documental, una piensa que su impulso verdaderamente cambió la vida de todos los que vinimos detrás. El documental de Netflix sobre el campamento Jened, un campamento de verano de personas con discapacidad, en los años setenta cerca de Nueva York, nos permite ser testigos del punto de inflexión que llevó a la conquista de los derechos de las personas con discapacidad en Estados Unidos.
Los hitos que marcamos en el camino hacia la igualdad suelen tener un doble efecto. Algo similar a lo que sucede cuando tiramos una piedra al agua. El impacto fuerte afecta principalmente a las vidas de quienes están en el centro, de los que inician el movimiento. Luego las ondas se van abriendo, alcanzan a otros y acaban perdiéndose en el agua hasta que alguien arroje la siguiente piedra. Así, vamos avanzando.
El documental ganó el premio del público en Sundance y Montaña Cenoón en el Festival Internacional de Cine de Miami, y fue nominado a los Oscar 2021 en la categoría de Mejor Largometraje Documental.
'Crip Camp, a disability revolution', (audiodescrita para las personas ciegas) recoge la trascendencia que tuvo aquel campamento para personas con discapacidad en los años setenta, así como el impacto personal que supuso para aquellos jóvenes, lo crucial que fue para sus propias vidas, y cómo cambiaron la vida de otras muchas personas, generando el movimiento de vida independiente, impensable hasta ese momento. Jóvenes comportándose como jóvenes en un entorno favorecedor, donde los prejuicios se quedaban al otro lado de la valla.
Lo destacable de esta nueva producción es que, pese a los cincuenta años transcurridos desde que todo surgió, podemos verles y oírles a ellos. No nos lo cuentan otros, sino sus protagonistas con imágenes de archivo y con entrevistas en la actualidad. Les contemplamos adolescentes, en plena acción, a través de las filmaciones de la época.
Compartir tiempo y espacio entre iguales les llenó de poder. Ellos estaban abriendo la puerta a la conquista de los derechos civiles de las personas con discapacidad. El campamento Jened era una utopía. Los chicos y las chicas con discapacidad podían ser ellos mismos sin sufrir la discriminación social propia de la época. La utopía se hacía realidad y una vez exploras tus capacidades el impulso es imparable.
Pasar su tiempo libre con otros adolescentes con diversas discapacidades les proporcionó el ambiente y la perspectiva suficientes para percatarse de que el problema no estaba en ellos, sino que provenía de las personas sin discapacidad. Y así emprendieron una lucha, la de los derechos de las personas con discapacidad. Juntos siempre sumamos. Es una lección que a menudo se nos olvida.
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