No es que sea precisamente un secreto guardado bajo siete llaves, pero el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se esfuerza cada vez menos en demostrar que aspira a ser el secretario general del PSOE andaluz. Por si sus giras por diferentes provincias andaluzas o su reclamación de que se adelante el proceso para elegir el candidato socialista a la Junta no fueran suficientes señales públicas, este miércoles daba un paso más para vincular directamente su permanencia en la Alcaldía a la convocatoria o no de las elecciones autonómicas por parte de Juan Manuel Moreno Bonilla.
“Si el presidente de la Junta finalmente cumple su compromiso” de no adelantar unos comicios que tocan a finales de 2022, Espadas tiene claro que “el alcalde de Sevilla todavía va a ser alcalde mucho más tiempo”. Así que blanco y en botella, y esto a su vez presupone dos cuestiones: que se ve ganador en la pugna por la Secretaría General del PSOE-A y que, una vez conseguido esto, apurará los plazos hasta el último minuto para seguir como regidor.
Centrado en Sevilla
Eso sí, todavía no ha confirmado de manera formal que se presenta como candidato, porque insiste en que no puede postularse a un proceso que no está abierto. Pero ya ni tapa ni oculta sus intenciones, aunque su augurio de que todavía le queda cuerda municipal para rato lo ha esgrimido ante las críticas de que no tiene los cinco sentidos en la Alcaldía. “Seguimos nuestra hoja de ruta, gobernamos y el capitán sigue al frente de la nave y por cierto espero que durante mucho tiempo”, reiteraba.
No sólo eso, sino que ya lanza el mensaje de que compatibilizará sin problemas su perfil institucional con el orgánico. “Pienso hacer todas las tareas, las que tengo y las que pudieran encomendarme en su caso, perfectamente en línea con mi responsabilidad”. Y es que considera que su capacidad de trabajo “está demostrada” para asumir dos funciones en paralelo, aunque una de ellas pesa más en la balanza: “Mi prioridad son los sevillanos, mi gestión como alcalde y los proyectos en los que estamos”.
Su papel como alcalde
De hecho, ya pone sobre la mesa ejemplos en el PP similares al suyo, como el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que es portavoz nacional del PP, o en su momento Teófila Martínez y Juan Ignacio Zoido, que fueron alcaldes de Cádiz y Sevilla, presidentes del PP andaluz e incluso parlamentarios. “Es difícil que encuentren una agenda desde el punto de vista de la gestión de la ciudad más completa que la que puedo desarrollar, en este caso tengo la conciencia muy tranquila”, enmarcando este debate en que “alguien quiere buscar las cosquillas de los responsables políticos”.
En cuanto a su petición ya formal de que se adelanten las primarias para la designación del candidato del PSOE-A a la Junta, lo cierto es que la actual secretaria general, Susana Díaz, no comparte sus prisas ante la insistencia de Moreno Bonilla de que no habrá adelanto electoral. En teoría en diciembre habría que elegir al secretario general, pero Espadas insiste en acortar los plazos porque “los socialistas tenemos que estar preparados ante cualquier escenario y eso significa tener los deberes hechos. Prefiero llevar la iniciativa yo que no que la lleve tu adversario político, es una cuestión bastante evidente”.
“La militancia se inquieta”
Eso sí, cree que “no es una cuestión que tenga que ser tan relevante ni desde luego tensionar a la organización”. Pero tiene claro que “al final, cuando hay un debate abierto, la militancia se inquieta porque quiere opinar, participar y decidir, y en ese sentido cuanto antes tenga esa voz pues ya está”. “Los socialistas llevamos la democracia en vena y sabemos que ese tipo de procesos al final se resuelven votando y eligiendo, y en ese sentido después todos a una para lo importante”, apostillaba.
Por cierto, que en clave andaluza también aprovechaba para mandarle un recado a la Junta al declararse “sorprendido” por el levantamiento de la movilidad entre provincias, primero porque creía que se haría coincidir con la finalización del estado de alarma el 9 de mayo y, segundo, porque daba por hecho que se tomaría esta medida cuando la tasa de contagio fuese bastante más baja, en el entorno de los 100 casos cada 100.000 habitantes. Así que entiende que la medida “no se justifica” con los datos en la mano y le llama la atención “que se ha sido más laxo y más flexible”, por lo que considera que “de nuevo tendrán que ser los ciudadanos los que con su responsabilidad individual hagan las cosas muy bien” para no dar pasos atrás.