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ENTREVISTA
Samuel Aranda
“Antes de juzgar a un fotoperiodista por una imagen dura, critiquemos al Gobierno que la ha provocado”

Samuel Aranda

Inmaculada Calahorro

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De revisar contadores de gas a trabajar como fotoperiodista para medios de comunicación de alcance mundial. Es la historia de Samuel Aranda, un fotógrafo que aterrizó en el mundo de la imagen de una forma amateur o casual, capturando lo que pasaba en su barrio de Santa Coloma de Gramanet en Barcelona. Aranda, de padres cordobeses, lo hizo sin saber que esto lo catapultaría a la cima mundial, obteniendo en 2011 el World Press Photo, el certamen más importante de fotoperiodismo, con la imagen de un herido en las revueltas de Yemen que es abrazado por una mujer con velo. Ese retrato al que recuerda en su composición la fotografía ganadora de este año, en la que una mujer palestina abraza el cuerpo de su sobrina.

Desde entonces, Aranda ha recorrido multitud de continentes retratando desde conflictos o crisis humanitarias de gran calibre a imágenes de áreas más pacíficas. Así pues, su último aterrizaje lo ha hecho este jueves, en Sevilla, para intervenir como ponente en EnfocAH: ‘fotoperiodismo, ética y crisis humanitarias’, un evento organizado por Médicos Sin Fronteras en la sede de la Fundación Cajasol en el que fotoperiodistas de gran calibre plantearan los grandes desafíos éticos a los que se enfrentan en el ejercicio de su profesión.

¿Qué le inspiró a comenzar su carrera en el mundo de la fotografía? ¿A qué desafíos se enfrentó al principio?

Fue totalmente casual. Nunca decidí ser fotógrafo, pero empezaron a pasar una serie de acontecimientos en mi vida que me llevaron a la fotografía. Ahora lo veo como una suerte, pero en el momento fueron casualidades. Yo estaba muy metido en el tema de pintar grafitis y empecé a hacer fotos de los graffitis que pintaba. Siempre he tenido inquietud por los temas sociales y, cuando en el barrio en el que vivía empezaron a pasar cosas y a realizarse manifestaciones, empecé a retratarlas. Esas imágenes se las llevaba a los medios de comunicación y de la noche a la mañana se empezaron a publicar. Fueron unos años muy cambiantes y conflictivos para la ciudad de Barcelona, marcados por la violencia y la droga, y yo tuve la oportunidad de fotografiar y publicar esas historias. En cuanto a desafíos, al proceder de una familia muy humilde, quizás destacaría la falta de medios para captar bien esas imágenes.

¿Cuál fue el motivo que le llevó a interesarse o retratar los conflictos?

En casa siempre había vivido un poco ese activismo político por mi padre, que era sindicalista, y siempre he tenido mucha conciencia de clase, de lucha obrera. Era también una forma de protestar contra las autoridades, cuando actuaban incorrectamente, contra la Policía cuando detenía a mis amigos…

A lo largo de los años, usted ha documentado muchas crisis humanitarias. ¿Qué busca transmitir con sus imágenes?

Busco mostrar la humanidad en todas sus formas, ya sea en situaciones de dolor o de esperanza. Quiero que mis fotos actúen como un puente entre el sujeto y el espectador, para que, a través de ellas, las personas puedan sentir y entender realidades que son ajenas a las suyas.

En el proceso de documentar crisis humanitarias y momentos de sufrimiento, ¿cómo maneja los dilemas éticos que surgen? ¿Cree que deben ponerse límites éticos o morales en la fotografía?

Es fundamental mantener una línea ética clara al documentar el sufrimiento humano. Yo siempre me he guiado por no hacer lo que no me gustaría que me hicieran a mí o alguien de mi familia. Siempre me aseguro de respetar la dignidad y privacidad de las personas en mis imágenes. La fotografía no debe buscar explotar el dolor sino remover conciencias. En casos como el premio Pulitzer otorgado a Kevin Carter por la foto del “Niño y el buitre”, las críticas surgieron no tanto por la imagen en sí sino por cómo se manejó la situación.

Yo siempre he tenido claro que una imagen no debe buscar complacer a nadie, pero es verdad que a veces las críticas pueden ser muy duras, hasta el punto de que Carter llegó a suicidarse. La ética está muy bien, pero también te impide mucho a la hora de crear, hasta el punto de que a muchos fotoperiodistas les moleste que los llamen artistas. En mi caso pienso que, antes de juzgar a un fotoperiodista por una imagen dura, critiquemos al Gobierno que la ha provocado.

¿Crees que la fotografía puede ser un agente efectivo de cambio social? ¿Cómo?

Claro. He visto directamente cómo imágenes poderosas pueden influir en la política y la percepción pública. Pasó con mis fotos de la epidemia de ébola, que ayudaron a movilizar recursos internacionales hacia hospitales necesitados.

¿Cómo le afectó personalmente ganar el prestigioso premio World Press Photo en 2012 y qué incidencia tuvo en el rumbo de su carrera?

Siendo honesto, creo que es un logro que me llegó muy joven y eso me ayudó a conseguir cierta tranquilidad y cierta estabilidad. Pero a veces me planteo que es un premio que, si te llega con 50 o 60 años, es la mejor forma de culminar tu carrera. Lo que me supuso este premio fue poder pasar de una trayectoria meramente periodística a una más fotográfica, artísticamente hablando. Cuando me dieron el World Press Photo me empezaron a hablar coleccionistas y museos internacionales para comprarme mis fotografías. Eso me abrió una puerta para poder mostrar mis imágenes de forma diferente y emprender nuevos proyectos.

La imagen ganadora del premio World Press Photo 2024 del fotógrafo palestino Mohamed Salem recuerda en cierta forma a la que le otorgó el premio a usted en el año 2012 ¿Qué opina al respecto? ¿Cómo aborda usted el proceso creativo para tratar de no verse influido por imágenes previas?

No creo que sea igual. Simplemente, tenemos una educación visual que inconscientemente nos lleva a repetir patrones incluyo, aunque nos estemos refiriendo a cosas que no conocemos. Es algo que se puede ver en muchas fotografías de guerreros que podrían ser cuadros de Goya perfectamente.

La figura del fotoperiodista normalmente va asociada a la figura de autónomo o freelance ¿Cuáles son las principales dificultades que ha encontrado a nivel laboral y cómo las ha superado?

Yo siempre he tenido claro que he querido trabajar para mí mismo y no depender de ninguna empresa, porque eso condicionaría mi trabajo. Al final, por suerte, siempre me ha salido bien, pero es una montaña rusa: nunca puedes estar siempre arriba del todo y tienes que estar preparado siempre cuando bajas para no agobiarte mucho.

¿En qué proyectos está trabajando actualmente y qué proyectos futuros le entusiasman?

Actualmente estoy trabajando en un proyecto sobre el río Sena, documentando su paisaje y las comunidades a lo largo de sus orillas, sin mostrar rostros, buscando una nueva forma de contar historias a través del ambiente y los detalles sutiles. En cuanto al futuro, planeo continuar explorando áreas remotas y menos documentadas para resaltar temas universales y locales.

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