“Secretismo” y “desinformación”: varias familias claman contra el centro de mayores de San Juan e insisten en que hay más de 24 fallecidos

Una mujer pasea con su mascota ante la Residencia Joaquín Rosillo de San Juan de Aznalfarache (Sevilla)

Javier Ramajo

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La lejanía de un 99º cumpleaños en soledad tres días antes del diagnóstico más temido, las noches de desconsuelo “vestida en el sofá por si les daba por llamar”, las largas horas de espera hasta el traslado de tu compañera de habitación contagiada por coronavirus o una sarna sin comunicar como negro precedente a la muerte. Son sólo cuatro casos relatados por cuatro familias con una persona mayor residente en el centro de personas mayores Joaquín Rosillo de San Juan de Aznalfarache (Sevilla), con 24 fallecimientos confirmados por la Junta (la trabajadora que destapó el caso dobla esa cifra) y por las cuales ya ha pedido disculpas el propio director de Cuidados Sociosanitarios de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, José Repiso. Aunque se pedirán en el futuro responsabilidades a los gestores del centro, “ahora es momento de sacar a todos adelante”, ha dicho en Canal Sur Radio.

Allí siguen entre 80 y 90 personas mayores de las 175 que había normalmente en el centro, ahora gestionado por la Junta de Andalucía tras el estado de alarma y cuyo trato hacia los mayores por parte de los auxiliares, enfermeros y trabajadores en general empleados allí es alabado por las familias, que centran sus críticas en la dirección y gestión del mismo. “Las buenas noticias son que no hay noticias” era la consigna repetida para muchas de las familias, aunque no para todas, según el relato común de estos casos, que coinciden en señalar que hay más de 24 fallecidos, a pesar de haber sido la cifra dada por la Junta.

Al margen de los fallecidos, algunos residentes fueron directamente hospitalizados y un total 55 (en dos traslados de 30 y 25 personas) fueron llevados al Hotel Alcora, bastante cercano geográficamente a la residencia y “medicalizado para aislar y atender a personas mayores internas en residencias que se hayan contagiado”, como anunció el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, el domingo 29 de marzo.

Es el caso de Leticia. Su abuela cumplió 99 años el pasado 20 de marzo, ocho días después de que se cancelaran las visitas al centro. Pese a sus variados intentos por hacerle una vídeollamada, porque está sorda, el centro no respondió a su petición. Tres días más tarde dio positivo en coronavirus (23 marzo) y cuatro más tarde (27 de marzo) fue trasladada al Alcora, según el relato de esta familiar, que denuncia la “absoluta falta de información” sobre todo desde que, precisamente el día del cumpleaños de su abuela, trascendieron tres casos positivos en esta residencia.

Cabe recordar que tanto Moreno como su portavoz, Elías Bendodo, vincularon la medicalización del Hotel Alcora con la petición de instalaciones para pacientes asintomáticos que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le pidió a los presidentes autonómicos. Ocho personas mayores han fallecido en este tiempo en este establecimiento hotelero adaptado, según confirman ahora fuentes de la Junta.

“No teníamos ni idea de nada”

El caso es que “desde el positivo hasta el traslado estuvimos cuatro días sin saber casi nada de ella”. “La ausencia de noticias eran buenas noticias, nos decían. No teníamos ni idea de nada. A ojos de ella, de un día para otro habíamos dejado de ir. Ella veía a los auxialiares con los EPI. Nosotros nos entendemos por gestos y queríamos explicarle todo pero no pudimos. Desde que está en el Alcora todo está mejor y hay bastante comunicación pero aquellos días no nos dijeron nada de nada”. El mismo día del traslado se les dijo a las 16h que la mujer se encontraba bien, que estaba tomando paracetamol, y a las 20h la trasladaron por “una orden que había llegado a las 19h”. “Eso se estaba barajando ya y no nos habían dicho nada”, lamenta la familiar, que alude a que el 25 de marzo la Junta anunció la medicalización de hoteles.

Otro caso es el de Alfonso. Su madre tiene 83 años, es discapacitada pero con “la cabeza perfecta y se está dando cuenta de todo”. Hace “unas dos semanas” le diagnosticaron Covid-19 a su compañera de habitación pero “estuvo 24 horas conviviendo con ella hasta que finalmente se la llevaron al sótano para aislarla”. “Ha habido mucho ocultismo por parte de la residencia. Incluso están presionando a mi madre y a otros residentes que se están dando cuenta de lo que pasa”, denuncia este familiar, que habla de “negligencias” por parte de la dirección y que “han intentado echar a la opinión pública encima diciendo que todo era un bulo”.

Afirma desconocer aún si su madre ha sido sometida o no la prueba del Covid-19, congratulándose al menos de puede hablar con ella a través de un móvil. Alfonso también denuncia que haya circulado un vídeo donde el propio director del centro, Enrique Rodríguez, presumía de “lo bien que estaban los ancianos”. Este familiar también se muestra descontento con las declaraciones del alcalde de San Juan, Fernando Zamora, ya que, “pese a decir que tenía contacto diario con el director ahora dice que no sabía absolutamente nada de los contagios y fallecimientos, opinando que no le ha dado ”ningún tipo de ayuda ni información“.

Por su parte, Silvia perdió a su madre el pasado 27 de marzo por coronavirus. Llevaba dos años y medio en la residencia pero en el último año ocurrió un episodio “muy significativo” y que demuestra que “la comunicación y la información nunca han funcionado bien”, con “muchísimo mutismo” y una “falta de transparencia muy grande”. Tenía un alzheimer avanzado y se contagió de sarna en enero de 2019, “pero nosotros no lo supimos hasta que la llevamos a un dermatólogo privado en noviembre”.

Sarna sin comunicar

Señala que a su madre le venían aplicando una crema específica para la sarna desde entonces pero “no nos dijeron nunca nada”. “Hasta la dermatóloga se sorprendió porque aquello ”era un problema de salud pública“, según les dijo. Los hechos los tienen denunciados ante la Junta de Andalucía. En el centro, ”no atendían a críticas constructivas que queríamos hacerles“. Desde que el día 12 cancelaron las visitas, ”mi padre sólo pudo hablar una vez en 15 días con enfermería para conocer el estado de mi madre“, denuncia. Sí tuvieron la deferencia de que, pese a la morfina para ayudarla a respirar, pudiera hablar con su nieto que se quería despedir de ella, según el relato de esta hija. ”Todo este secretismo no es solo de ahora, sino de siempre“, concluye.

El caso de Gloria también es diferente. Su madre, de 93 años, tiene alzheimer y sigue en la residencia. “Yo ya pongo en duda cualquier cosa que me dicen. Conozco a familiares que les decían que estaban bien y de un día para otro fallecían. No sé si me siguen mintiendo. Ahora está la cosa mejor, pero ha habido más de veinte días de llamadas y llamadas sin atender. Yo puedo entender que estén saturados, pero tantos días sin contestar ni devolver llamadas...”.

Según cuenta esta mujer, “un día realmente me vacilaron. Nos decían que si no había noticias eran buenas noticias. Yo no podía estar más sentada en el sofá, de noche vestida, por si les daba por llamar. Han sido noches de desconsuelo, miedo. Hace nueve meses decidimos por circunstancias de la vida llevar a mi madre a la residencia tras 16 años cuidándola porque pusimos en ellos nuestra confianza. Lo que pasó el domingo fue muy significativo. Pudimos hablar con ella y sólo la escuchaba pedir agua y que nadie le atendía”.

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