Una década de Palmas Altas: el modelo centro comercial de Lagoh toma el relevo a la fallida apuesta de I+D+i de Abengoa
- Mientras languidece el proyecto para convertir el entorno en referente tecnológico internacional, con el próximo traslado de la compañía fundada por los Benjumea, el sector se revitaliza con el desembarco del grupo Lar
En 10 años, Palmas Altas, el entorno más prometedor para el desarrollo urbano de Sevilla, ha pasado de tener como motor la investigación a apostar por el comercio: dos modelos completamente contrapuestos. De inaugurarse en 2009 como referente internacional de I+D+i de la mano de la mano de la principal sede Abengoa, un complejo de siete edificios de los que llegó a ocupar cinco, ha pasado a ver languidecer este proyecto con la crisis que a punto estuvo de acabar con la multinacional, para reactivarse con la apuesta por “el mayor centro comercial de Andalucía”: el Lagoh del grupo Lar abierto este 2019.
Y en medio de esa evolución, un conflicto sin resolver: el de la movilidad, como ha quedado en evidencia con la inauguración de este último, y los problemas de tráfico que ha traído y que padecen directamente los barrios aledaños: Bermejales y Heliópolis, que ya aguantan lo suyo cada vez que hay partido de fútbol en el estadio del Real Betis y que ahora se han convertido además en un gran aparcamiento bis para el centro comercial cuando se agotan sus 3.200 plazas.
Sirva como ejemplo que en el tercer fin de semana de funcionamiento del centro comercial la Policía Local se veía obligada a desplegar una ofensiva contra los aparcamientos en aceras, carriles bici y plazas de las inmediaciones tras las denuncias de los colectivos Bermejales Activa, Foro Heliópolis, Pisos del Sector Sur y Parque Vivo Guadaíra. Más de 150 multas pusieron en unas horas, según han confirmado desde el Ayuntamiento de Sevilla, mientras los propietarios de los vehículos sucumbían a la oferta de comercio y ocio del Lagoh.
¿Y la ciudad de justicia?
En ese cambio en la fisonomía de Palmas Altas, resaltada por estos dos complejos levantados a base de la inversión de más de 130 millones para la sede de Abengoa y más de 200 para el Lagoh, entra en escena otro proyecto que también acumula 10 años de debate en Sevilla. Se trata de la ubicación de la nueva Ciudad de la Justicia nueva Ciudad de la Justicia para la que cada vez cobran más fuerza las instalaciones de Abengoa, en vista de que Gobierno de Andalucía liderado por Juan Manuel Moreno y su socio Juan Marín, vicepresidente y consejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, y por tanto el competente, ha retomado esta idea.
En este sentido, a Abengoa se le han quedado demasiado grandes las instalaciones, sobre las que además pesa una hipoteca de un grupo de bancos encabezados por Caixabank. Decíamos que llegó a ocupar cinco de los siete edificios, que suman más de 45.000 metros cuadrados, cuando en los buenos tiempos llegaron a albergar a casi 3.000 trabajadores. Hoy, cuando tiene decidido mudarse, ocupa sólo dos, tras haberse quedado con una plantilla de poco más de 1.200. Los otros tres están vacíos, igual que los dos que hasta hace poco estaban alquilados a la Universidad Loyola Andalucía, que este curso se ha marchado a su nuevo campus en Dos Hermanas.
La movilidad: cuestión no resuelta
Perdido su mejor inquilino y proyectada su marcha por la reducción del personal, la única salida para rentabilizar este complejo, ideado por Richard Rogers e inaugurado hace ahora 10 años por los reyes, parece venir de la administración pública y por eso se pugna por que la elija como destino para la Ciudad de la Justicia de Sevilla.
Para Abengoa es una tabla de salvación, tanto si lo alquila como si lo vende, que es lo que prefiere, pero para la Junta de Andalucía queda por resolver el problema de la movilidad, condición que ya ha puesto el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Lorenzo del Río, como “imprescindible” e “indispensable”.
Y eso sin contar con que todavía no han llegado los habitantes del lugar porque en la parte de sur de Palmas Altas se proyectan las 2.870 viviendas de Metrovacesa, que invertirá unos 400 millones de euros. O sea, unos 9.000 vecinos para un enclave a los pies del Puente del Centenario: el padre de todos los atascos en Sevilla.
Eso lo pagan, por un lado, los barrios del entorno. “Es inadmisible que se haya permitido que numerosas zonas verdes , las aceras y vías ciclistas se ocupen como aparcamiento, provocando graves daños ambientales y molestias a peatones y ciclistas”, explica Antonio Fajardo, de la asociación Parque Vivo del Guadaíra, que nació precisamente para reivindicar, y luego defender, una zona verde que se hizo esperar y que se ha visto amenazada por la reciente invasión de coches.
“Se observa que la promotora del centro comercial, cuyas obras no han finalizado totalmente, ha descuidado considerablemente las actuaciones en el entorno ligadas a la accesibilidad peatonal y ciclista. En los parques Guadaíra y Bermejales, vemos el deterioro por el uso de maquinaria pesada en las praderas, daños en el arbolado, taludes por revegetar...”, agrega. Los cuatro colectivos del lugar han mandado una carta al alcalde, Juan Espadas, denunciando el tema, del que han recabado material gráfico, como la fotografía más abajo y la que ilustra la apertura de este artículo.
En el otro lado, los propios trabajadores. Los de Abengoa sostienen que para ellos no ha habido grandes cambios por el incremento del tráfico porque se mueven a otros horarios. Manuel Ponce, secretario de Metal, Construcción y Afines de UGT en Sevilla, explica que “lamentablemente los aparcamientos habían dejado de ser un problema con la disminución del plantilla”.
Para los trabajadores del Lagoh es el caos. Mari Carmen García, delegada de CCOO en H&M, uno de los negocios del centro comercial, explica que, por una parte, está el problema de los que usan el coche: “Se enfrentan a atascos interminables en horas punta, a que la Policía Local les corte los acceso para regular la afluencia de vehículos a determinadas horas y a no encontrar aparcamiento”.
Se detiene en esta última cuestión: “El del Lagoh abre a las nueve o nueve y media, por lo que no tienes nada que hacer si empiezas a trabajar a las siete. Muchos usaban antes el de Mercadona, que abría más temprano, pero lógicamente esta empresa se ha dado cuenta y lo ha cerrado para reservarlo a sus clientes. Sólo queda aparcar en las explanadas de Abengoa o en Los Bermejales, lo que supone más de veinte minutos caminando, muchas veces de noche y por zonas poco transitadas. Imagínate para una trabajadora que acaba a las once de la noche...”.
Los autobuses
Por otra parte, el problema de los que van en autobús. Si optan por la línea 34, que llega a los Bermejales, se ven obligados también a una caminata de 20 minutos y por sitios poco transitados a primera y última hora del día. Si cogen la 35, la lanzadera habilitada por Tussam expresamente para el Lagoh, se topan con que no empieza a operar hasta las nueve, “además de que su frecuencia es insuficiente”.
Son problemas que sufren los más de 1.800 trabajadores del Lagoh “porque nadie ha pensado en su movilidad”, sino “exclusivamente en los usuarios y no en quienes van a trabajar allí todos los días”, una situación que “puede verse magnificada en el momento en que se instale la Ciudad de la Justicia en Palmas Altas”.