El campo andaluz contiene el aliento ante el retorno de Trump y sus aranceles: “Es una mala noticia”
La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos ha reactivado las alertas en el sector agroalimentario andaluz. En la memoria y en el presente está el caso de la aceituna negra que todavía paga el coste de los aranceles extraordinarios que se impusieron en 2017. De hecho, este ingrediente imprescindible en las pizzas americanas se quedó fuera del acuerdo que en 2021, con el cambio de Gobierno estadounidense, sirvió para levantar una penalización que también afectó de lleno a España en productos como el aceite de oliva, el vino y los cítricos. Esta firma paralizó los aranceles en principio hasta 2016.
Ahora la preocupación vuelve a estar sobre la mesa porque Estados Unidos es el primer destino no europeo de los productos andaluces como el vino, el aceite o los cítricos, con casi 2.250 millones de euros el último año. Es más, Andalucía lidera las exportaciones de España al gigante americano, con cuatro de cada 10 euros del total de ventas en alimentación y bebidas, rozando los 470 millones de euros el primer cuatrimestre de este año, casi un 50% más que el mismo periodo de 2023, según datos de Andalucía TRADE que lo define como un “mercado estratégico” para la comunidad autónoma.
La “amenaza” del 'Tariff man'
En principio, el ‘tariff man’, como algunos lo llaman, se ha mostrado dispuesto a imponer aranceles generales de hasta un 20% a las importaciones europeas, con previsión de que los sectores más afectados sean los sectores automovilístico y químico.
Sin embargo, el aceite de oliva, con Andalucía como principal productora del mundo, mira de reojo y con preocupación. Sobre todo porque ya en 2017 los llamados aranceles “antidumping y antisubsidios” recayeron exclusivamente al aceite de oliva vendido por España, con la excusa de la “competencia desleal” por las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC), mientras otros exportadores, como Grecia, Italia y Portugal, se libraron. En principio, y gracias al acuerdo de 2021 que expira en 2026, no existe este incremento de arancel para el aceite de oliva. No obstante, podría romperse antes y el riesgo de renegociación ante el nuevo escenario político está presente.
“Toda acción debe generar una reacción de la UE”
“Claro que hay preocupación, pero también es cierto que durante el mandado de Joe Biden se pensaba que la situación podría revertirse y no ha sido así”, comenta Rafael Sánchez de Puerta, presidente de Cooperativas Agrolimentarias en Córdoba. El también director general de Dcoop, la cooperativa de aceite de oliva que más productores agrupa, considera que “ahora le toca mover ficha a la Unión Europea y que Estados Unidos entienda que toda acción debe generar una reacción”.
En su opinión, el frente de Donald Trump contra ciertos productos andaluces es una “sinrazón y no tiene ningún sentido porque para nada va a proteger a su industria castigando productos como el aceite de oliva, sino que lo que va a provocar es un encarecimiento del mismo para sus ciudadanos”. Hasta el momento, la sobrecarga de aranceles “en mayor o menor medida, se había justificado por la guerra entre Boing y Airbus, que se resolvió con sanciones cruzadas y se neutralizó”. Por ello, abunda en que habrá que esperar “a ver por dónde tira Donald Trump, pero la Unión Europea tendría que responder con contundencia”.
En términos parecidos se expresa Antonio Mora, secretario general de la Asociación de Exportadores de Aceituna de Mesa (Asemesa): “Hay que recordar que los aranceles extraordinarios a la aceituna negra no los impuso Trump (solo), sino que vinieron de la denuncia de productores y del sector en California; y también que con la llegada de Biden no se arregló. Pero también es verdad que dada la política proteccionista y la campaña que en general han hecho los republicanos, la posibilidad de solución a este problema se esfuma”. Entiende que “podía parecer más fácil con un gobierno demócrata” que respetase “las decisiones de la Organización Mundial del Comercio”, que dio la razón a los productores andaluces. Aun así, echa en falta “una respuesta contundente por parte de la Comisión Europea”. Critica, de hecho, que “la Unión Europea reaccione más ante la imposición de aranceles a China que a los problemas que arrastramos desde hace seis años” con EEUU.
Un mercado estratégico
Un par de ejemplos, solo en el primer semestre de este año, se exportaron 70.000 toneladas de aceite de oliva a Estados Unidos, lo que supone más del 35% de la cuota de mercado. En paralelo, Estados Unidos es el primer destino de las aceitunas de mesa españolas, con más de un tercio de todas las exportadas. Fueron más de 50.000 toneladas el pasado año.
“Creo que es una mala noticia porque ya vimos lo que supuso la anterior etapa en la que Donald Trump fue presidente de Estados Unidos: aranceles a la aceituna de mesa, aranceles al aceite de oliva...”, comenta Francisco Reyes, presidente de la Diputación de Jaén. De todas maneras, insiste en que “habrá que esperar para ver qué actitud mantiene o toma en esta nueva etapa presidencial”.
Esta situación llega en un momento en el que Andalucía había puesto grandes esperanzas en ese mercado. De hecho, este verano participó una delegación en la feria Summer Fancy Food en Nueva York. Desde Andalucía TRADE apuntan que organizaron 76 acciones en 2023 para fomentar la presencia de los alimentos andaluces en Estados Unidos, a las que se sumaron 198 firmas de la comunidad autónoma. De momento, habrá que esperar a los primeros pasos del nuevo presidente.
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