Los patinetes eléctricos, fuera de los trenes de Renfe: del “y ahora qué hago” al “me parece bien”
Los usuarios de Renfe han amanecido este martes con un aviso en sus teléfonos móviles: “Desde el día 12 de diciembre, por motivos de seguridad, no se permite el acceso a los trenes con patinetes o vehículos eléctricos similares”. Ese es el motivo por el que desde primera hora los patinetes han (casi) desaparecido de la imagen habitual de una estación de cercanías como la de Virgen del Rocío o la de Santa Justa en Sevilla.
Quienes frecuentan este servicio acostumbran a ver usuarios montados con sus patinetes eléctricos porque les sirven para ganar tiempo en sus desplazamientos diarios. Sin embargo, tanto el personal de seguridad de la estación como viajeros asiduos como Débora han notado desde por la mañana la ausencia de estos vehículos: “No he visto ninguno”, comenta sorprendida mientras aguarda la llegada del cercanías con dirección Palacio de Congresos. Aunque ella no se considera afectada porque no utiliza ese tipo de transportes eléctricos, empatiza con aquella “gente que lo usa a diario porque le resulta más llevadero ir al trabajo” y que, apostilla, “suele ser respetuosa”.
Entre ellos se encuentra Marcia, que todos los días realiza dos o tres viajes en cercanías entre Guadajoz, su pueblo, y la capital, donde trabaja. Ajena a la nueva normativa, Marcia es de las pocas personas que entra ya en la estación con su patinete eléctrico –“mis pies y mis manos”– y se sienta a esperar el tren. Al comunicarle la noticia, exclama: “Ay, no me digas eso” y se pregunta “¿ahora qué hago?” tras declararse “bien fastidiada” porque gracias a este vehículo “gano mucho tiempo” entre ir al trabajo y volver a casa.
Evitar riesgo de incendios
En el mismo andén, Iván coincide en que los patinetes se han convertido en “un elemento que le hace falta a mucha gente para trabajar” y augura que va a suponer “un contratiempo” para los usuarios, por lo que se posiciona en contra de la prohibición que alcanza tanto a trenes de cercanías y regionales como de alta velocidad y larga distancia. “Me parece fatal que se prohíba”, concluye, si bien añade que entiende que “la batería conlleva un peligro”.
Precisamente, la operadora ferroviaria indica que esta medida, similar a la que se ha adaptado en otras ciudades de España como Cataluña o Madrid y de Europa como Reino Unido e Irlanda, obedece a “criterios de salud pública y de seguridad de los viajeros”, tras los incendios que se han registrado en algunos transportes públicos relacionados con explosiones de baterías. De ello da buena cuenta uno de los maquinistas de Renfe en la ciudad hispalense que asegura tener constancia de que se han producido numerosos incidentes por las baterías de este tipo de vehículos eléctricos que “se calientan muy rápido”.
Más allá del riesgo de incendio que entrañan los patinetes, este maquinista celebra que se haya regulado su acceso a los trenes porque, según afirma antes de subirse al convoy, “en hora punta se forma un caos”, al ocupar el espacio destinado a personas con movilidad reducida o entorpecer el paso de los viajeros. Esta es la razón por la que Santiago se muestra a favor del veto de los patinetes en los trenes: “Me parece bien porque hay gente que no tiene conciencia y dificultan el paso y ocupan mucho espacio”, expresa este joven que defiende que “los trenes son para los pasajeros”. De su lado, su amigo Rafa opina a las puertas de la estación de Santa Justa que “en media distancia no molestan tanto porque los dejan al lado de los baños”, si bien Santiago mantiene que “en los cercanías son un problema”.
Luz verde para las bicicletas eléctricas
Ahora que sabe que no puede volver a acceder al tren con su patinete, Marcia se pregunta si puede optar por la bicicleta. Desde Renfe informan que la prohibición alcanza también “a los monociclos o cualquier otro dispositivo de movilidad personal eléctrico o dotado de baterías”, pero no así a “vehículos de personas con movilidad reducida y las bicicletas eléctricas”.
A un kilómetro de la principal estación de la capital andaluza, Carlos Puerta, uno de los trabajadores de la tienda de venta y reparación de vehículos eléctricos Electro-Mobility, reconoce a SevillaelDiario.es que las baterías de la mayoría de los patinetes “son un peligro”. Al ser de marcas low cost, explica, cuentan con pilas de fósforo de litio de “mala calidad” dispuestas de manera que están “muy expuestas” por lo que prenden con facilidad pero “cuesta mucho apagarlas”. En cambio, abunda este experto en vehículos eléctricos, las baterías de las bicicletas están recubiertas y cuentan con mayor protección.
De modo que viajeros afectados se muestran aliviados al saber que pueden recurrir a la bicicleta como alternativa para acortar sus trayectos, aunque Marcia lamenta tener que despedirse del vehículo que la ha acompañado en su rutina diaria los últimos dos años: “Jo, mi patín”.
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