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¿Whoknits?: tejedoras de Las Tres Mil sueñan con llevar su trabajo a las pasarelas

El taller de tejedoras de Las Tres Mil Viviendas auspiciado por la Fundación Don Bosco /Foto: A.C.

Adriana Ciccaglione

Una a una se van incorporando. Lana y agujas entre manos comienza la gran tarea: tejer. Son una decena de mujeres que viven en diferentes barriadas de Las Tres Mil viviendas, el barrio más pobre de España. Y quieren llevar su trabajo a las pasarelas. El salto de un lugar en el mundo a otro tiene un nombre: '¿WhoKnits?', una marca que ofrecerá piezas tejidas a mano a través de la Red y que ahora recauda respaldo a través de Kickstarter para lograr arrancar la marca y montar un catálogo, una primera Colección Primavera 2020, “colección con C mayúscula”.

Quien afirma esto es Beatriz Pérez Martín, la activa mente que inició un taller de tejedoras respaldado por la Fundación Don Bosco en Sevilla, en el Polígono Sur. Un lugar de encuentro, una forma de vestir a sus familias, de hilvanar relaciones y ¿una salida laboral? Ese es el nuevo objetivo.

Emilia, Saray, Soledad, Rosa María, Reyes,... intercambian conversación y consejos mientras practican. Son hábiles, pero no siempre fue así. La mayoría de ellas no tenían ni idea de tejer cuando se iniciaron en el taller. Todas fueron convocadas por la curiosidad de aprender. Emilia Fernández recalca que llegó sin conocimientos básicos pero ahora se encuentra “bien, me siento muy a gusto aquí. Siento que puedo producir”, dice mientras sus manos laboriosas continúan el trabajo pendiente. Nada la desconcentra. Las palabras son cortas, pareciera que el tiempo se le va y no lo quiere perder: “Esto me distrae y me llena mucho”. Soledad se inscribió con su hermana: “Tengo muchas ganas de trabajar. Las compañeras son muy buenas todas y eso ayuda a que estemos animadas”

Por encima de las agujas, los sueños. Los de Maite Fernández: “El taller se ha convertido en una oportunidad. El tejido lo puedo combinar con la costura. Puedo diseñar una camiseta con tejido y tela. Más adelante me gustaría formar una cooperativa. Me siento realizada y motivada”. Ya no sólo teje ropa, también ideas y propuestas. O los de Rocío Olivencia: “Quiero producir mi propia ropa, esa es mi aspiración”.

O los sueños de Cruz Correa, que han tenido que atravesar el Atlántico para llegar a España desde Venezuela. “Soy costurera desde los 14 años. La mamá de la profesora Beatriz me comentó del curso y me inscribí. Es una oportunidad y otra manera de hacer ropa. Me dan la facilidad de hacer piezas y lo mejor es que lo hago en mi tiempo libre. Es un aprendizaje”, asegura. También los más inmediatos de María Rosa Rodríguez: “De momento quiero aprender y si puedo conseguir empleo sería genial”, dice y agrega que el tiempo que pasa en el aula con sus compañeras y profesora es una inversión para ella.

Un proyecto profesional

Provenientes de barriadas como Cerro del Águila, Antonio Machado, Los Verdes, Los Marrones y Los Amarillos, las alumnas encuentran en Beatriz Pérez Martín una mentora y guía. Todas agradecen el espacio, el tiempo que se les dedica para aprender y ahora también la oportunidad de emprender desde la creación. Aunque no todas podrán entrar en el proyecto y a muchas les servirá para emprender por su cuenta.

“La propuesta la hemos dividido en dos partes -explica Beatriz- La primera fase comprende lo que es el Taller Básico de Tricot, el cual me sirve para la selección de las personas. En un mes analizo las destrezas y las habilidades que tienen para ir al próximo paso. La segunda fase es la de profesionalización en un período que comprende de 4 a 5 meses. En esta etapa se les enseña el aprovechamiento de las agujas y diferentes técnicas, que las convertirán en artesanas y expertas del tejido. También en esta fase las alumnas podrán vender piezas que han elaborado, ya sea porque estén encargadas o porque haya una salida, y con el salario puedan costear parte de la formación. Es la sostenibilidad del propio proyecto formativo”, comenta la instructora.

Porque '¿WhoKnits?' quiere ser sostenible en todos sus aspectos: comenzando con la materia prima, todos los materiales respetan el medio ambiente. Para ello trabaja con Illimani Yarns, “una empresa que funciona en Canadá, pero que trabaja con hilos de Perú y están comprometidos con el desarrollo socioeconómico y ambiental de este país”. También lo hace con la empresa &Point.es, que tiñen de manera natural y sin productos químicos las lanas.

Pero ¿quién teje?

Tejerán ellas. Con nombre y apellido. “El nombre de la marca ¿Whoknits? responde a que se quiere dar a conocer la identidad de cada una de las tejedoras, que se encontrarán en la etiqueta de la pieza o prenda”, explica Beatriz. Ella confía en que estas mujeres se conviertan en compañeras y aliadas de labores a través de este proyecto. Pero es consciente de que muchas querrán emprender caminos propios o trabajar para otras marcas y diseñadores después de ser formadas: “Eso también me dará una satisfacción muy grande”.

De momento, desde la Fundación Don Bosco han creado tres grupos de formación. Uno que terminó en junio, otro ahora en julio y el tercero que comenzará en el mes de septiembre. La cuenta atrás ya está en marcha. Jerseys, chalecos, pañuelos, chales, rebecas. “Estoy convencida de que hay mercado para las prendas elaboradas a mano; son piezas únicas”, afirma rotunda Beatriz.

Estas mujeres se llaman a sí mismas “las tejedoras”, porque “taller de tejer” se quedaba corto. Porque quieren eliminar las barreras que la pobreza coloca como muros altos. Y lo quieren hacer con unas armas que han descubierto poderosas: agujas y lana.

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