“¡Sevilla no se vende!”: vecinos claman por una moratoria como única solución para frenar los pisos turísticos
El acuerdo alcanzado este jueves entre PP y Vox para limitar los pisos turísticos en Sevilla supone “un atentado normativo de unas dimensiones incalculables” a ojos de los vecinos. Mientras que el Gobierno local tildaba de “medida histórica” la limitación aprobada en pleno y el alcalde, José Luis Sanz, sacaba pecho por haber convertido Sevilla en la primera capital andaluza en regular este fenómeno, decenas de miembros de la plataforma Sevilla se muere clamaban a los pies del Ayuntamiento por una moratoria, entendiendo que es el único instrumento que puede evitar “esta mutación de la ciudad a un parque temático sin alma y sin vida en que se está convirtiendo”.
La asociación que aglutina a más de un centenar de entidades sociales y vecinales de la ciudad sostiene que “contrariamente a lo que se viene anunciando” la propuesta del PP que ahora ha respaldado Vox “no va a desconcentrar la presión turística del centro histórico, sino que va a propiciar la extensión del problema a barrios hasta ahora relativamente a salvo de la presión turística, tensionando aún más lo ya de por sí tensionado”.
La propuesta aprobada este jueves en el pleno municipal impone un tope del 10% sobre el número de viviendas de uso turístico en cada barrio, a excepción de casi todos los del centro (menos El Museo y San Julián) y la zona antigua de Triana, en los que en la práctica se impone una moratoria al considerarse que están ya saturados. Con este planteamiento, el Gobierno local del PP abría la puerta a autorizar casi 23.000 nuevas viviendas de uso turístico, cifra que ahora el equipo de José Luis Sanz ha rebajado a 7.000 más, aunque no haya aclarado cómo se va reducir esa cantidad.
Todo ello lleva a pensar a los vecinos que, al calor de la nueva normativa municipal, el problema de la turistificación y gentrificación que llevan más de un año denunciando se va a expandir “como una mancha de aceite” por otros barrios de la ciudad, al tiempo que “se incrementa el problema que ya de por sí sufre el casco histórico”, como ha defendido David López, presidente de la asociación Sevilla se muere.
Detrás de la pancarta que augura un desenlace fatal para la ciudad, Ana y Mari Carmen, vecinas de Triana, explican cómo afecta a su día a día la turistificación. “Simplemente el hecho de llevar a los niños al colegio ya está entorpecido por la masa de turistas y por la ocupación de las aceras por parte de los veladores”, afirma Mari Carmen, mientras que Ana pone el foco en que todo ello hace que se pierda “la idiosincrasia del barrio”. Las dos vecinas continúan relatando problemas derivados del “turismo masivo” hasta que el grupo empieza a gritar y ambas se excusan para sumarse al que se ha convertido en el clamor del movimiento ciudadano en contra de la turistifcación: “Sevilla no se vende, Sevilla se defiende”.
Reducida a un cliché
Concentrados en Plaza Nueva, donde 15 minutos antes se habían congregado grupos de turistas para iniciar un tour por la ciudad, David López aclara que la asociación Sevilla se muere “no está en contra del turismo, sino de un modelo que no funciona”. Y añade que “toda España está levantada contra este sistema”, apelando a las movilizaciones ciudadanas que han recorrido ciudades como Canarias, Barcelona o Málaga con la misma reivindicación.
“Hay que poner unas normas, hay que poner unos límites, hay que acotar, porque si no van a matar a la ciudad y a los sevillanos”, advierte el presidente de la entidad ciudadana. “El propio turismo no va a querer venir a una ciudad estandarizada, transformada en un parque temático que no recuerda a Sevilla en nada, sino que se reduce a un cliché vano y absurdo”, lamenta López contando con el gesto afirmativo del resto de vecinos.
Para la plataforma Sevilla se muere, que el pleno haya concedido luz verde a la propuesta del PP –con la oposición de PSOE y Podemos-IU– supone condenar a la ciudad y a sus vecinos. “Eso va a generar la expulsión de muchísimos vecinos de las viviendas en las que viven, sea por subida de alquiler, sea por incremento del precio de compra”, augura el presidente de la asociación que coordina la lucha contra la proliferación de los pisos turísticos.
Luciniano, de la asociación vecinal La Revuelta, se ha sumado a la concentración para trasladar la preocupación que invade a los vecinos del casco norte de Sevilla: “Nos están echando”. Este sevillano afirma que en su zona se aprecia una “verdadera diáspora” que está afectando a los negocios de la zona y que genera “angustia” entre los residentes porque “tenemos problemas muy serios para alquilar y para mantener los contratos, pues cuando llega el momento de renovarlos, nos echan”.
Esperanza depositada en la moratoria
Por todo ello, el presidente de Sevilla se muere ha afeado a los grupos políticos que han apoyado esta medida –PP y Vpx– que “no se están comportando como valedores de la ciudadanía”, sino “como representantes de unos sectores económicos muy concretos: hostelería y hotelería”.
Desde la plataforma ciudadana que se reivindica como apolítica, insiten en la necesidad de contar con una moratoria con objeto de “pausar los cambios de uso de residencial a terciario (de alojamiento turístico)”. “Una pausa que permitiera analizar en profundidad y diagnosticar con rigor cómo está afectando la turistificación a la ciudad y sus múltiples repercusiones para desarrollar, junto con los vecinos y no contra ellos –como se viene haciendo hasta ahora-, una norma que verdaderamente regule, limite y permita revertir las Viviendas de Uso Turístico al uso residencial que siempre debieron mantener”, según defienden desde Sevilla se muere.
Mientras tanto, en la medida en que ya se ha aprobado la medida que abre la puerta a seguir autoriando viviendas turísticas en otros puntos de la ciudad, la ciudadanía ha anunciado que va a continuar movilizándose bajo el paraguas de la plataforma con vistas a “tener a los sevillanos levantados contra este modelo, que los ahoga y los expulsa de su ciudad”.
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