El Papa alerta en su encíclica verde de que el planeta se está convirtiendo en un “depósito de porquería”
Y, al fin, vio la luz. “La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”. Es una de las muchas frases impactantes que se recogen en Laudato Si (Alabado seas), la nueva encíclica del Papa Francisco sobre “el cuidado de la Casa Común”. Un auténtico “Cántico a las criaturas” del siglo XXI, en el que a modo de nuevo San Francisco de Asís, advierte del “gemido de la hermana Tierra”, acosada por un brutal cambio climático y la “cultura del descarte”, que necesita urgentemente un cambio de rumbo antes de que sea tarde. Un texto que, sin lugar a dudas, marcará un antes y un después para el futuro del planeta y de sus habitantes.
“Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático (…). Si la actual tendencia continúa, este siglo podría ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas, con graves consecuencias para todos”, subraya el texto, que está siendo presentado en estos momentos, y en el que Bergoglio arremete contra los poderes políticos y económicos del planeta, que azotados por la corrupción, llevan al mundo y a sus habitantes hacia su autodestrucción, ante la “general indiferencia” del hombre y la mujer de hoy.
“El gemido de la hermana tierra se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo”, afirma, rotundo, el Papa, en este texto que pretende cambiar las relaciones del ser humano con el planeta. Y también, un llamamiento a una “valiente revolución cultural” que arremeta contra los poderes políticos y económicos y que abogue por un empoderamiento de la sociedad civil.
La sociedad: protagonista
“La sociedad debe obligar a los gobiernos a desarrollar normativas, procedimientos y controles más rigurosos”, afirma el pontífice, quien se muestra implacable con el sistema que impuso “la salvación de los a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar el sistema entero”.
“A cada persona de este mundo le pido que no olvide esa dignidad suya que nadie tiene derecho a quitarle”, incide el pontífice. “Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco”.
La nueva encíclica del Papa es un texto rotundo, intenso, fácil de leer. Cargado de “bergogliadas” (“rapidación”, “planteo” o “riesgoso”, entre ellas) y de referencias filosóficas -desde Aristóteles a la Divina Comedia, de Romano Guardini a, por primer vez, un autor musulmán, Ali Al-Khawas- sus 192 páginas, 246 puntos y dos oraciones finales, muestran a las claras un texto cuya autoría nadie duda. Laudato Si, a diferencia de Lumen Fidei, es cien por cien Francisco. Y un llamamiento a la esperanza, como se atisba en los últimos párrafos del texto: “Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza” (núm. 244).
'Laudato Si', en 25 frases:
1.- “(La Tierra) clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla (…). Olvidamos que nosotros mismos somos Tierra”.
2.- “El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza” .
3.- “Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos”.
4.- “Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta (…) Necesitamos una solidaridad universal nueva”.
5.- “La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”.
6.- “Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático (…). Si la actual tendencia continúa, este siglo podría ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas, con graves consecuencias para todos”.
7.- “El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad (...). Lamentablemente, hay una general indiferencia ante estas tragedias, que suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil.
8.- “Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable”.
9.- “Sabemos que se desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen, y «el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre».
10.- “Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia”.
11.- “El gemido de la hermana tierra se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos”.
12.- “Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente”.
13.- “Las finanzas ahogan a la economía real. No se aprendieron las lecciones de la crisis financiera mundial y con mucha lentitud se aprenden las lecciones del deterioro ambiental”.
14.- “Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural” (núm. 114) (…). Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo está conectado.
15.- “Dado que todo está relacionado, tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, que a veces son molestos o inoportunos, si no se protege a un embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades”.
16.- “En las condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos, el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres”.
17.- “Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes”.
18.- “Nuestra incapacidad para pensar seriamente en las futuras generaciones está ligada a nuestra incapacidad para ampliar los intereses actuales y pensar en quienes quedan excluidos del desarrollo. No imaginemos solamente a los pobres del futuro, basta que recordemos a los pobres de hoy, que tienen pocos años de vida en esta tierra y no pueden seguir esperando”.
19.- “La humanidad del período post-industrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia”.
20.- “Hacen falta marcos regulatorios globales”.
21.- “El derecho a veces se muestra insuficiente debido a la corrupción, se requiere una decisión política presionada por la población. La sociedad, a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias, debe obligar a los gobiernos a desarrollar normativas, procedimientos y controles más rigurosos. Si los ciudadanos no controlan al poder político –nacional, regional y municipal–, tampoco es posible un control de los daños ambientales”.
22.- “La salvación de los a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que sólo podrá generar nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente curación”.
23.- “Muchas veces la misma política es responsable de su propio descrédito, por la corrupción y por la falta de buenas políticas públicas”.
24.- “Apostar por otro estilo de vida (…). A cada persona de este mundo le pido que no olvide esa dignidad suya que nadie tiene derecho a quitarle”.
25.- “Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco”.