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Sólo si el Papa en persona le llama. El prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, se mantiene tajante en su postura de no abrir las puertas de la basílica para que los técnicos, por orden el Gobierno y con el plácet del Tribunal Supremo, entren en Cuelgamuros para exhumar los restos del dictador Franco y trasladarlos al cementerio de El Pardo.
“La abadía no autoriza el acceso a la Basílica (lugar de culto) con la finalidad de acceder a una 'res sacra' (sepultura)”, comunicó por carta este miércoles al Gobierno. Poco después, en una nota en respuesta a la información publicada por este diario, Cantera recalcaba que “utilizar los posibles recursos contra resoluciones judiciales no es desacato, sino ejercicio legítimo de derechos fundamentales”.
Y avisaba: “La Abadía benedictina defenderá sus derechos y, en especial, el concepto de inviolabilidad de los lugares de culto en todas las instancias nacionales e internacionales a las que tenga acceso”. El prior dejaba caer que está entre sus planes apelar al Constitucional e incluso a la Justicia europea, en consonancia con la estrategia judicial de la familia Franco. La gran pregunta, que el prior aún no ha contestado, es si ese “ejercicio legítimo” de apelar es compatible con el cumplimiento de la ley.
“Va a tensar la cuerda hasta el final, porque está actuando en conciencia. Pero también sabe que no puede desobedecer una orden judicial firme”, afirman desde su entorno. Se refieren a que si planteara una petición de paralización cautelarísima ante el Constitucional y ese recurso fuera desestimado, sería muy difícil mantener la negativa. Todavía no hay una fecha concreta para la exhumación, pero la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, aseguró este jueves que sería en los próximos días, por lo que probablemente el tema sea tratado en el consejo de ministros de este viernes.
Por el momento el polémico prior se mantiene –junto a buena parte de la comunidad benedictina– firme en su decisión. Considera que su posición es de conciencia, y que sólo cambiará de opinión si se lo ordena, directamente, el papa Francisco. No ha mudado de parecer tras el rechazo del Supremo a las medidas cautelares que pidió, incluso cuando el Alto Tribunal le recuerda en esa resolución que “la Constitución obliga a todos a cumplir las sentencias firmes”.
Tampoco ha causado ningún efecto que el Vaticano, por boca de su portavoz, Matteo Bruni, volviera a repetir estos días lo que lleva tiempo defendiendo: “La Santa Sede no se opone a la exhumación de Francisco Franco sí así lo deciden las autoridades competentes”. El prior no observa más autoridad que la de Jorge Mario Bergoglio, y sólo obedecerá sus órdenes.
“Es una partida de ajedrez. Pero al final, cuando se quede sin poder mover piezas, entregará al rey (Franco)”, asume un catedrático de Historia que conoce a la perfección a Santiago Cantera desde sus años como profesor en el CEU, y que asegura que al prior no le quedará más remedio que permitir la entrada de los técnicos a la basílica. Con o sin llamada del Papa.
Estrictamente, el prior del Valle no depende de las autoridades eclesiásticas españolas sino del abad de Solesmes, aunque solo para cuestiones excepcionales. El siguiente eslabón en la cadena de mando está en la congregación para la Vida Religiosa del Vaticano, que debería urgir obediencia a Santiago Cantera e incluso puede expulsar al prior o intervenir la abadía si esto no sucede.
La postura de Cantera ha generado un fuerte malestar tanto en Roma como en España, aunque hasta el momento ninguna de las instituciones eclesiásticas haya alzado la voz en público para conminar al prior a obedecer la ley. No obstante, algunos obispos consultados esperan que, una vez que el Gobierno ponga fecha a la exhumación, los monjes admitirán que no pueden oponerse a acatar la ley.
De hecho, el prior está sumamente molesto por haber sido acusado de “desacatar” la orden del Alto Tribunal, lo que hace entrever que, finalmente, podría acabar por abrir las puertas de la basílica. “Dará su brazo a torcer, no puede hacer otra cosa”, apunta, en privado, un obispo español. Otros eclesiásticos, en cambio, temen que Cantera “vaya hasta el final”, y podamos asistir a la grotesca imagen de un religioso detenido a las puertas del templo. “Eso provocaría un gran problema Iglesia-Estado”, pues el Vaticano tendría que protestar formalmente si se produce algún episodio desagradable en recinto sagrado.
“Esperamos que al final Cantera deponga su actitud”, sostiene otro obispo, que asume que el prior “está actuando según le dicta su conciencia”. Más allá de la conciencia, entiende Santiago Cantera, y por encima de la voluntad de la familia, está la orden directa del papa Francisco, que fuentes vaticanas dudan que se produzca. “No tendría que hacer falta”, argumentan, apuntando que, llegado el caso, sería la Congregación para la Vida Religiosa y su prefecto, el cardenal Braz de Aviz (o su secretario, el español José Rodríguez Carballo), quienes conminaran a Santiago Cantera a cumplir la ley.
Desde el interior de la basílica, no obstante, todavía hay quienes piensan que, finalmente, Franco no saldrá del Valle. Y es que, como dijo el monje Montull: “¿Para qué una resistencia física cuando hay fuerzas superiores, la providencia divina, que están ahí?”
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