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Radiografía de los cuatro puntos más negros de un verano con récord de ahogados

375 personas han muerto ahogadas en lo que va de año, 235 de ellas en los meses de verano. Estas cifras marcan un récord que preocupa a los equipos de socorrismo porque se han contabilizado 64 muertes más que el periodo estival anterior y 37 más que en el del 2015.

Los ahogamientos son la segunda causa de muerte accidental en España por detrás de los sucesos de tráfico, según el Instituto Nacional de Estadística. No todos corresponden a zonas de baño pues la estadística incluye sofocaciones accidentales y siniestros en bañeras y pozos. Sin embargo, los puntos geográficos donde más se repiten estos fallecimientos son lugares recreativos a los que acuden bañistas a pasar el día.

Según los datos facilitados por la Federación Española de Salvamento y Socorrismo, las zonas en las que se han registrado el mayor número de ahogamientos están en la Comunidad Valenciana: la playa de Racó de Cullera y la Malvarrosa (Valencia) suman tres muertes cada una solo en verano. El municipio catalán de Castillo de Aro también registró otros tres casos. Y, aunque en Madrid no hay playa, esta región está en las cifras de la Federación por los dos fallecidos en la misma semana en el pantano de San Juan.

Los datos también recogen los accidentes múltiples en los que fallecieron varias personas a la vez. Forman parte de ellos las cuatro personas de la misma familia que murieron practicando barranquismo en el Valle del Jerte, así como el naufragio ocurrido en abril en el que murieron tres personas tras hundirse su barco en la ría de Pontevedra.

La Fundación Mapfre ha realizado un análisis sobre las causas principales de estos accidentes. Según su evaluación, el principal factor de riesgo es bañarse en zonas acuáticas sin socorristas o fuera de su horario de vigilancia. Jessica Pino, responsable del informe de la RFeSS, confirma a eldiario.es que “hasta el 91% de los accidentes se produce en esas circunstancias”. “Eso denota que los bañistas no saben que están sin vigilancia o lo saben y no lo tienen en cuenta, lo que es una imprudencia”, añadió.

Desde la Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunidad Valenciana, consideran que esta situación tiene varias causas. Por un lado, apuntan a la falta de cultura preventiva del bañista, ya que están detectando “muchos rescates en momentos en los que hay bandera roja”. Por otro, también recriminan a la Administración que durante la crisis haya recortado los equipos de salvamento y que estas medidas perduren.

Los decretos autonómicos califican las playas según su peligrosidad para asignar más o menos recursos humanos y trazan unos horarios con servicio de salvamento. En las Islas Canarias depende de la temporada: en alta son ocho horas, en media seis y en baja cuatro. En la Comunidad Valenciana hay una directriz básica de diez horas, pero permite adaptar el servicio según “la ocupación de la zona”.

La última palabra la tienen los ayuntamientos porque la contratación de los equipos es una competencia municipal. “Hay playas en las que un socorrista tiene que vigilar 500 metros de playa. Así no podemos hacer prevención, hacemos ya actuación sobre el ahogado. En vez de evitar que se ahoguen, lo que hacemos es solucionar un ahogamiento”, responde Salvador Perelló, director de formación de este organismo.

Playa de Racó (Cullera)

El Ayuntamiento de Cullera fue intervenido por Hacienda en 2012 debido a su deuda municipal, una de las consecuencias directas de esta actuación fue la externalización de los equipos de salvamento. “Se redujo el sueldo de los socorristas y la cobertura de la playa”, aseguran fuentes del Consistorio.

Este municipio ha constatado la tendencia nacional, pasando de no registrar ninguna muerte el verano pasado en playa del Racó a contabilizar tres este verano, las víctimas fueron una mujer francesa y una pareja portuguesa. En ambos sucesos el equipo de salvamento municipal estaba operativo, su horario durante estos meses es de 11h a 19h.

Entre las causas que arguye este portavoz para alcanzar esta cifra, apunta a las complejidades hidrográficas. “Aparentemente es una zona tranquila y las movimientos de las corrientes no se ven. Ahí es donde está el problema realmente porque los bañistas se confían”, incide. Además asegura que en la zona hay carteles que identifican la peligrosidad del territorio.

Playa de la Malvarrosa (Valencia)

Otro de los puntos negros que ha registrado más ahogamientos este verano es la playa de la Malvarrosa, una zona urbana con una longitud de 1.000 metros. La Federación contabilizó este verano tres casos, uno en cada mes estival. En el más reciente falleció un joven ruso de 15 años.

eldiario.es ha intentado recabar información sobre la vigilancia y medidas preventiva en esta zona, sin que el Ayuntamiento de Valencia haya respondido por ahora a las cuestiones planteadas.

Platja d'Aro (Girona)

También han registrado tres fallecimientos en Castillo de Aro, un municipio catalán en el que residen 10.567 habitantes. Dos ocurrieron en Playa Gran de Platja d'Aro y una en Platja d'Aro. En comparación con los datos del año pasado también han sufrido un repunte en esta estadística, ya que en 2016 hubo una muerte y en años anteriores (2013, 2014 y 2015) no registraron ninguna.

Un portavoz de este Ayuntamiento asegura que “no ha cambiado nada” que pueda justificar este repunte. “Puede ser casualidad o un número mayor de usuarios”, responde. Según explica, el municipio cuenta con vigilancia de lunes a domingo, de diez a seis de la tarde en junio y septiembre; en julio y en agosto se alarga una hora más este servicio.

Pantano de San Juan (Madrid)

Entre las zonas acuáticas que concentran más ahogamientos están los pantanos. El de San Juan, también conocido como la “playa” de Madrid, es el único de España donde se han registrado varias muertes durante este año, según los datos de la Federación. La Comunidad de Madrid asegura que este año ha sido negativo, ya que en los últimos dos no se habían producido muertes.

En la misma semana de julio dos personas murieron en sus aguas. Nada se pudo hacer por sus vidas porque no había nadie vigilando la zona. Eran días de diario y el dispositivo de vigilancia, dependiente de la Comunidad de Madrid, solo opera los fines de semana y los festivos. Está formado por técnicos de emergencias del Summa 112 que pueden actuar como socorristas “si es necesario”, dicen desde Sanidad.

En este pantano declarado apto para el baño en dos zonas, la seguridad de los bañitas se ha convertido en una pelea de competencias. El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias, municipio donde se ubica, es el responsable de implantar un servicio de vigilancia pero de momento no lo ha hecho porque no hay una normativa que les obligue, admiten fuentes municipales. Las mismas fuentes aseguran que están en proceso de aprobar una ordenanza para regular los accesos y delimitar las zonas de baño, que no están señalizadas.

Hay unos 14 kilómetros de orilla que permiten el acceso al agua pero los técnicos de emergencias, que solo están de 11 a 19.30 los fines de semana, se mueven por las zonas donde se concentran los bañistas (las oficialmente aptas), un dispositivo insuficiente para el Ayuntamiento de San Martín, que critica que el servicio se ha reducido en los últimos años a solo una de esas dos áreas de afluencia, extremo que desmiente Sanidad.