Los bosques de los parques nacionales españoles presentan daños “por encima de lo tolerable”

Raúl Rejón

26 de diciembre de 2022 21:19 h

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Los quejigos, encinas y alcornoques del Parque Nacional de Cabañeros pasaron un mal año en 2021. Se observaron “demasiados casos graves”. Por otro lado, las retamas del Teide padecieron un “súbito aumento” de muertes. Ambos espacios se sitúan en las regiones mediterránea y canaria de España cuyos parques tienen una cantidad de arbolado dañado “por encima de lo tolerable”, según la última revisión del estado de los bosques de Transición Ecológica.

La principal causa de los problemas de salud de los árboles en los parques nacionales españoles son “la sequía y el calor” que generan “estrés ambiental”. Unas condiciones cada vez más repetidas en España por la crisis climática. 2021 fue más caluroso de lo normal. “Muy cálido”, según la Aemet. También fue seco, el séptimo con menos lluvia desde 2000.

El indicador básico que se aplica para medir el estado del arbolado es la defoliación: la pérdida prematura de las hojas. Si está en un 25% o menos de las copas se considera árbol sano. Por encima es un árbol dañado. Si bien la defoliación media de los bosques de la red está calificada como “ligera” (un 24% de las copas, aunque al alza), el porcentaje de masa forestal en mal estado ha repuntado hasta el 25%. “Muy alejado del mejor escenario pasado”, dice el análisis, que fue un 9% en 2002.

La media de árboles dañados ha evolucionado desde 21% en el periodo 1992-1995, oscilando luego entre el 18% y el 20% desde 1996 hasta 2015 y, a partir de ese momento, empeorar la cosa: en los siguiente seis años el promedio de arbolado dañado y muerto ha pasado al 27%.

Los parques de la zona eurosiberiana, que son Aigües Tortes, Ordesa, Picos de Europa e Islas Atlánticas, presentan en general un grado ligero de defoliación y “más baja de lo esperado”, mientras que en los de la zona mediterránea (Cabrera, Cabañeros, Monfragüe, Doñana, Sierra Nevada...) “es apreciablemente más alta”.

Uno a uno, este es el diagnóstico que ha realizado el Organismo Autónomo Parques Nacionales. Así está la red de los espacios más valiosos de España.

Parque Nacional de Cabañeros: ha empeorado bastante. Su arbolado dañado se ha incrementado al 35% (un salto del 14%). La defoliación media de sus bosques está bastante por encima del valor de referencia. Y el problema se ha centrado en las especies de frondosas: “Muy afectadas por el estrés hídrico y el temporal Filomena”. Las frondosas, en general, son los árboles de hoja ancha.

Entre las especies más dañadas está el madroño, “el 80% de la muestra está dañada, con mortalidad y casos graves”. Casi la mitad de los quejigos están dañados y un tercio de los alcornoques.

Parque Nacional de Cabrera: lleva un tiempo pasándolo regular. La pérdida media de hojas ha remitido un poco, pero es que está alta desde hace tiempo siempre por encima del índice de referencia y el umbral de tolerancia de la masa forestal. “La cantidad de arbolado dañado sigue siendo elevada aunque se ha reducido”.

Parque Nacional de Doñana: la mala salud de sus bosques ha ido suavizándose desde que en 2016 marcara un pico. Con todo, la proporción de árboles no sanos –23%– está todavía “bastante más alta” que el valor normal de 16%. En el coto, “las frondosas se encuentran en significativo peor estado que la coníferas”. El 40% de esas especies padecen defoliación dañina.

Con todo, el análisis destaca el mal estado de las sabinas negras y los alcornoques de Doñana que han padecido “una apreciable mortalidad reciente”.

Parque Nacional de Guadarrama: sus bosques están estables. Tanto la pérdida de hojas como el porcentaje de arbolado dañado está en niveles bajos.

Parque Nacional de Monfragüe: la defoliación media en el parque ha pasado en 2021 de ligera a moderada. Es decir ha sobrepasado el umbral a no sano. “Está mucho más elevada [28%] que la referencia disponible”, concluye el estudio.

Además, “la suma de arbolado dañado [con defoliaciones por encima del 25% de la copa] ”es de las más elevadas hasta la fecha“. Afecta al 38% de sus bosques. Y se sitúa ”a mucha distancia“ de lo que se considera ”normal: 19%“. Los casos graves también son altos, aunque la mortalidad es ”más tolerable“.

Una vez más, son las especies frondosas la que atraviesan un mala racha “por el estrés ambiental reiterado, muy por encima del índice de referencia y de tolerancia”. Los madroños y encinas de Monfragüe son las que peor estado presentan, si bien “destaca el 25% de alcornoques dañados” y “los elementos secos de pino rodeno”.

Parque Nacional de Sierra Nevada: los bosques del parque han mejorado un poco su defoliación media, “es algo menor”, pero, aún así, “el dato se encuentra entre los más altos del periodo de seguimiento del parque nacional”.

El registro de árboles dañados, que ha descendido un poco, “es excesivamente alto, muy alejado del valor de referencia”. En 2021 se inventarió un 33% de ejemplares no sanos frente al 18% “normal”. Con todo, la mortalidad ha sido baja. En Sierra Nevada, las frondosas y las coníferas muestran un estado de salud similar.

Parque Nacional Caldera de Taburiente: si bien la pérdida general de hojas de los árboles “se mantiene estable”, –aunque con valores de “arbolado dañado”–, el porcentaje de ejemplares en mal estado “sigue acrecentándose y alcanza el 42%”. Eso deja muy atrás la proporción estimada como normal: 17%. Es el segundo valor más alto desde que se monitoriza la Caldera.

Aunque la mortalidad no se ha disparado, los técnicos avisan de “una novedosa y elevada aparición de pinos secos” en zonas con estrés hídrico. Los pinos canarios del parque presentan “un significativo peor estado”. La mitad de la muestra estaba dañada al revisarse.

Parque Nacional de Garajonay: tanto la defoliación como el arbolado dañado están en niveles ligeros. El informe destaca la proporción de brezo arbóreo de la isla dañado y una “mortalidad reciente por encima del nivel de tolerancia”. En el resto de especies de árboles los datos “son mejores de lo esperado”.

Parque Nacional de El Teide: el parque del volcán tiene, normalmente, datos elevados de daños. Con todo, en 2021 hubo un “avance significativo” en la defoliación media debido a un “súbito aumento de la mortalidad” de los árboles y de los casos graves.

La retama del Teide se encuentra en peor estado que hace dos años, en la anterior evaluación. Aunque la proporción de ejemplares dañado es parecida, han muerto muchas más plantas: 10% de lo revisado. El pino canario del parque también ha visto “un ligero empeoramiento en todos los niveles”.

Parque Nacional Aigües Tortes y Estany de Sant Maurici: “Está en mejor estado que el valor de referencia”. El arbolado con daños también es bajo (un 16%) y, además, “con bastante reducción respecto a la evaluación anterior”. En el parque del Pirineo catalán son las especies de frondosas las que lo han pasado peor: su defoliación media está en ascenso y se ha colocado en nivel de arbolado dañado (26%).

Parque Nacional de las Islas Atlánticas: las masas forestales de las islas gallegas han ido a mejor. Se reducen, aunque poco, tanto la pérdida de hojas en general como los bosques con árboles dañados. Los pinos son los que mejor están, pero las frondosas han conseguido dejar los umbrales más graves y, en 2021, estaban en nivel ligero. La mejora se ha prolongado desde 2017.

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: los bosques en el Pirineo aragonés presentan una defoliación ligera y estable. Sin embargo, la cantidad de arbolado dañado “es significativamente más alta” de lo considerado normal. Con todo, los evaluadores no expresan preocupación por este nivel.

Las hayas y los pinos negros tienen los mejores datos, según este trabajo. Las encinas las que padecen un porcentaje de daños mayor: un 40%. El pino silvestre sí muestra una cantidad de árboles no sanos “muy elevada”. Los abetos han soportado un nivel de mortalidad elevado del 10% que “se repite en los últimos tres años”.

Parque Nacional Picos de Europa: en 2021 presentó “uno de los datos más favorables de la serie 1986-2021”. Los bosques de Picos han experimentado una mejoría continuada desde su peor momento en 2017 que fue causado por “heladas tardía” y falta de lluvias.

Para completar las buenas noticias de 2021 solo el 11% del arbolado está dañado. Eso está cuatro puntos mejor que el valor de referencia del espacio protegido que es un 15%.