Cuarto Propio es un boletín con mirada feminista, un espacio de la redactora jefa de Género de elDiario.es, Ana Requena Aguilar, en el que caben las noticias, los reportajes y las entrevistas pero también las reflexiones e historias personales, las recomendaciones culturales, los fenómenos sociales y las anécdotas cotidianas. Un cuarto propio en el que puedes entrar cada miércoles para leer... y enviar de vuelta tus sugerencias, apuntes o historias.
Señores dicen cosas
Hola,
¿Cómo estás? Antes de nada: creo que el boletín de la semana pasada os llegó cortado a la mitad :( No sé bien qué pasó, pero como venía con muchas cositas voy a recuperar algunas en la newsletter de hoy para que no se pierdan.
Hoy podría titular el boletín como 'señores que dicen cosas' o 'ofendiditos contra el mundo'. El Hormiguero se ha convertido desde hace tiempo en un foro en el que (especialmente señores) lanzan quejas y peroratas sobre el mundo en el que vivimos y la terrible deriva que hace que ya no se pueda decir nada, y en el que naturalizan comportamientos y gestos machistas.
Hace unas semanas, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, le contaba a Pablo Motos lo que consideraba un gesto romántico: recoger el tendedero de ropa que ponen en medio de su cocina para que su mujer no tenga que hacerlo. “Voy a quitarlo y que se lleve la sorpresa”, decía. A su alrededor, risas y ninguna repregunta. Obviamente, no pude evitar escribir del asunto.
Porque me cuesta pensar en una mujer que considere que quitar la ropa del tendedero es un gesto romántico hacia su pareja. O fregar los cacharros, yo qué sé. Porque son tareas de cuidados cotidianas que son la base de nuestra vida y que la sociedad sigue interiorizando como algo más propio de las mujeres. Tanto que, para mucha gente, si ellos se encargan de esos trabajos están haciendo algo extraordinario, un gesto que les honra, una actitud que hay que agradecer. Tanto que hay quien considera romántico comportarse como un adulto funcional.
La semana pasada fue el cantante Dani Martín el que pasó por el programa de Pablo Motos. Martín dejó claro que se considera súper feminista y llegó a decir que fue criado “en la educación más feminista del mundo”. Nada más y nada menos: aquí las feministas preguntándonos todo el rato cómo leches criar desde el feminismo y navegar contradicciones y resulta que Dani Martín recibió la educación más feminista del mundo.
La cosa es que el cantante hizo esa declaración para explicar por qué sus letras no son machistas y por qué las críticas que señalan sesgos y machismos en sus canciones no tienen sentido. Esas críticas llegaron con su canción 'Ester Expósito', en la que un tío de 47 (él) intenta ligar con una tía de 25 (la actriz Ester Expósito). Ahora ha lanzado una en la que un hombre sigue pico y pala insistiendo a una chica para que le haga caso y quedar. Pero ni él ni Pablo Motos entienden las críticas. Es más, aseguran que ahora vivimos en un “modo invisible de cosas prohibidas” y que un artista no debería “sentirse coaccionado”. ¿Es coacción o es que les molesta no vivir en ese mundo en el que ellos son los únicos que pueden opinar, criticar, señalar, definir?
Es curioso que quienes se muestran ante el mundo como adalides de la libertad de expresión promuevan, paradójicamente, la idea de que feministas, colectivos LGTBI, minorías o, simplemente, personas que señalan prácticas, ideas o costumbres rancias o discriminatorias, se sobrepasan... en su libertad de expresión. Si Pablo Motos da un trato cuestionable a sus invitadas o si Dani Martín escribe letras que normalizan la insistencia masculina hacia las mujeres es libertad de expresión. Si decimos lo que eso nos parece o hablamos de sus sesgos –y no les gusta–, entonces no estamos haciendo uso de nuestra libertad de expresión, sino que les estamos coaccionando. Aquí te dejo mi análisis completo sobre el asunto.
Para acabar el listado de señores que dicen cosas: Jaime Mayor Oreja como exponente de ese tremendo congreso antiderechos que se celebró este lunes en el Senado (inserte aquí su expresión malsonante preferida). Mayor Oreja se quedó a gusto, dijo, entre otras cosas, que el “principal problema” de la sociedad es el intento de “reemplazar un orden social basado en fundamentos cristianos por un implacable desorden social” en el que priman “modas abominables”. A ver, si un implacable desorden social es tener derechos y libertades y tratar a las mujeres y a las personas LGTBIQ+ como ciudadanxs de primera, pues qué bien el implacable desorden social.
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“Hay dos o tres cosas que tengo claras, y una de ellas es lo que implica que la única versión de tu vida que aprecias sea la que tú misma has creado”
Hasta la semana que viene
Ana.
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