Casi la mitad de las personas que mueren cada año lo hacen con dolor severo por falta de morfina

“La falta de acceso global a los cuidados paliativos constituye una crisis global y cerrar la brecha entre ricos y pobres es un imperativo moral, de salud y ético”. Así se han expresado los miembros de una comisión internacional de expertos sobre cuidados paliativos en un informe que ha sido publicado en la revista médica The Lancet. El estudio ha señalado que, en 2015, más de 25 millones de personas, el 45% de las que murieron ese año, fallecieron “con un grave sufrimiento físico y psicológico”. Entre ellos había 2’5 millones de niños, que pertenecían mayoritariamente (98%) a países de ingresos medios y bajos.

La Comisión Lancet sobre Acceso Global a Cuidados Paliativos y Alivio del Dolor es el resultado de un proyecto de tres años en el que han participado 61 investigadores de 25 países. Según los datos recabados por esta Comisión, el número de personas con enfermedades graves que no tienen acceso a analgésicos es de más de 35 millones a nivel global, lo que, unido a las que han fallecido sin cuidados paliativos, eleva el total de personas que no recibieron tratamiento adecuado para el dolor severo a 61 millones.

Los investigadores señalan que más del 80% de estos casos se producen en países de ingresos bajos y medios, donde el acceso a la morfina, “un medicamento esencial y económico para aliviar el dolor”, es muy escaso. “La desigualdad en el acceso a medicamentos para aliviar el dolor es una de las injusticias más sorprendentes del mundo”, afirma la presidenta de la Comisión, la profesora de la Universidad de Miami, Felicia Knaul. “El mundo sufre una deplorable crisis de dolor, con decenas de millones de adultos y niños de países pobres que viven y mueren con terribles dolores por no tener acceso a la morfina”, sentencia esta investigadora.

Más del 95% de la morfina va a países ricos

La comisión afirma en el estudio que “la extremadamente limitada disponibilidad de morfina en los países de ingresos medios y bajos es un ejemplo emblemático de una las desigualdades más extremas del mundo”, ya que, de las 298’5 toneladas de morfina distribuidas a nivel global, solo 10’8 toneladas (3’6%) se distribuyen en países de ingresos bajos y medios, y solo 0’1 toneladas (0’03%) llegan a países de bajos ingresos.

Al analizar las necesidades insatisfechas por países se observa que México solo satisface el 36% de su demanda, mientras que Bolivia apenas alcanza el 6% y en Haití, uno de los países más pobres del mundo, el acceso a la morfina es “prácticamente inexistente”, al igual que ocurre en muchos países del África subsahariana. En el continente asiático, China tan solo cumple con el 16% de la demanda, mientras que en la India el porcentaje no supera el 4%. 

En el otro lado de la balanza se sitúan países como EEUU o Canadá, donde la distribución de opiáceos es hasta 30 veces superior a la demanda estimada. Aún así, la Comisión considera que en el caso de EEUU, aunque la prescripción inadecuada y el uso no médico de opioides se ha convertido en una epidemia, “muchos pacientes todavía no reciben los analgésicos o la atención médica que necesitan”.

Los investigadores concluyen que los problemas de acceso a la morfina en países de ingresos medios y bajos son el resultado de vincular “falsamente” su uso médico con el uso no médico. “En lugar de aplicar una política basada en evidencias para satisfacer las necesidades de la población, se ha obstaculizado el acceso debido al temor a los efectos secundarios”, explican en el estudio.

“No podemos permitir que la opiofobia impida el acceso a medicamentos baratos y esenciales a pacientes de bajos ingresos que viven en estado de agonía mientras combaten enfermedades como el cáncer, el VIH o afrontan el final de sus vida”, afirma la presidenta de la Comisión.

Más de 5 millones de niños sin tratar

Los autores del estudio también señalan que “las desigualdades globales son especialmente conmovedoras para los más de 5’3 millones de niños menores de 15 años que experimentan dolor severo” y subrayan que el acceso a los cuidados paliativos pediátricos es imperativo en todas partes, pero especialmente en los países de ingresos bajos y medios, a los que pertenecen más del 98% de los 2’5 millones de niños que han fallecido con dolor severo a nivel mundial.

En los países de ingresos altos, los niños que experimentan dolor severo representan menos del 1% de todas las muertes. La Comisión destaca que si la morfina se vendiera a nivel global al mismo precio que en los países ricos, el coste anual estimado para satisfacer la necesidad de analgésicos opiáceos entre la población infantil de los países de bajos ingresos apenas alcanzaría el millón de euros.

La variabilidad en los precios de la morfina que, pese a ser relativamente barata, es más cara en los países de bajos ingresos, es otro de los problemas señalados en el informe. Según los datos recabados por los investigadores, los costes de la morfina oscilan entre los 2 céntimos de euro por cada dosis de 10 mg en países de altos ingresos y los 13 céntimos de media en países de bajos ingresos.

Según las estimaciones realizadas, si se consiguiera vender globalmente la morfina al precio de los países ricos, la distribución de este opiáceo para todos aquellas personas que lo necesitan a nivel mundial costaría poco más de 120 millones de euros, lo que representa apenas un 0,002% del gasto global en salud pública. Con los precios actuales, la inversión total sería de poco más de 500 millones de euros.

Morir bien en España es cuestión de “azar”

Respecto a la situación en España, el vicepresidente de la Sociedad Española de Cuidados Palitaivos, Alberto Meléndez, ha explicado a eldiario.es que la realidad que refleja el estudio de The Lancet “no es comparable con España”, ya que en lo que se refiere al acceso a opiáceos como la morfina “estamos al nivel de los mejores países de nuestro entorno” y “cualquier médico de cualquier especialidad puede recetar el opioide que considere oportuno sin ningún problema”.

Sin embargo, Meléndez recuerda que “también hay muchos aspectos en los que tenemos que mejorar”, ya que el hecho de que los cuidados paliativos no sean una especialización médica hace que el acceso a estos cuidados paliativos sea “muy errático”. “Como no hay equipos especializados en paliativos, morirse bien en España es casi cuestión de azar, y esto es algo terrible”, afirma este experto.

Según un informe publicado el pasado año por la SECPAL, en España reciben cuidados paliativos una media de 51.800 personas al año frente a las 105.268 personas que son susceptibles de recibir estos cuidados. “Esto no quiere decir que todas las personas que no son atendidas mueran sufriendo dolor severo, pero hay muchas que no están viviendo bien hasta el final”.