La principal causa en la reducción de CO2 es la crisis, y no el mayor uso del gas
Durante los últimos años EEUU y Europa han visto cómo se reducían las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque muchos atribuían el descenso directamente a la crisis económica, en EE.UU. se había asumido que la reducción era debida a la progresiva descarbonización de su sistema energético. Sin embargo, un estudio publicado en Nature Communications descarta definitivamente esta opción y asegura que “la reducción de emisiones se debió principalmente a la recesión económica, mientras que la menor utilización de carbón jugó un papel mucho menor”.
Durante el periodo 2007-2013 en EEUU se produjo un descenso del 11% en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La postura oficial, expresada en el último informe del Programa de Investigación sobre Cambio Global, concluyó que esta reducción fue “en gran parte debida a la sustitución del carbón por el gas para la producción eléctrica”. Las conclusiones de este informe se basaron en el rápido crecimiento del mercado gasista en EEUU, debido a los avances tecnológicos en los procedimientos de fracturación hidráulica, también conocido como fracking.
Sin embargo, los resultados de un nuevo estudio muestran que el 83% de la reducción en la emisión de GEI que se produjo entre 2007 y 2009 fue debida a la disminución del consumo de bienes y servicios, mientras que solo el 17% se relaciona con los cambios en la utilización de combustibles. El estudio también señala que durante la recuperación económica, iniciada en EEUU en 2009, diversos factores han evitado un nuevo aumento de las emisiones.
Los países ricos externalizan su contaminación
Según uno de los autores del estudio, el investigador de la Universidad de Maryland Klaus Hubacek, además de las mejoras de eficiencia energética a nivel industrial o los altos precios de la gasolina, esta estabilización en el nivel de emisiones a pesar del crecimiento económico, también es debida al impulso de las importaciones de artículos contaminantes de otros países. “Lo que estamos haciendo es externalizar la contaminación, ya que hemos dejado de fabricar artículos sucios, pero los importamos de otros países, como China”, asegura Hubacek.
Además, el investigador insiste en que la reducción de las emisiones de un país no implica necesariamente mejoras a nivel global, ya que “mientras continúen las extracciones de petróleo y gas, estos combustibles se seguirán vendiendo a países con tecnologías de producción menos eficientes, y por lo tanto los efectos globales de las emisiones de GEI podrían ser aún peores”.
Entonces ¿es posible compatibilizar el crecimiento económico y la reducción de emisión de gases? Según Hubacek, “hasta cierto punto esto podría ser posible”, sin embargo, “debemos tener en cuenta que cuando la economía y los ingresos crecen, se produce un aumento en el consumo y la demanda de energía y, por tanto, también aumentaran las emisiones”.
Tanto Hubacek como el resto de autores del estudio auguran un nuevo incremento de las emisiones si no se continúa con la descarbonización del sistema de producción y urgen a los gobiernos a tomar medidas para una mayor reducción de la emisión de GEI, poniendo el énfasis en las energías renovables. “Si queremos descarbonizar la economía, debemos centrarnos en las energías renovables, y no en el gas”, concluye Hubacek.
España ha reducido sus emisiones un 27% desde 2008
Los autores de este estudio consideran que sus resultados “podrían ser aplicables a otros países desarrollados, que también están externalizando su contaminación mediante las importaciones y aumentando su producción de gas gracias al fracking”.
En España se ha producido un descenso de un 27% en las emisiones de GEI desde el comienzo de la crisis, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Esta reducción sitúa a España, junto con Grecia, Portugal e Irlanda, como los países europeos en los que más se han reducido las emisiones, según los datos del último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Aún así, la AEMA señala que España es uno de los seis países de la Unión que “no están en la senda para conseguir sus objetivos” de reducción de emisiones para 2020.