En España hay actualmente 12 brotes de COVID-19 activos confirmados: dos en Andalucía, otros dos en Euskadi, y uno respectivamente en Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Catalunya, Murcia, Galicia, Navarra y Aragón. Es la lista que proporciona el Ministerio de Sanidad a partir de los datos que han ido recogiendo las Comunidades, que tienen obligación si detectan uno de pasar registro con el lugar, número de casos y fechas de inicio de síntomas, entre otros datos, al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Puede haber más: la tarde de este martes, CCOO identificaba uno de seis personas en una empresa cárnica de Valencia.
Los brotes, contagios en cadena en un lugar determinado, son casi una nueva forma de medir la pandemia. Sanidad sigue dando el número de positivos diarios reportado, pero el director del CCAES, Fernando Simón, ha informado estas semanas también de cuántos “brotes” permanecen “activos” en nuestro país. Han contabilizado oficialmente, durante la desescalada, un total de 36, 24 por tanto ya están inactivos. Simón explicaba en el Ministerio este lunes que no es fácil diferenciar entre un brote “inactivo” y otro “activo”, por el alto porcentaje de pacientes asintomáticos.
También apuntaba el portavoz de Sanidad que los brotes actuales tienen una característica distinta a los que se daban al inicio de la crisis: aunque también hay algunos en residencias, como en el caso de Lleida, las fábricas, mataderos y agrupaciones de temporeros se han destapado como sitios de alto riesgo en toda Europa. Son espacios en los que el contacto entre trabajadores, en muchos casos en condiciones precarias, es muy frecuente y próximo, y en los que es habitual que no se garanticen todas las medidas higiénicas recomendadas. Simón indicaba que, aunque hay excepciones, los empleados, “por definición”, son personas sanas, ya que si no fuera así, estarían de baja. Así que estos brotes no atacan tanto como los que han ocurrido entre personas mayores usuarias de centros sociosanitarios, proclives a necesitar asistencia sanitaria.
El brote más grave hasta ahora, aunque las autoridades lo dan ya por controlado, es el localizado en la provincia de Huesca. Ha obligado al Gobierno de Aragón a reimplantar en cuatro comarcas medidas restrictivas parecidas a las de la fase 2 de la desescalada, aunque ya sin estado de alarma no se puedan limitar los movimientos. Se han localizado en total 130 contagios. Para la mayoría de expertos, la situación entra dentro de lo esperable y por ahora no es altamente preocupante. Se trata de un aviso de lo que vamos a vivir durante varios meses.
Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), declaraba a este periódico en esa línea que lo de Huesca es solo “un ejemplo” de lo que puede pasar en esta 'nueva normalidad' que arrancamos el domingo, y que lo importante es que siga “bien acotado”. Creen también algo así en la de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) y en la Española de Epidemiología (SEE). “Masivamente somos susceptibles aún, lo sabemos por la encuesta de seroprevalencia; si aumentan los contactos sociales y la actividad de las empresas, tendremos brotes”, zanjaban desde esta última.
Tres conceptos: transmisión, clúster y brote
Estos días se están mencionando tres términos epidemiológicos: “transmisión”, “clúster” y “brote”. Pere Godoy, presidente de la SEE, señala que las diferencias no son “categóricas”. Lo primero es un solo contagio, de persona a persona; y a partir de 3 “transmisiones” puede haber un “clúster”, “que sería una agregación pequeña de casos. Pero no hay una diferenciación técnica a partir de la cual pasa a ser lo suficientemente grande como para ser brote”. Muchas veces se habla de “clúster” en vez de de “brote”, como han hecho consejerías como la de Andalucía, con el objetivo de remarcar que por ahora la cosa es leve.
Godoy también hace otra clasificación para desarrollar cómo se identifica un “brote” o “clúster” y, sobre todo, si se le puede declarar “activo” o “inactivo”. Hay tres tipos de positivos de coronavirus: “Los casos activos pero subclínicos, es decir, a los que se les ha llamado presintomáticos y pueden tener una PCR positiva pero desarrollar o no síntomas pasados los días; los que tienen traducción clínica, con síntomas, las personas más transmisoras; y los que lo pasaron asintomáticos y sin diagnosticar, aunque estén asociados a un brote. Los que tienen significados epidemiológicos son los dos primeros, en los que el virus aún es viable: hay que aislar y rastrear”.
¿Y en qué momento un brote comienza a ser preocupante? ¿cuándo deja de ser considerado acotado y pasa a ser una amenaza? “Hay cierta preocupación en el momento en el que hay demasiada transmisión terciaria y cuaternaria, es decir, demasiadas personas con más de tres grados de separación de la cadena con el primer contagio”, responden en la SEMPSPH, “pero, más que eso, cuando pasa del ámbito domiciliario al social. Del laboral al domiciliario es frecuente, pero que atraviese las paredes del hogar y pase a la comunidad ha de preocupar”. El Centro Europeo para el Control de Enfermedades cita “cadenas de transmisión secundarias no controladas”. Pero eso implica sobre todo a “países en los que se ha conseguido la contención”, como Corea del Sur, donde han acabado anunciando una segunda ola ya.
El mal uso de las mascarillas en empresas es un riesgo
En España no hemos llegado a la “contención” general como en Corea, sino a un escenario de “mitigación”. El virus sigue circulando comunitariamente en la 'nueva normalidad'. Por tanto, para lo contrario, para considerar una cadena de transmisión por fin inactiva, como las 24 que ha declarado en este tiempo Sanidad, “se suele tener que observar que pasen 14 días sin síntomas y sin ningún positivo”, siguen desde la SEMPSPH. No es lo mismo que contenido, “que quiere decir que se ha aislado a los contactos y se dispone del censo completo de afectados”. Pero son muchos factores a analizar: el incremento de la tasa clínica secundaria, de las consultas de atención primaria por infecciones respiratorias, de pruebas PCR, y por último de ingresos hospitalarios. Por eso, son tantos los datos que tienen que enviar las comunidades al Ministerio en esta etapa.
Por ahora, insisten los especialistas, lo de Huesca sigue dentro de lo normal. También incluso lo de Alemania, donde han aplicado medidas restrictivas a 360.000 personas. Lo que debería ser “un nuevo nivel” de prevención, defiende Pere Godoy, es exigir a todas las empresas en las que se desatan los brotes más medidas. “Está sucediendo porque no se adoptan las políticas adecuadas. El uso de mascarillas puede llegar a ser contraproducente en sitios así: es imposible que alguien la lleve 8 horas sin quitársela en ningún momento, eso no lo hace ni un médico que la sabe utilizar perfectamente. Si las empresas no fomentan la higiene y la distancia interpersonal, y le dan un valor indiscriminado a las mascarillas, va a poder suceder esto. Es un error clarísimo”.