Europa pide someter a pruebas de COVID a los trabajadores y visones de las granjas peleteras por la mutación del virus
El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) recomienda que se hagan pruebas del virus que causa la COVID-19 a los visones y trabajadores de las granjas peleteras tras los casos positivos detectados en Dinamarca que mostraban variedades del patógeno relacionadas con estos animales.
La mutación del SARSCOV-2 identificada en los visones ha sido hallada en 214 personas. Se sopecha que esta mutación debilita la formación de anticuerpos que contrarrestan la infección. “La infección entre las granjas de visones está aumentando en número y extensión geográfica, sin que las medidas preventivas hayan funcionado”, admitió el pasado 6 de noviembre el Statens Serum Institut, el centro danés de referencia para enfermedades infecciosas, 24 horas después de conocerse los primeros casos. El país nórdico mandó entonces sacrificar unos 17 millones de visones que se crían en más de un millar de granjas.
España está concernida por este problema: es todavía uno de los puntos de producción de la industria peletera en la Unión Europea donde se crían unos 750.000 visones en 37 granjas, según los datos recopilados por la organización WWF. De hecho, a mediados de julio tuvieron que sacrificarse unos 97.000 visones de una explotación en Aragón después de que algunos ejemplares dieran positivo por coronavirus. La esposa de uno de los trabajadores y otros seis operarios contrajeron la enfermedad. La mayoría de las granjas españolas están en Galicia, aunque también hay explotaciones en Castilla y León, Comunidad Valenciana y la mencionada Aragón.
España se ha mantenido como polo de producción para la patronal peletera ante la nómina de estados que han ido rechazando este tipo de explotaciones: Austria y Gran Bretaña tienen prohibido las granjas peleteras desde hace más de una década. Otros países que se han incorporado a la erradicación legal han sido Croacia, Eslovenia y Bosnia-Herzegovina una vez completados sus periodos transitorios para que las prohibiciones fueran efectivas. Incluso Países Bajos, que ha sido el segundo productor mundial, cerrará sus explotaciones en 2024. A esta tendencia también se unieron Macedonia o la región belga de Valonia. Varios estados federales de Alemania tampoco permiten estas explotaciones.
Acumulan variantes que pueden saltar a personas
Ahora, el EDC admite que la transmisión del virus a las personas y viceversa “supone un peligro para la salud pública”. La posibilidad de que los humanos contagien a los visones hace que el patógeno pueda luego expandirse entre los animales por las condiciones de vida de los mustélidos (muchos ejemplares y muy juntos en los centros de producción) y “sus propias características biológicas”. De hecho, ya una investigación en abril pasado mostraba que este virus se reproduce bastante bien en hurones que son de la familia de los mustélidos como los visones.
Ese patrón facilita que se acumulen las mutaciones del virus que se producen al replicarse. Como el SARS-CoV-2 tiene la capacidad para saltar de vuelta a las personas, esas mutaciones pueden alcanzar a los humanos. Es lo que se calcula que ha ocurrido en Dinamarca.
“Si estas variantes del virus se expanden entre la población podrían afectar a la efectividad de las vacunas ahora en desarrollo”, afirma el Centro que añade: “Los visones podrían convertirse en un reservorio del virus donde se desarrollaran variantes problemáticas del SARSCOV-2”.
Así que, como todavía existe una gran incertidumbre sobre este fenómeno, el ECDC pide a las autoridades nacionales europeas que “implementen medidas dirigidas a las granjas, los trabajadores y las zonas donde se ubican”. Además de las pruebas a animales y personas, reclama que “se secuencie las características antigénicas del virus” que se pongan en marcha medidas para la prevención de infección de las personas e impedir el salto de la enfermedad de los animales a los humanos y el desarrollo de un plan de preparación“.
14