A Fiti la vida le vuelve a dar la espalda, justo cuando a duras penas había conseguido rehacerla gracias al apoyo y la solidaridad de sus amigos y vecinos del barrio madrileño de Vallecas. Fiti es un conocido activista de la Plataforma de Afectados por la Hipetca (PAH) de Madrid y uno de los fundadores de la Despensa Solidaria, un banco de alimentos que da de comer a muchas personas sin recursos de la zona.
Este miércoles, día 27, tendrá que entrar en prisión para cumplir los ocho meses de cárcel que tiene pendientes desde 2009. Su delito: haber robado 20 litros de diésel de otros vehículos para poder trabajar como transportista con su furgoneta, único medio que le quedaba para poder sobrevivir al verse sin trabajo, haber sido desahuciado de su casa y encontrarse en la calle junto con María, su mujer, enferma de cáncer, y su dos hijos entonces adolescentes.
“Me trataron como a un peligroso delincuente”, recuerda, dolido, Fiti. El apodo se lo pusieron sus amigos por su gran parecido con el personaje de la serie de televisión Los Serrano. Su nombre real es José Díaz y ahora tiene 48 años. Desde que se quedó sin su piso ha vivido a salto de mata, de okupa en casas abandonadas y trabajando en lo que podía, con el apoyo de mucha gente que forma parte de movimientos sociales como la PAH, en la que él ha terminado integrándose, totalmente concienciado.
“Fiti es un luchador, una gran persona. Su historia conmueve, de verdad”, asegura Mercedes, una de sus compañeras de la plataforma.
La hipoteca lo hundió
A finales del año pasado Fiti consiguió, junto a otras familias de Vallecas, una vivienda de alquiler social a un precio asequible. Entonces pensó que lo peor ya había pasado y que la vida le empezaba a sonreír. Sin embargo, le acaban de notificar que esta semana tiene que entrar en prisión por los pequeños delitos cometidos hace casi siete años y que prácticamente tenía olvidados.
Su historia, siendo singular, es parecida a la de muchas otras familias que se ven desalojadas de sus casas por no poder hacer frente a la hipoteca. “En el año 2000 compré un piso por algo más de 40 millones (de pesetas) a la inmobiliaria AGISA, con un crédito del Banco Pastor y una hipoteca a 20 años. Cuando llevaba siete años pagados, empecé a tener dificultades para afrontar los recibos”, relata Fiti, que por entonces trabajaba como autónomo. “Era conductor de camiones para transportes especiales de mercancía de gran tonelaje. Iba donde me llamaban”, cuenta a eldiario.es.
Poco tiempo después, justo el año en que la crisis empezaba a dar la cara en España, lo del trabajo también se le empezó a torcer. Se quedó en paro, aunque por entonces los autónomos no tenían derecho a cobrar el desempleo y, por tanto, tampoco a la Seguridad Social. El hombre se vio en la calle con su mujer y sus dos hijos, sin saber bien qué hacer.
“Todo eran problemas”
Lo único que le quedaba era su furgoneta, una Transit con la que hacía algunos portes. “Pasé una época muy chunga. No tenía dinero. Todo eran problemas”, recuerda Fiti. La necesidad le llevó a robar en dos ocasiones varios litros de gasolina diésel (20 litros) para poder mover la furgoneta. Le denunciaron los guardas jurados de la nave donde entró “a coger” el combustible de unos camiones. Al romper el tapón del depósito, le acusaron de robo con daños. Como era reincidente, el fiscal pidió 18 meses de cárcel, que finalmente se quedaron en ocho.
A Fiti todo aquello “casi” se le había olvidado. Desde hace años su vida es otra gracias a la solidaridad de los vecinos de su barrio, que le ayudaron también a rescatar del depósito su furgoneta, embargada por orden del juez. Además de formar parte de la PAH de Vallekas, una de las más activas contra los desahucios, Fiti es uno de los fundadores de la Despensa Solidaria de La Villana, un banco de alimentos autogestionado por más de 60 familias. También participa en la campaña estatal Obra Social de la PAH, con la que recuperaron en abril del año pasado un edificio propiedad de un banco rescatado con dinero público.
Desde que le llegó la notificación de entrada en prisión, los amigos de Fiti se están volcando en su causa. Han puesto en marcha una campaña de apoyo económico para ayudar a María, su mujer, que únicamente cobra la renta mínima de inserción, y para pagar los gastos que tendrá Fiti en prisión. Lo primero fue organizar una cena solidaria, que fue todo un éxito. El objetivo es que Fiti y su familia no pierdan el alquiler social que con tanto esfuerzo han conseguido.
También han impulsado una recogida de firmas “que le pueda servir para apoyar los informes favorables con los que esperamos que pueda volver a hacer su vida normal lo antes posible”. Su abogada lucha para que Fiti esté el menor tiempo posible en la cárcel, en la que está previsto que entre el próximo miércoles.
Sus amigos comparan indignados su situación con la de Rodrigo Rato “y sus compinches”. “Ellos siguen en la calle después de haber estafado a miles de preferentistas y de haberse gastado el dinero de los ahorradores en fiestas de lujo. Una vez más denunciamos que hay dos regímenes jurídicos, uno para los ricos y otro para los pobres”, concluyen.