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“El Gobierno destina 32 millones a luchar contra la pobreza y Unicef calcula que hacen falta 9.000”

Marta Arias, directora de Sensibilidad y Políticas de Infancia de Unicef. / Unicef.

Laura Olías

Los 41 países más ricos del mundo dejan cifras sonrojantes. Alrededor de 76 millones de niños viven en situación de pobreza, según recoge Unicef en un informe presentado este martes. Una situación que se ha extendido durante los años de crisis económica a 2,6 millones de nuevas víctimas. Sin embargo, los niveles medios esconden uno de los puntos más importantes: “Esta evolución no era inevitable”, afirma esta agencia de la ONU. Como ejemplo pone los 18 países que han reducido su tasa de pobreza infantil en esta época de dificultades.

España, una vez más, lidera las listas de la vergüenza de los que tienen pero no hacen lo necesario por reducir esta lacra social. Se coloca como el tercer país con mayor aumento neto de niños pobres entre 2008 y 2012, con unos 800.000 menores más. Por delante, los dos millones más de México y los 1,7 de Estados Unidos. En términos relativos, el estudio Los niños de la recesión. El impacto de la crisis económica en el bienestar infantil en los países ricos estima que el 36,3% de los menores españoles viven en esta situación de precariedad.

Lo peor: que los que toman las decisiones ponen más piedras que soluciones para salir de esta situación. Las políticas sociales, las transferencias y los impuestos, que países como Reino Unido o Australia están utilizando para reducir el problema, tienen en España el efecto contrario. “Aumentan más la desigualdad”, apunta Sudhanshu Handa, jefe de Política Social y Análisis Económico del Centro de Investigaciones de Unicef (Innocenti), responsable de este último informe sobre pobreza infantil. Según el índice Gini, un coeficiente de desigualdad, España es el país con peores datos de la Unión Europea.

Sudhanshu Handa y Marta Arias, directora de Sensibilidad y Políticas de Infancia de Unicef analizan la evolución de España en comparación con otros países durante la crisis.

Las cifras de pobreza infantil en España han sido subestimadas en alguna ocasión y la fluctuación de los datos, entre unos informes y otros, a veces confunden. ¿De dónde sale ese 36,3% de tasa de pobreza infantil (dato más elevado de los que se manejan por el momento)?

Marta Arias: Lo que te puedes encontrar en una situación de crisis es que las estadísticas esconden un empobrecimiento real. Es decir, como baja el ingreso medio del país, tú puedes estar con el mismo ingreso o peor y pasar a ser técnicamente rica porque ha bajado el umbral de la pobreza. Como hay más gente pobre, comparativamente parece que estás mejor. Entonces para medir el impacto directo de cada una de las familias lo que se hace es anclar el umbral. Comparar los ingresos de hoy con el umbral de 2008, con lo que era ser pobre entonces. De ahí sale ese 36,3%, que es superior a otras cifras que se habían dado anteriormente, como el 29,9%.

Cuando se aborda la pobreza se suele destacar que es un problema evitable porque sí hay recursos para evitar la escasez. En países ricos, aún más. ¿Cómo se explican estas cifras?

Sudhanshu Handa: Tiene que ver, en primer lugar, con los valores de un país. Del presupuesto y de ver a dónde va el presupuesto. Si va a las familias más pobres, a los más desfavorecidos o a otras partes de la economía. Esta es una razón por la que hacemos este informe, para hacer notar que también en los países ricos hay pobreza y ver a dónde van los recursos presupuestarios.

Dicen que es un problema que consiste en ver a qué se destinan los presupuestos. Estamos hablando de decisiones políticas y vemos que no se están empleando los recursos para luchar contra este problema.

M.A.: Una de las cosas más interesantes de este tipo de informes es que hacen un análisis comparado. Dentro de esa cifra global de 76,5 millones de niños pobres y de ese 2,6 millones que han aumentado durante la crisis hay historias muy distintas. Hay países en los que ha aumentado la pobreza infantil, entre los que se encuentra España, pero hay otros que han conseguido reducirla durante la crisis. Y no son uno ni dos, sino varios. El mensaje final que se transmite de aquí es que las políticas importan y son las que marcan la diferencia. Obviamente la situación ha sido complicada, pero hay reacciones distintas en las que se ve en qué medida se tiene más o menos en cuenta la protección de los niños y de las familias.

S.H.: Sí es una cuestión de valores, que se muestra en los presupuestos de un país. Son países que se han regido de formas diferentes, que han actuado de manera diferente.

¿Qué valores tiene España, un país que ya tenía una pobreza infantil alta, y que además es de los que más empeoran sus índices durante la crisis?

S.H.: Hemos comparado cada país con sí mismo antes de la crisis, para precisamente poder comparar la evolución en esta etapa de recesión. Por ejemplo, países donde el nivel era bajo antes pero el cambio es grande. En otros, como Chile, tenían datos elevados pero ha descendido en gran medida.

M.A.: Nosotros desde el Comité Español, en nuestro informe que presentamos en junio, ya advertimos de que en España partimos de un sistema de protección a la infancia débil y se ha formado la tormenta perfecta por así decirlo, con una crisis con un impacto enorme en el desempleo y una reacción politica que ha desprotegido a la infancia.

El punto de partida previo es uno de los trabajos inacabados de la Transición, creemos, en la que sí que se prestó una atención especial a otros sectores de población, como los mayores de 65 años. Y las consecuencias se ven, y no solo en España. También en otros países en los que comparativamente están más protegidos los mayores que los niños. No se trata de desproteger a unos, claro, sino de ver que cuando ha habido esa apuesta de proteger a un colectivo, ha dado resultado. Hay que hacer eso mismo con la infancia, así que pedimos un pacto de estado similar al Pacto de Toledo con las pensiones.

¿Qué reacciones a la crisis han visto adecuadas en otros países y qué medidas han sido inapropiadas en España, vistos los resultados?

S. H.: En el informe hemos hecho un resumen de las reacciones durante la crisis de los distintos países, en los que hemos dado un más o un menos a las políticas en función si eran positivas o negativas para los niños y sus familias. Podríamos destacar la política de Australia, que ha aumentado un bono para las familias con niños y han implementado un bono escolar, para compra de material, por ejemplo. Son ejemplos de políticas interesantes que se notan en los resultados.

M. A.: También en el Reino Unido, hace ya unos años, se abordó la pobreza infantil como un problema de Estado. Se dio presupuesto y se convirtió en uno de los países que reducía el impacto de la pobreza con políticas sociales, pero que ha empeorado con la austeridad de los últimos años. En España, además de los recortes en la escolarización para menores de tres años y otros que tiene en cuenta este informe, ya hablamos de la reducción en las políticas de infancia de casi un 15%.

¿Cuáles son las políticas concretas? Por ejemplo, el Gobierno ha recortado en un 90% el presupuesto para educación compensatoria, pensada para los alumnos con más necesidades. ¿Qué se está haciendo en España?

M. A.: Recortes. En la educación compensatoria, en las ayudas de 0 a 3 años, en las becas escolares, en las ayudas de libros de texto… Nosotros venimos hablando de pobreza infantil, ya con informes fuertes, desde 2010. Ha sido un tema que nos ha costado asumir como país. La reacción inicial era de escepticismo, se consideraba que eso no pasaba en España. Lamentablemente, la realidad nos ha dado la razón porque la crisis ha hecho que el problema se haya generalizado. Ahora hemos conseguido un consenso en el diagnóstico, como muestra el Plan Nacional de Inclusión Social con los datos del INE.

¿Y qué se está haciendo una vez detectado el problema?

M.A.: Hay medidas que se están tomando, pero son muy pequeñas. Los 17 millones de euros contra la pobreza para el año pasado en los presupuestos de 2015 van a ser 32. El análisis que nosotros hacemos de una prestación por hijo a cargo son 9.000 millones de euros. Estamos hablando de unas medidas diminutas frente a una situación que afecta a un porcentaje muy alto de niños.

Además, por otro lado, la reducción de las partidas de prestaciones de desempleo, de sanidad, de educación ha sido muy grande. No podemos afrontar el tema desde un ministerio o un área concreta, como la de Servicios Sociales, que hace pequeños programas de apoyo. Es necesario un diseño de políticas públicas global, con involucre al conjunto de los organismos del Estado.

En España el debate ya ha llegado a las instituciones, a veces con reacciones muy criticadas como las burlas del Partido Popular a Pedro Sánchez (PSOE) en el Congreso. ¿Los políticos se toman en serio el problema?las burlas del Partido Popular a Pedro Sánchez (PSOE) en el Congreso

M.A.: El debate sí ha llegado, pero hasta ahora no ha sido constante. Saltaba con el tema de los comedores sociales en verano o cuando se publicaba un informe, pero luego se olvidaba. No es un tema que haya recibido una atención constante, de iniciativas parlamentarias. En el pleno del Congreso ha habido poco debate sobre el tema. Todavía hace falta un nivel más, como pasó con las pensiones. Es un tema que está siempre en la agenda política, como un asunto de máximo nivel. Eso es lo que queremos para la infancia y no lo que sucede ahora, que cada vez que sale se utiliza más como arma arrojadiza de unos contra otros. En realidad, nadie tiene muchas cosas para echarse en cara porque ningún gobierno desde la Transición hasta ahora ha abordado en profundidad el tema de la infancia.

Nosotros proponemos mirar hacia delante. Asumir unos y otros que no hemos completado este circuito de protección de los más vulnerables, y que vamos ahora a terminar el trabajo y vamos a hacerlo bien, como con los mayores. Sobre todo por altitud de miras. Porque a corto plazo puede que no se aprecie tanto, pero a largo, un país en el que la natalidad cae, con unos índices de pobreza elevados, con un alto porcentaje de fracaso escolar... no es un horizonte muy bueno para nadie.

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