Los hospitales de las zonas con más transmisión de COVID-19, en alerta ante el aumento de la presión asistencial
Los hospitales de las zonas donde hay más transmisión de COVID-19 o donde los brotes preocupan, como Zaragoza o la Comunidad de Madrid, están en alerta. El temor es que la transmisión llegue de manera generalizada a colectivos vulnerables, lo que multiplicaría los casos más graves de la enfermedad que necesitan hospitalización.
El análisis de los datos de los casos que se han acumulado desde el 10 de mayo realizado por el Instituto de Salud Carlos III, que ya abarca numerosos rebrotes, indica que muchos casos son de personas jóvenes o sin síntomas: el 25% de los 23.000 incluidos en el estudio tenían menos de 30 años y más de la mitad fueron asintomáticos. Un ejemplo que ilustra este aspecto se da en la provincia de Almería. Allí, a pesar de que en julio se detectaron 516 positivos –más que en el mes y medio del pico de la pandemia entre marzo y abril–, la Junta ha registrado 33 hospitalizaciones, por las 186 del pico pandémico. En la Comunitat Valenciana o en Cantabria tampoco reportan problemas a la hora de gestionar el volumen de nuevas hospitalizaciones. “El sistema no está bajo presión. La capacidad asistencial está, ahora, muy por encima del nivel de hospitalizaciones tanto convencional como en UCI”, ha dicho este lunes el director del Centro de Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón.
El problema se da si el virus circula más incontroladamente y provoca casos graves. Y actualmente hay zonas en las que no se puede acotar totalmente la transmisión del SARS-CoV-2. Los gobiernos de Aragón y Catalunya han admitido que tienen focos de transmisión comunitaria, es decir, no pueden trazarse todas las cadenas de contagio. La Comunidad de Madrid ha informado este lunes de 238 ingresados en un día.
Así que, cuando esa transmisión comunitaria se acelera, puede llegar a los grupos que desarrollan un cuadro más grave de la COVID-19. Y necesitan hospital. Fernando Simón ha explicado que “a medida que se detecten más casos [en general], se detectan casos en personas más mayores. Tenemos que mirar los casos de hospitalización que, si bien no son muchos, en alguna comunidad autónoma, todavía sin someter a presión al sistema, están incrementándose de manera relativamente importante”.
Esta dinámica es la que experimentan en Aragón, donde la Consejería de Sanidad ha informado este lunes de que todavía presentan focos de contagio comunitario. En Zaragoza sus hospitales tienen ahora alrededor de 180 personas ingresadas por la enfermedad mientras hace un mes eran 48 en toda la comunidad autónoma. Pero es que, en el resto de Aragón, ya suman 85 casos ingresados, solo en Huesca acumulan 39.
“Estamos expectantes, hay miedo a que vuelva”
En Madrid, aunque la situación general “todavía está muy controlada”, según la describe el responsable de Sanidad del sindicato UGT, Julián Ordóñez, los hospitales se están movilizando. Ordóñez explica que “hoy no hay problemas en las urgencias y los ingresos están dentro de límites aceptables. De momento controlado”.
Sin embargo, en centros como el Gómez Ulla o el Gregorio Marañón se han despejado plantas por lo que pudiera venir ante el incremento general de casos. La Consejería de Sanidad ha llamado a esto “plan de elasticidad”. En la UCI del Puerta de Hierro “están, de momento, tranquilos”, cuentan los sanitarios. Con todo, en la parte sur de la Comunidad de Madrid están más preocupados: el Hospital Universitario de Móstoles ha detectado una progresión de casos hasta tener 22 ingresados en su 7ª planta y han tenido que suspender la cirugía mayor ambulatoria. “Estamos expectantes. Hay miedo a que vuelva, la gente está muy cansada porque la primera ola fue muy dura”, cuenta un especialista del centro.
A pocos kilómetros, en Getafe, también en la zona sur, se ha puesto en marcha un plan de contingencia, aunque “el centro está todavía tranquilo”, cuentan los médicos. Una facultativa resume que “todo el mundo está preocupado porque no se sabe qué va a pasar. Psicológicamente estamos agotados, aunque, en contrapartida, tenemos la experiencia acumulada”.
En Catalunya, la transmisión comunitaria se ha dado, casi desde el inicio de la fase de rebrotes en Lleida, como ha reconocido la Generalitat. El aumento de los casos hospitalizados se ha dejado notar en especial allí: desde el pasado 4 de julio un total de 25 pacientes que no tenían coronavirus han sido trasladados del Hospital Arnau de Vilanova de Lleida a otros centros, la mayoría el Vall d'Hebron de Barcelona, para liberar espacio asistencial.
En esta comunidad autónoma, este lunes se han superado los 100.000 casos, aunque se ha frenado el ritmo general de propagación. Los datos diarios que ofrece el Govern dan cuenta de que las personas hospitalizadas han sufrido un ligero ascenso con 29 ingresos más que el domingo. Sin embargo, los datos semanales apuntan a una estabilización de las hospitalizaciones: si la semana del 17 al 23 de julio las personas ingresadas aumentaron en 140 respecto a los siete días anteriores, la pasada semana solo hubo cuatro hospitalizados más. Con este panorama, por el momento, los hospitales de Barcelona no han tenido que reabrir plantas para la COVID-19 o nuevas UCI, como ocurrió en la última semana de marzo. Frente a las más de 1.500 personas ingresadas en las UCI catalanas que hubo en el pico de la pandemia, hoy hay 105.
Reportaje elaborado con información de Oriol Solé, Laro García, Candela Canales y Carles Navarro
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