María Neira: “Con el COVID19 estamos viendo un coste socioeconómico absolutamente demoledor”
La cifra de afectados por el COVID-19 alcanza casi los 115.000. ¿Cuál es el principal reto ante la epidemia?
Yo no me fijaría tanto en la cifra, la propagación del virus era algo dentro de los escenarios que preveíamos. Debemos seguir enfocados en la contención, pero sin generar pánico, efectos secundarios indeseados o un impacto muy negativo en la sociedad. Todo esto teniendo bien informada a la población, con recomendaciones sobre lo que deben hacer, pero pasando el mensaje sin caer en alarmismos ni catastrofismos.
¿Por qué en unos países las medidas adoptadas son más o menos restrictivas?
Cada país tiene que templar mucho las acciones en función de la situación política y mediática y asegurarse de que se toman con argumentos científicos y epidemiológicamente válidos.
Yo no cedería a presiones de pánico y seguiría con la tónica de tomar medidas según la evaluación del riesgo de forma proporcionada y adecuada y, sobre todo, teniendo seguridad de que van a ser efectivas. Obviamente se necesita que dicha evaluación sea permanente y constante por si hay que cambiar dichas acciones en cualquier momento por el tipo de nivel o de respuesta.
Si se hicieran más test, ¿el número de casos positivos en España sería mayor?
Por supuesto. Pero la lógica es que si el virus está y no está dando síntomas, ¿por qué habría que hacer ese tipo de exámenes? Si hacemos pruebas de hepatitis A vamos a encontrarnos también con más diagnósticos, pero no es una situación lógica analizar a toda la población española. Solo se proponen ese tipo de exámenes a grupos cerrados para tener estudios epidemiológicos. Aparte de eso no veo el interés.
Cuando un virus tiene presentación clínica, es obvio que ya hay otra parte de la sociedad que probablemente está afectada. Y eso no es ni siquiera malo, es probable que el virus esté circulando y eso nos haga desarrollar una cierta inmunidad.
¿El peor de los escenarios sería que se convirtiera en un virus estacional?
Ahora mismo el escenario que hay que sortear son las muertes. La prioridad es proteger a las personas que desarrollen esos síntomas (sobre todo las vulnerables con patología previa y más mayores). El segundo escenario ya sí sería efectivamente evitar que entre dentro de nuestra sociedad, se quede y se vuelva estacional como el virus de la gripe, que ya cuesta en el mundo más de medio millón de muertes cada año.
¿Se conoce el coste actual del SARS-CoV-2?
En este momento estamos viendo, además del coste de las personas fallecidas y el tratamiento a esos pacientes, un coste socioeconómico sin precedentes que está siendo absolutamente demoledor. Por eso se están tomando medidas para acolchar este coste evitando, por ejemplo, las acciones desproporcionadas y sobreactuaciones.
Hay muchos mitos en relación a esta enfermedad. ¿Qué se puede hacer para que no lleguen a la sociedad?
Discernir entre la información es difícil. Las personas tienen acceso a todo tipo de bulos que pueden suponer un impacto realmente muy negativo en la sociedad. Para empezar el miedo que se está provocando en personas con una cierta edad o patologías previas y que habría que intentar evitar. Yo estoy a favor siempre de la transparencia, pero creo que por lo menos una vez al día habría que consultar fuentes oficiales, como la Organización Mundial de la Salud.
¿Cómo cree que estamos actuando los medios en la cobertura de esta epidemia?
Los medios estáis haciendo vuestra labor, que es informar y responder a una demanda por parte de los ciudadanos. Pero quizá estaría bien bajar un poco el tono de sensacionalismo al contar las cosas. Todos somos parte de las posibles repercusiones y entre todos también tendremos que intentar evitarlas.
¿Quizá el coronavirus deje lecciones de prevención aprendidas para el futuro?
Hacer salud pública es una ciencia difícil porque requiere una visión de conjunto, de contexto, de proporcionalidad. Hay que invitar más que nunca a que se analicen todos los datos, ponerlos en contexto y tomar una decisión poblacional, es decir, que beneficie a la sociedad en general.
Y seguir con la prevención primaria, la higiene básica, que va a dar unos beneficios enormes no solo para el coronavirus sino para cualquier tipo de enfermedad de transmisión respiratoria o, incluso, diarreicas. Oír hablar a los niños en los colegios permanentemente de cómo se lavan las manos y cómo limpian sus mesas me parece muy importante.
¿En España se llegará a la cuarentena de China o las nuevas medidas en Italia?
Cada situación requiere de una valoración del riesgo/beneficio. En China había que identificar a todos los pacientes y el país no cuenta con un sistema sanitario que permitiera que aquellos con la fase más severa del virus fueran tratados. De ahí que se tomaran medidas tan rápidas y sin precedentes. Italia también está tomando acciones muy drásticas.
Pero la transmisión del virus es inevitable. Cada país tendrá que ver qué medidas toma y cuáles son las más eficaces. La clave está en tener sangre fría y mucho balance para decidir en función de argumentos defendibles desde el punto de vista epidemiológico.
¿Todavía estamos a tiempo de erradicar el virus y que sea como el SARS de 2002?
No me atrevería a decir que se va a erradicar. Porque eso querría decir que no hubiera absolutamente ningún caso, pero sí me atrevo a decir contener. De eso sí estamos a tiempo.
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