La mayor parte de las mujeres mayores de 65 años que han sido víctimas de la violencia de género (un 67%) lo han sido durante más de 20 años: cuatro de cada diez durante más de 40 y el 27% entre 20 y 30. Lo revela un estudio reciente presentado este jueves por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, que ha celebrado la jornada de conmemoración del 15º aniversario de la Ley Integral contra la Violencia de Género.
El informe se ha basado en una muestra de 245 mujeres usuarias del Servicio Telefónico de Atención y Protección para víctimas de la violencia de género (ATENPRO). El objetivo es poner el foco en los factores que determinan la “especial vulnerabilidad” de estas mujeres que viven en muchos casos una realidad oculta lastrada por la dependencia económica o el rol de cuidadoras o garantes de la unidad familiar que sigue pesando sobre ellas.
De hecho, los hijos se erigen como uno de los principales motivos para no separarse de sus entonces parejas, algo que aducen el 32% de las encuestadas. Por otro lado, seis de cada diez revelan haber sufrido violencia económica: de ellas, el 55% de las mujeres no recibían dinero para los gastos del hogar, el 41% dijo que él se apropiaba de su dinero, el 34% de las señalan que no les dejaban trabajar o estudiar fuera del hogar y un 31% dicen que él se apropiaba de sus bienes.
Según las conclusiones de la investigación, realizada por Cruz Roja Española con apoyo de la Universidad Carlos III de Madrid, las mujeres mayores de 65 años experimentan una discriminación de género “en mayor medida” que las jóvenes, lo que se une a una discriminación por edad más fuerte que la experimentada por los hombres mayores. Una doble exclusión, señala el informe, que “está en la base de la invisibilidad” de este tipo de violencia.
El temor por una nueva agresión
Aunque, en general la mayoría de víctimas de maltrato no denuncian, la cifra desciende en el caso de las mujeres mayores, según reveló la Macroencuesta de Violencia de Género de 2015. Ellas acuden en menor medida a la Policía o a los juzgados para señalar el maltrato que están sufriendo (22,2%) que las de menos de 65 años (29,6%). También las mayores piden menos ayuda a otro tipo de servicios (médico, psicólogo...) que las mujeres más jóvenes –solo un 33,8% frente al 46,8%–.
Y es que las expertas exigen que la espiral de violencia y trabas que se suelen entrelazar en este tipo de realidades sean atajadas mediante unos servicios públicos y protocolos adaptados a las necesidades de estas mujeres y una fuerte red de acompañamiento, algo que en gran medida sigue sin desarrollarse.
Cabe destacar, además, que el 56% de las mujeres entrevistadas declara haber mantenido relaciones sexuales contra su voluntad por miedo al maltratador y casi la mitad (el 46%) considera que el riesgo de que su expareja cometa una nueva agresión es “alto o muy alto”; el 28% señala un riesgo “moderado” y el 26% lo estima “bajo o muy bajo”.
El informe, además, hace referencia a los hijos de las mujeres, considerados víctimas directas de la violencia de género que sufren sus madres desde 2015, cuando se reformó la Ley de Protección a la Infancia. Siete de cada diez mujeres entrevistadas revelaron que sus hijos e hijas presenciaron agresiones y tres de cada diez también fueron víctimas de agresiones, insultos, menosprecios o intimidaciones.