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Entrevista Director general de Salud Pública y Equidad

Pedro Gullón: “Siempre hay presiones de la industria pero nos da igual, tenemos claro el plan contra el tabaco”

David Noriega

30 de enero de 2024 22:08 h

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El nombre y la cara de Pedro Gullón se volvieron populares durante la pandemia de coronavirus. El epidemiólogo y profesor de la Universidad de Alcalá, que comenzó a militar en la salud pública tras los recortes de Mariano Rajoy en 2012, se volvió una de las voces de referencia cuando la incertidumbre sobre las consecuencias y la evolución de un virus desconocido puso al planeta en jaque.

“La covid dejó algunos posos, sobre todo que lo colectivo es importante”, explica en la redacción de elDiario.es el nuevo director general de Salud Pública y Equidad del Ministerio de Sanidad. Y eso, lo colectivo, quiere que sea el eje de su trabajo: “Nos salvamos todos o no se salva nadie. Ese es uno de los valores principales de la salud pública”.

¿Qué objetivos se ha marcado al frente de la Dirección General?

Nos hemos marcado tres objetivos que queremos sacar a corto plazo. El primero es la Agencia Estatal de Salud Pública, que ha ido esta semana al Consejo de Ministros y empezará su trámite parlamentario. En segundo lugar, vamos a sacar del cajón el plan integral contra el tabaquismo, en el que los técnicos del Ministerio y de las comunidades autónomas llevaban un tiempo trabajando, con todo lo que va a implicar en los próximos meses y, seguramente, años. Y el tercero tiene que ver con un cambio en el nombre de la Dirección General de Salud Pública, que ahora se llama también de Equidad, así que tenemos que atender a los determinantes de la salud. Vamos a intentar concretar en medidas ese mantra de que el código postal es más importante que el código genético.

Empecemos por el plan contra el tabaquismo. Lleva bastante en el cajón, ¿teme que haya presiones de la industria para que se frene o se diluya?

Seguramente las haya, evidentemente, siempre las hay. Siempre hay conflicto de intereses. En salud pública llamamos ‘determinantes comerciales de la salud’ a esos intentos de las industrias para poner por delante sus intereses a través del marketing, los lobbies, la promoción… Es algo normal, con lo que tenemos que ir día a día. Pasa con el tabaco y con otros productos que no son saludables, pero a nosotros nos va a dar igual. Tenemos el plan claro y vamos a actuar con determinación. Supongo que habrá presiones, pero vamos a ir con la salud por delante.

Se habló de las terrazas, pero algunos ayuntamientos han restringido el tabaco incluso en las playas. ¿Qué límites se pone para los espacios libres de humo?

La protección de las personas no fumadoras es uno de los aspectos que podemos cubrir con el plan integral, aumentando el número de espacios libres de humo. Dónde lo terminaremos dejando dependerá de las evaluaciones que vayamos haciendo en los próximos meses. En las terrazas es donde tenemos más consenso, pero seguramente ampliaremos también a otros lugares. En otros ya se debería estar aplicando, como alrededor de los hospitales, así que tenemos que mejorar la inspección.

Sanidad va a financiar el genérico de Champix, el medicamento para dejar de fumar. ¿Qué beneficios aportan estos tratamientos farmacológicos?

El plan tiene cinco partes. La primera es que empiece a fumar menos gente. Para eso se suben los precios, se disminuye la disponibilidad o se hace que productos como los vapers estén menos accesibles. La segunda es conseguir que los que fuman lo dejen de la forma más fácil posible. Aquí es donde entra financiar productos sobre los que haya evidencia científica. Pero no queremos quedarnos solo con la prestación farmacéutica, sino homogeneizar las estrategias que hay en las comunidades y ofrecer los mejores servicios de prevención.

Si ya tenemos menos gente que fuma y la gente que fuma intenta dejarlo, la tercera meta es proteger a los no fumadores, aumentando los espacios libres de humo y reduciendo su impacto ambiental. Las últimas metas del plan consisten en mejorar la investigación y la forma en la que interactuamos como sociedad con el tabaquismo y cómo podemos relacionarnos con otros organismos que intentan disminuir los efectos en salud.

En algunos países europeos se financian también tratamientos farmacológicos contra la obesidad, ¿le parece una buena opción?

Aquí hay dos cosas diferentes. Por un lado, qué filosofía queremos tener como salud pública a la hora de atender problemas que tienen implicaciones muy importantes en salud. Por otro, si este tipo de prestaciones farmacéuticas tienen evidencia científica de que pueden reducir la obesidad. En este aspecto, vamos a confiar al máximo en los técnicos. En el primero, vamos a ser muy cautelosos sobre si consideramos algunas cosas como una enfermedad. Que una persona tenga exceso de peso no depende solo de sus decisiones, sino del contexto en el que se encuentra y las condiciones en las que vive.

Vamos a aplicar un enfoque de universalismo proporcional, que consiste en pensar en las causas de las causas, y a dialogar con otros ministerios para que se haga una evaluación del impacto en salud de políticas que no son sanitarias

Además de intentar financiar diferentes tipos de tratamientos, no solo farmacológicos, como hablábamos antes para dejar de fumar, tenemos que trabajar la parte previa, en las causas. Para ello, queremos abordar el concepto de salud con todos los ministerios, para que todas las políticas tengan la salud por delante. Hablamos de consumo o alimentación, pero también las que tienen que ver con la vivienda o con las condiciones en las que se vive. Queremos que el discurso de salud esté centrado en todo ello. Eso significa que ponemos el bienestar de las personas en todas las políticas.

Las tasas de obesidad infantil también son cada vez mayores. ¿Qué se puede hacer para revertirlas?

En mi mundo anterior, en el ámbito académico, estudiaba las desigualdades sociales que existen por diversos gradientes, ya sea por género, clase, renta, raza… donde existen diferentes tasas de casi todas las enfermedades, también obesidad. Vamos a intentar aplicar un enfoque de universalismo proporcional, que consiste en ir a esas formas río arriba, pensar en las causas de las causas, e intentar dialogar con otros ministerios para que la salud esté por delante. Incluso vamos a intentar que se haga una evaluación del impacto en salud de políticas que no son sanitarias. Esa es la parte ‘universalismo’. La parte ‘proporcional’ es que vamos a intentar disponer de los recursos suficientes, trabajando con las comunidades autónomas, que son las responsables de la atención sanitaria, para que puedan actuar en aquellos lugares donde haya tasas de obesidad más altas y que puedan hacer estrategias específicas.

En diciembre, el Ministerio publicó un documento sobre los Condicionantes sociales y del contexto familiar que sería recomendable incluir en la historia de salud digital’. Incluye cuestiones como la orientación sexual, si se vive o no de alquiler, la clase social… ¿Por qué son importantes? ¿No es algo que pueda condicionar la asistencia o los diagnósticos?

Lo que no conseguimos introducir en los sistemas de información es algo que no podremos medir y, por lo tanto, no tendremos capacidad para realizar acciones específicas. En España hay grupos de investigación muy importantes, pero si tenemos la información primaria podremos facilitar mucho las cosas a los técnicos del Ministerio y a los investigadores que quieran trabajar sobre el tema. Ahora bien, tenemos que hacerlo con cuidado con la protección de datos.

Si decimos que la salud no depende de nuestras decisiones individuales, sino de nuestro contexto y de nuestras condiciones de vida, tendremos que saber en qué condiciones de vida está la gente

Si decimos que la salud no depende de nuestras decisiones individuales, sino de nuestro contexto y de nuestras condiciones de vida, tendremos que saber en qué condiciones de vida está la gente. Además, es información que ya está en una historia clínica normal y sobre la que se recomienda preguntar, aunque no se hace de forma sistematizada o no hay capacidad para explotar esos datos fácilmente.

Usted es experto en los condicionantes sociales que afectan a la salud. ¿Se puede hacer más por la salud de la población desde el Ministerio de Sanidad o desde el de Trabajo?

(Risas) Esto comenzó en los años 70, en Canadá, donde el ministro de Salud [Marc] Lalonde publicó un estudio en el que explicaba que la mayoría de los condicionantes de la salud no están dentro de lo que hacemos en el sistema sanitario. Lo que tenemos que hacer desde salud pública es levantar la mano y decirles a esos otros ministerios: “Somos el Ministerio de Sanidad, estamos aquí y eso tiene un impacto en la salud”.

El cambio climático es el reto más importante en salud pública

Cuando la ministra Mónica García tomó posesión de la cartera, estuvo acompañada por las vicepresidentas de Trabajo y de Transición Ecológica, Yolanda Díaz y Teresa Ribera.

Es toda una declaración de intenciones. El trabajo es un gran condicionante de salud y el cambio climático es un determinante, seguramente el reto más importante que tenemos en salud pública en el siglo XXI. Ya hemos tenido un aumento de mortalidad por olas de calor y no son temas para nuestros nietos, ya está pasando y nos tenemos que adaptar. Para ello, estamos impulsando, de la mano de Transición Ecológica, el Observatorio de Salud y Cambio Climático, se ha incorporado al gabinete del Ministerio Héctor Tejero, que es experto en estos temas, y queremos darle más centralidad dentro de la Dirección General. Vamos a empezar con aspectos muy técnicos para redefinir las alertas por olas de calor, para que puedan saltar incluso en momentos como ahora, en enero o febrero.

Las medidas para mitigar los efectos del cambio climático se proponían en salud pública hace 20 años para mejorar la vida en las ciudades: más espacios verdes, para reducir la enfermedad cardiovascular, o calles más caminables, para mejorar las crónicas

Pese a la evidencia científica, las medidas que tienen que ver con la mitigación o la reducción de daños son de las que más debates generan.

Evidentemente es algo que toca muchos intereses. El cambio climático es un elemento muy transversal a nuestras vidas, tanto en qué produce las emisiones de CO2 como en dónde se producen o en dónde afectan. Es un elemento central, así que es normal que las acciones tengan resistencias pero, en general, la mayoría de medidas para mitigar sus efectos son las mismas que se proponían en salud pública hace 20 años para que la vida en las ciudades sea mejor: más espacios verdes, para reducir la enfermedad cardiovascular, o que las calles sean más caminables, para intentar mejorar las enfermedades crónicas.

Usted fue muy activo, mediáticamente, durante la pandemia. ¿La crisis sanitaria sirvió para cambiar la mentalidad de lo personal a lo colectivo en cuanto a la salud?

Me gustaría pensar que sí. En muchos aspectos, la pandemia ha supuesto un antes y un después. Fue una experiencia totalmente traumática para la mayoría de la población, pero deja algunos posos, sobre todo que lo colectivo es importante, que nos salvamos todos o no se salva nadie. Ese es uno de los valores principales de la salud pública. Colectivamente podemos solucionar muchos de estos problemas, pero individualmente, no.

¿Cuándo estará operativa la Agencia Estatal de Salud Pública y cómo va a funcionar?

Ahora comienza el trámite parlamentario y se alargará unos meses, esperemos que los menos posible. Después tendremos que elaborar el estatuto de la Agencia, que contiene la verdadera letra pequeña de su funcionamiento, del sistema de gobernanza, sus departamentos y las cosas más concretas. Para entender qué cambios supone, tenemos que saber que algunas de las acciones que lleva a cabo el Ministerio son muy técnicas y otras son políticas. Normalmente, dividimos las funciones de salud pública en tres: vigilancia del estado de salud, comunicación de un riesgo en salud y gestión de ese riesgo. Las principales funciones de la Agencia van a ser las dos primeras, así que tendremos un organismo con mucha más autonomía e independencia. La parte de gestión es la que depende de esa parte más política, a la que democráticamente tiene derecho el Ministerio.

¿En qué va a cambiar la vida de los ciudadanos?

Lo van a notar poco, porque la salud pública, cuando funciona, es bastante invisible. Si funciona, es que tenemos pocos problemas. Si vemos poco a Fernando Simón en televisión es bueno.

Las estrategias de salud pública suelen estar más minusvaloradas porque solo se acuerdan de ellas en tiempos complicados

¿Esa parte invisible hace que sea más complicado implementar estrategias de salud pública?

Sí, una de las razones por las que las estrategias de salud pública suelen estar más minusvaloradas es porque solo se acuerdan de ellas en tiempos complicados. En tiempos de la covid todo era salud pública y un epidemiólogo como yo estaba todos los días en los medios de comunicación, pero cuando pasó todo aquello, nos olvidamos. Lo que me gustaría reivindicar es que la Dirección General de Salud Pública y Equidad no es una dirección general de pandemias, ni la agencia estatal será una agencia de pandemias. Se encargará de los riesgos en salud de la población y eso involucra todos los problemas de salud. Por ejemplo, en términos de mortalidad, nos morimos de enfermedades cardiovasculares y de cáncer más que de infecciosas.

¿Qué papel juega la Atención Primaria en la salud pública?

Como hemos dicho antes, el sistema sanitario no es el principal determinante pero, dentro de eso, la Atención Primaria es lo más importante. Es la más cercana a la población y a las condiciones de vida de la gente y la que sabe lo que está pasando en la calle. Más allá de la atención clínica, hay una segunda parte, que es la comunitaria. La Atención Primaria tiene la capacidad de impulsar acciones que van más allá del sistema sanitario, de participar en todas las acciones comunitarias para poner la salud en ellas.

Seríamos muy cínicos si decimos que las condiciones de trabajo son un condicionante de salud muy importante pero pedimos a quienes trabajan para el sistema sanitario que lo hagan unas horas que no son adecuadas para mantener una salud mental suficiente

Con la situación de saturación en algunos centros de salud, ¿es posible esa atención comunitaria?

A los médicos de Atención Primaria no se les puede pedir que hagan esas labores cuando están muy saturados. Además, desde el Ministerio de Sanidad seríamos tremendamente cínicos si estamos diciendo que las condiciones de trabajo son un condicionante de salud muy importante y pedimos a quienes trabajan para el sistema sanitario que lo hagan unas horas que no son adecuadas para mantener una salud mental suficiente. En el Plan de Atención Primaria estamos intentando reorganizar algunos aspectos y desatascar algunas funciones que les llevan mucho tiempo y que generan muy poquito valor, como gestionar las bajas de corta duración. Los médicos y las médicas, sobre todo los que se han formado en los últimos años, están encantadísimos con la parte comunitaria y los mayores recuerdan cuando podían hacerla. Tenemos que facilitar esas condiciones.

Hablamos de salud, pero desde el punto de vista económico, ¿qué repercusión tiene la inversión en salud pública?

Es la inversión más rentable que hay. Cuando ponemos dinero en prevención y evitamos un caso de cáncer complicado, nos estamos ahorrando todos los tratamientos que conlleva. A veces cuesta ver el impacto, porque es a largo plazo. Por ejemplo, dentro de 30 años veremos los efectos en cáncer de pulmón de la inversión que puede conllevar el plan integral contra el tabaquismo, que no es algo que cueste mucho dinero. Con la covid, que es una enfermedad con muy poco curso de acción, invertir en medidas no farmacológicas tuvo un impacto en vidas salvadas muy claro.

Vamos a intentar que el preservativo vuelva a las relaciones

¿Qué análisis hace del aumento de infecciones de transmisión sexual?

Llevan unos años creciendo, especialmente en personas jóvenes. No es cosa del efecto post-covid, ni de la introducción de la prep, como han achacado algunas voces. Es una tendencia que venía de antes. Ahora vigilamos mucho mejor, por lo que somos capaces de detectar más casos, pero tenemos que prestar atención. La división de ITS, VIH, tuberculosis y hepatitis, dirigida por Julia del Amo, lo ha puesto como prioridad y este año quieren sacar campañas de concienciación.

Vamos a intentar que el preservativo vuelva o llegue más lejos en las relaciones. Creo que hubo un momento en el que alcanzó su techo de uso y después fue descendiendo y dejó de estar tan presente en el día a día. Quizá tenemos que volver a ser un poco más incidentes en su uso, facilitando la disponibilidad, etc.

La universalidad del sistema sanitario fue uno de los motivos de mi militancia en salud pública, después de que en 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy quitase la asistencia sanitaria a inmigrantes que no estaban documentados

Para terminar, quería preguntarle por la universalidad. ¿Qué impacto tiene en salud pública que todo el mundo tenga derecho a acceder a la sanidad?

Es enorme. La universalidad del sistema sanitario fue uno de los motivos de mi militancia en salud pública, después de que en 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy quitase la asistencia sanitaria a inmigrantes que no estaban documentados. Una persona, por el hecho de ser persona, tiene derecho a tener asistencia sanitaria. Los decretos que prepararemos irán en la dirección de desburocratizar la atención lo máximo posible, que no haya que presentar, sobre todo quienes se encuentran en una situación más vulnerable, una documentación que a veces es imposible. Lo hacemos por dos razones: la primera, porque es justo, y la segunda, por una cuestión utilitarista. Mientras todos tengamos mejor salud, va a ser mejor para todos. Esto se ve claro con las enfermedades infecciosas, donde si podemos tratar a alguien, podemos reducir también la posibilidad de transmisión.

¿Qué plazo se marcan para recuperarla?

En los próximos meses. Está en los planes de 2024.