El uso de la píldora anticonceptiva se ha incrementado notablemente en las españolas menores de 25 años, especialmente entre las que tienen entre 15 y 19. Es lo que se desprende del desglose de datos facilitado a eldiario.es del informe del Observatorio de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) con datos de este año. Se realiza de manera bienal y, en 2014, el uso de ese método hormonal entre las chicas de 15 a 19 años era del 8,8%. En 2016 subió al 18,9% y en 2018 está ya en el 21%, es decir, su uso se ha casi triplicado en los últimos cuatro años. Antes, en 2011, otro estudio de referencia y con metodología similar desarrollado por Bayer situaba la cifra entorno al 11%.
Entre las que tienen de 20 a 24 ha subido 10 puntos en 4 años: del 26,5% al 36,2%. En el mismo periodo, entre las mujeres de franjas a partir de 25 de edad la píldora ha seguido levemente la tendencia contraria, o se ha mantenido. La encuesta engloba a todas las mujeres: las que están en riesgo de embarazo no deseado pero también las infértiles, las que buscan tener un bebé o las que no tienen relaciones heterosexuales o coitales.
Entre varios expertos consultados para este reportaje hay un punto en común: el aumento del uso de la píldora entre las más jóvenes no es por sí mismo una mala noticia si realmente se interioriza que no es un método barrera. “Es bueno que en cualquier tramo aumente el uso de un método anticonceptivo, siempre que sea con sus correspondientes controles médicos. Económicamente, la píldora es accesible. No me parece mal, pero habría que ver si esto supone el abandono del preservativo”, declara la ginecóloga perteneciente a la SEC y expresidenta de la Federación Estatal de Planificación Familiar Isabel Serrano.
El informe de la SEC muestra en el mismo periodo que también hay un aumento de las chicas que contestan –es respuesta única, no pueden mencionar dos– que eligen el condón como método anticonceptivo: del 37,6% al 46% actual, aunque en 2016 bajó al 27,4%.
Desde la propia SEC todavía no tienen una valoración “clara y única” de este aumento entre las jóvenes que califican de alto, pero en principio lo achacan a la “mayor información, menos mitos y menor carga negativa” y a que las usuarias sean “hijas de mujeres que en su día tomaron la píldora”. “No es más que un acercamiento a los países de nuestro entorno más cercano, como Francia o Portugal”. En esos países vecinos el porcentaje supera el 50%.
Los primeros resultados del estudio completo los adelantaron a principios de octubre. Se refiere a los hábitos relacionados con la salud sexual de las mujeres españolas y concluye que el 72,1% de las que tienen de 15 a 49 años utiliza algún método anticonceptivo. Ese porcentaje total ha aumentado desde que en 1997 se comenzara a preguntar a las mujeres si usaban algún método anticonceptivo: entonces y hasta 2014 era una labor que llevaba a cabo el Equipo Daphne de la Fundación Bayer y eran el 49,01%. Durante estas dos décadas siempre ha sido el preservativo el método al que más mujeres recurren, en 2018 un 29,6% del total. Le sigue la píldora con un 17,3%, aunque todavía hay más que no utilizan nada, el 27,8%.
“Las ETS les ocurren a otros”
En el informe se especifica, sin desagregación por edades, que el 80% de las mujeres de 15 a 49 años no utiliza dos métodos –el preservativo sumado a uno hormonal, al parche o a inyecciones–. Gemma Castro, coordinadora del Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Madrid, explica que en la población adolescente hay que insistir especialmente que en la mayoría de casos sigue siendo necesario un método barrera porque “sobre todo ahí está ese pensamiento mágico de que las ETS les ocurren a otros. Y que si los encuentros sexuales son con personas conocidas estamos cubiertos, ‘cómo va a tener algo mi vecino de toda la vida’. Solo viene la alarma si no se conoce al chico o chica, pero cuando muchos nos cuentan su historial encontramos que lo que ellos no consideraban de riesgo, ya fuese por ser un conocido o una relación considerada estable, sí lo era”.
Otro tema son los efectos secundarios. La ginecóloga Isabel Serrano considera que “no hay medicamento sin efecto secundario y tú tienes que poner en la balanza lo positivo y lo negativo. Y ahí normalmente los anticonceptivos son más beneficiosos que perjudiciales. En gente joven no suelen tener patologías añadidas. Además a veces acompaña a otro tipo de elementos, como por ejemplo evitar anemias”. Ella defiende que, si se ha tenido la primera regla hace al menos 1 ó 2 años, la píldora no está necesariamente contraindicada. No cree que se recete muy rápido: “No es lo más común que una chica de 16 pida la píldora para el acné y se la den sin más preguntas”. Mercedes Andeyro, de la junta directiva de la SEC y jefa de servicio en el Hospital General de Villalba, recomienda, en caso de tomar la píldora, una revisión mínima anual y a los 2 ó 3 meses si hay molestias: “Ahora hay con bajas dosis hormonales. Se trata de ir probando”.
En un artículo reciente de Playground, la periodista Anna Pacheco relataba algunos efectos secundarios minoritarios pero muy graves asociados a la píldora, como la trombosis. Una de las fuentes consultadas era la ginecóloga e investigadora en Estudios de Género Enriqueta Barranco, que no se definía como “objetora” pero sí como crítica. Barranco explica a eldiario.es que, concretamente desde edades tan tempranas, es aun más fundamental valorar lo que pueda ser negativo. En primer lugar “porque es más frecuente que no usen preservativo”; en segundo, “porque la exposición a productos hormonales es muy precoz y muy prolongada en el tiempo. A la larga puede presentar riesgos quizá incluso desconocidos hasta el momento”.
“La píldora se vende y se seguirá vendiendo como producto inofensivo, y se conocen con relativa frecuencia los efectos secundarios no graves, a los que se presta poca atención desde el ámbito científico. Se pone como excusa que no hay estudios ni evidencias, cuando desgraciadamente el tromboembolismo no se puede minimizar”, continúa. También incide en educar más sobre cómo funciona realmente la píldora cuando se aconseja para desajustes en la regla, pues “no la regula, sino que la anula. Eso se ve en la tendencia, que ha cambiado desde que hace unos años se buscaba sangrar cada mes a ahora que cada vez se pregunta más sobre píldoras para no sangrar”. En cuanto al acné, sí piensa que “cuando no se sabe qué hacer es algo frecuente el pensamiento de 'que te dé tu gine la píldora'”.
Métodos de larga duración para prevenir olvidos
En Bayer desarrollaron otra infografía en 2016. Trataba sobre una dificultad específica de la generación 'millennial' con la píldora: el 27% de las mujeres españolas de entre 21 y 29 años habían olvidado alguna vez tomarla. Es el acto cotidiano que provoca más despistes, por delante de dejarse las llaves o la cartera en casa. Esa proporción crece cuanto menos edad se tiene, expresa Mercedes Andeyro: “Y eso sí implica un poco más de inseguridad”. Por eso se aboga como planificación familiar por promocionar otros anticonceptivos más a largo plazo: “Las más jóvenes son las más fértiles y, si se descuidan, tienen más posibilidades relativas de tener un embarazo que si tiene un descuido una de 40”.
El uso de otros métodos que no sean la píldora ni condones todavía es minoritario en España, todos por debajo del 5%. Las expertas consultadas coinciden en que, muchas veces, se acaba eligiendo la píldora porque es lo más accesible, lo más barato y lo más conocido tanto por profesionales como por usuarias. Pero para evitar errores o malos usos también animan a tener en cuenta alternativas de más larga duración -no definitivas- o que no requieran del recordatorio diario, como el anillo. “No dependen de cómo se lo ponen, ni de que viajen, ni de que estén malas. Pero hay que recordarles que eso no protege de las ETS, siempre, como con la píldora”, insiste Andeyro.
Sobrel DIU, según el informe de la SEC, únicamente el 1% de chicas de 15 a 19 años lleva puesto el de cobre y el resultado es nulo para el hormonal. De 20 a 24 años se eleva solo al 2,1% en ambos tipos. Estudios como el CHOICE de la Universidad de Washington en San Luis sí resolvieron que no estaba contraindicado para esas edades. El problema, según Andeyro y también Castro o Serrano, es que ni todos los profesionales tienen toda la información, ni hay siempre recursos para colocarlo. Pero defiende “que lo pueden utilizar chicas jóvenes, en el mercado hay de menor tamaño y no hay límite”.