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El ratoncito Pérez, aliado de la ciencia ciudadana para la creación de una gran colección de dientes de leche

Recogida de dientes de leche en la ciudad de Córdoba.

Esther Samper

29 de octubre de 2021 21:54 h

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Los dientes de leche, deciduos o temporales, están destinados a tener una vida efímera en la boca de la mayoría de los niños. Surgen en torno a los 6-8 meses tras el nacimiento y empiezan a caerse a partir de los 5-6 años de edad, empujados por los dientes definitivos. 

Este proceso, casi universal (algunas personas pueden conservar parte o la totalidad de los dientes de leche), lleva ocurriendo en nuestra especie y antecesores desde hace millones y millones de años. El crecimiento de la mandíbula a lo largo de la infancia requiere la presencia de más dientes con un tamaño mayor, así que las 20 piezas dentales temporales van cayendo poco a poco para dejar paso a los 32 dientes definitivos.

La pérdida de los dientes de leche marca una época en el crecimiento de los niños y en diversas culturas como la española, la francesa, la italiana o la hispanoamericana la mitología establece que un ratón es el encargado de recoger dichos dientes a cambio de un pequeño regalo. En España y desde finales del siglo XIX, el protagonista de esta etapa es el Ratoncito Pérez, que colecciona con misteriosos propósitos las piezas dentales que los infantes suelen dejar bajo la almohada.

Desde el año 2014, sin embargo, el interés coleccionista del célebre ratón es más transparente y útil que nunca. En este año comenzó el proyecto Colección Ratón Pérez, una iniciativa del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), en Burgos, y de la Unidad de Cultura Científica e Innovación (UCC+i) que busca la recogida de dientes de leche con diversos fines científicos, que van desde el estudio de la evolución humana hasta análisis forenses y odontológicos.

Cada año desde el 2014, el CENIEH organiza campañas para que los niños donen sus dientes de leche caídos a cambio de un cepillo de dientes, un ticket para una visita a la Casa Museo del Ratón Pérez (en Madrid) y un diploma por colaborar con la ciencia. Este año, además, pueden participar en un sorteo para asistir al taller del Ratón Pérez, en el que se explica la función de los dientes y cuál es la finalidad de la colección para los científicos.

Antes de la entrega de los dientes es necesario completar un formulario con diversos datos personales y biológicos de los niños y de su familia (sexo, edad actual y edad cuando se cayó el diente, tipo de lactancia y procedencia de sus padres y abuelos, entre otros detalles). Además, los padres deben firmar un consentimiento en el que se informa sobre el uso que recibirán dichas piezas (se asegura el anonimato y la confidencialidad). La colección ya abarca más de 3.000 piezas dentales gracias a cientos de donantes y el objetivo es que se amplíe a lo largo del territorio nacional y a otros países como Argentina y Australia.

La ciencia tras la Colección Ratón Pérez

Las características de la iniciativa se han dado a conocer a la comunidad científica internacional recientemente a través de la revista American Journal of Physical Anthropology, La idea principal es que científicos de cualquier lugar del mundo y de diversas disciplinas como la arqueología, la antropología forense, la medicina oral y dental o la paleoantropología puedan acceder en persona o virtualmente a los datos de esta gran colección de dientes de niños nacidos durante el siglo XXI para sus propios estudios.

Los donantes de las piezas dentales son niñas y niños de entre 2 y 15 años, principalmente de España, aunque también hay un reducido número de chavales de otras nacionalidades. Nada más recibir los dientes en el CENIEH, estos se procesan de la misma forma que los restos fósiles para conservarlos en condiciones adecuadas. Los especialistas limpian los dientes de restos orgánicos con una mezcla de agua purificada y metanol y una vez que están secos se les aplica una resina diluida que se solidifica para garantizar su conservación. Tras este paso, los dientes se almacenan etiquetados en bolsas dentro de cajas situadas en una sala de almacenamiento con una humedad relativa del 50 % y a 20 ºC.

De los más de 3.000 dientes recibidos, los investigadores han escaneado alrededor de 800 con un dispositivo de tomografía computarizada con resolución micrométrica. A través de rayos X, esta máquina puede adquirir con extremo detalle la morfología 3D exterior e interior de los dientes y la visualización del esmalte y la dentina (tejido debajo del esmalte) sin tener que destruirlos.

La mayoría de estudios científicos suelen emplear dientes definitivos, por la limitada cantidad de dientes deciduos disponibles en colecciones. La finalidad principal de esta colección de dientes de leche es ampliar el conocimiento en esta materia al permitir la realización de diversas investigaciones con estos dientes. Un ejemplo es el análisis de diferentes características de los dientes deciduos y su relación con el embarazo, la lactancia materna o artificial o el lugar de residencia. Conocer mejor el desarrollo de estos dientes también podría ayudar a estimar con mayor precisión el sexo y la edad a partir de restos con estas piezas.

Uno de los objetivos es averiguar si los dientes de leche presentan características diferentes según el sexo (dimorfismo sexual) , algo que sí está presente en los dientes definitivos. Otro fin es comparar las características de los dientes de leche actuales con los de homínidos del pasado o con otras especies animales actuales. En ese sentido, los científicos del CENIEH ya han empleado su colección para comparar sus datos con los dientes de leche del Homo antecessor.

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