Cada revisión de la lista de espera quirúrgica en la Comunidad de Madrid bate un récord. La región gobernada por Ignacio González (PP) encadena un nuevo pico de personas que aguardan una intervención: 75.184 pacientes el pasado marzo (un 3,4% más). Los responsables de la gestión sanitaria madrileña deben mirar con temor el calendario de publicaciones ya que cada trimestre es lo mismo: nuevo batacazo. Además, esto ocurre cuando los datos globales de España han dado cierto alivio en 2013, con una bajada del 2% (de 571.395 a 559.335).
Pero Madrid rompe sus propios techos. Si en marzo de 2014 había casi 75.200 personas en las listas, en diciembre de 2013 eran 72.695. En septiembre de ese año sumaban 70.918. Todos esos registros han sido máximos históricos y han ido quedándose atrás con cada balance trimestral.
La escalada imparable de atascos en los quirófanos de la Consejería de Sanidad madrileña (bajo la dirección de Javier Fernández-Lasquetty primero y Javier Rodríguez ahora) se aceleró en 2012 al sumar más de 4.000 pacientes entre septiembre y diciembre y colocarse en 57.000 demoras. Pero la deriva incontrolable hasta la situación actual tuvo lugar durante el año pasado. En 12 meses la saturación pasó de esas 57.000 a 72.695. Parecía un tope, pero los tres primeros meses de 2014 han demostrado que el volumen continúa creciendo.
Este aumento desaforado ha ido paralelo a la reducción de los presupuestos sanitarios de la región que han traído la reducción de plantillas de médicos y enfermeros, las jubilaciones obligatorias de especialistas para ahorrar dinero y la eliminación de casi toda la actividad extra de los quirófanos por las tardes (también para evitar el gasto en horas extraordinarias).
Del total de personas en la lista, más de 36.000 han renunciado a ser transferidos a un hospital privado concertado por lo que su demora se multiplica por diez. Su deseo de ser tratados en la sanidad pública redunda en que aguarden, de media, 103 días. Y todo por haber, en palabras de la consejería, “preferido voluntariamente mantenerse en la lista de espera para ser intervenidos en un hospital de su elección”.
Más inversión, menos espera
Esta es la dinámica en la que está atrapada la sanidad pública madrileña, al menos en su aspecto quirúrgico, tras las decisiones del Ejecutivo regional y su departamento de salud. Y justo pocos días después de que el Ministerio de Sanidad publicara sus últimos datos sobre listas de espera. Es cierto que el ministerio dirigido por Ana Mato hace una radiografía un tanto anticuada de la actividad global en España, ya que se refiere a diciembre de 2013. Entonces, la lista ascendió a 559.335 personas. Eran 12.060 menos que un año antes.
Los registros de las listas de espera quirúrgica siguen siendo materia delicada para los gobiernos regionales y no todos consideran que puedan ofrecerse de manera actualizada y reciente. De todas formas, otras comunidades, como la valenciana, han rebajado sus demoras de 53.963 personas a 48.850 tras admitir que debían aumentar el presupuesto para hacer más intervenciones. Es cierto que dedicó una buena parte del dinero, unos 22 millones de euros, a derivaciones a clínicas privadas. Otras comunidades como Andalucía o Cataluña sólo ofrecen a día de hoy los datos ya anticuados de junio de 2013. Galicia, en este primer trimestre ha visto engrosada su lista en 1.583 y llega a 53.963.
La estadística del ministerio de Sanidad también ha incluido el tiempo medio de espera que los españoles aguardan para ser vistos por un especialista. Al acabar 2013, la demora estaba en 67 días. Ocho más que en diciembre de 2012. El 39% de los pacientes superaban los dos meses antes de pasar por la consulta del especialista. 67 días es el récord absoluto del Sistema Nacional de Salud.
El anterior pico se registró en 2009 con 59 días. Aunque descendió a 53 en 2010, a partir de ese momento, no ha hecho más que acumular más y más retraso: 58, 59 días… hasta superar los dos meses antes de pasar por un médico especialista.
Las mujeres que quieren ir a un ginecólogo están aún más castigadas y su lista se alarga a los 106 días. Los otorrinos son los que menos retraso sufren, con 42 días. Llegan a 78 los traumatólogos y los oftalmólogos. Toda una batería de consultas saturadas.