La vuelta a la escuela no ha supuesto un repunte de los contagios entre los niños y niñas, los únicos que no están vacunados en España. Los menores de 12 años siguen liderando la incidencia –algo obvio, según los expertos, dado que no están inmunizados– pero la evolución de los contagios desde verano en este grupo de edad ha adoptado la misma curva descendente que el resto: desde el 31 de julio ha caído de 584 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días a 96.
En los datos no se percibe ningún efecto negativo relacionado con el regreso a las aulas “pese a que había un cierto runrún de que los niños causarían la sexta ola”. “No ha pasado”, señala Quique Bassat, epidemiólogo y coordinador del grupo de trabajo de la Asociación Española de Pediatría para la Reapertura de la Escolarización. Los colegios e institutos –en este nivel los chicos y chicas ya están vacunados– son de los pocos espacios sociales que mantienen las restricciones prácticamente invariables respecto al año pasado.
“La escuela es un espacio seguro y los niños nos han dado una lección muy grande de cómo tiene uno que comportarse en espacio cerrado: ventilar, usar mascarilla y lavarse las manos”, expresa Inmaculada Cuesta, enfermera miembro de la Ponencia de Vacunas. Para Bassat, el conocimiento científico ha ido desmontando a lo largo del último año y medio la hipótesis inicial de que podían ser supercontagiadores.
El experto sostiene que transmiten menos que los adultos y, además, han incorporado “mejor” que los mayores, “sin dramatizar”, las medidas de prevención. “El virus se asemejó al principio al de la gripe, al que más se podía parecer y que sí encuentra mucha transmisión entre los niños. No se sabe todavía por qué en este caso no, suponemos un combinación social y biológica. Los niños se tocan incluso más que los adultos pero no hay brotes que se inicien en ellos”, puntualiza.
Esta situación favorable también está relacionada con la amplia cobertura vacunal. Con el 87% de la población diana con pauta completa, la inmunización colectiva de una familia hace “barrera” si entra el virus a través de los niños, subraya Cuesta. La vacuna no es esterilizante pero reduce las posibilidades de contagiarse.
La autorización para vacunar a los niños será cuestión de pocas semanas, según el pronóstico de los expertos consultados. Pfizer pidió este jueves formalmente la solicitud a la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA). Ya tiene ensayos que demuestran, según la farmacéutica, que inocular a los menores de 12 años es seguro y eficaz. La petición se ha hecho inicialmente para niños entre 5 y 11 años. Después irán los más pequeños (de 6 meses a 4 años), de manera que es previsible que la autorización se fraccione por edades.
¿La vacuna será masiva u opcional?
Entre las incógnitas que quedan por despejar está si la vacunación en niños será obligatoria. La inmunización de esta franja está condicionada por un debate científico y ético que no se ha dado en otras: el riesgo- beneficio es mucho más limitado porque los pequeños sanos no desarrollan la enfermedad con gravedad. 16 niños menores de 9 años han fallecido desde el inicio de la pandemia en España por coronavirus. “En niños con factores de riesgo, el riesgo beneficio es grandísimo, pero no en la población general. La mayoría son asintomáticos y no causan complicación”, indica Cuesta.
Bassat considera que “ahora es menos importante que la vacunación sea masiva” que en el caso de los adolescentes “cuando la pandemia daba sus últimos coletazos” y ve posible que sea “abierta”. Es decir, que las inyecciones no formen parte del calendario vacunal obligatorio pero estén disponibles de forma gratuita para las familias que así lo decidan. “Está por decidir porque incluso en ausencia de vacuna autorizada la incidencia sigue bajando mientras con los adolescentes se disparó”, asume el pediatra, que aboga por administrarlas masivamente en las escuelas donde se hayan diagnosticado brotes. Los expertos también observan las “prisas de las farmacéuticas para aprobarlo cuando antes” para garantizarse demanda suficiente.
Y después de la vacunación de los niños, ¿qué? ¿Se relajarán por fin las medidas en los colegios? “No sería mala idea –propone Bassa– retirar primero las mascarillas en los colegios, dado que los niños contagian menos, y observar. Siempre que se mantenga la transmisión a la baja”.