El dictador Francisco Franco dejó 28.500.315 pesetas (casi 1,8 millones de euros actuales, siguiendo la evolución del IPC) en su herencia, un dinero que acumuló con su mujer, Carmen Polo, y que ambos consiguieron tras el golpe militar y las “donaciones forzosas” que se quedó el dictador. Entre los expolios más conocidos está el Pazo de Meirás, que también consta en el documento, firmado ante el notario Fernando Fernández Savater el 20 de febrero de 1968.
A pocos días de que se cumplan 44 años de la muerte de Franco, y el mismo año en el que ha sido exhumado del Valle de los Caídos, el diario El Mundo ha publicado su testamento, que empieza con una reivindicación de la fe católica: “(Francisco Franco) profesa la Religión Católica, Apostólica y Romana, en cuya fe ha vivido y protesta vivir y morir, dejando a la libre determinación de sus herederos todo lo relativo a su entierro, funeral y demás sufragios que deban celebrarse por su alma”.
Hasta ahora se desconocía la cifra exacta de la herencia. El documento, firmado siete años antes de la muerte de Franco, estipula como herederas a su mujer, Carmen Polo, y a su hija, Carmen Franco, que recibieron esos 28,5 millones de pesetas, resultantes de la suma del valor de todos los bienes e inmuebles que les dejó. Como detalla El Mundo, el documento notarial recoge desde cuentas corrientes a inmuebles y valores en sociedades, siendo el Pazo de Meirás el legado de mayor valor.
El Pazo de Meirás: la joya de la corona
Este palacete señorial, ubicado en el municipio coruñés de Sada, fue un regalo de una entidad creada en 1937, que se dedicó a recolectar aportaciones económicas de administraciones, a través de fondos públicos, reteniendo salarios a funcionarios públicos o mediante donaciones de particulares, con patrullas de falangistas acudiendo a las casas en plena época de represión y guerra.
Las administraciones públicas, entre ellas el Parlamento gallego y el Ayuntamiento de Sada, han reclamado la devolución del palacete, que los Franco quieren vender por ocho millones de euros. El Pazo de Meirás, declarado Bien de Interés Cultural, fue residencia oficial del jefe del Estado y era propiedad de la escritora Emilia Pardo Bazán. La familia del dictador ha puesto infinidad de obstáculos para evitar que los ciudadanos puedan visitarlo, incluso ha sido multada por incumplir el régimen de visitas.
El conjunto del Pazo de Meirás tiene en el documento un valor de 16 millones de pesetas, teniendo en cuenta que el dictador fue comprando parcelas adyacentes al palacete en los años posteriores a su “donación”. Es, por lo tanto, la joya de la corona del testamento, cuya riqueza fundamental se encuentra en los inmuebles: 26.028.000 pesetas en bienes inmuebles (unos 1,5 millones de euros actuales). En esta cifra está incluido el valor del Pazo de Meirás, pero también el de otros inmuebles como la finca Canto del Pico (Madrid), donada a los Franco por un noble en 1941.
El Mercedes de Hitler
La herencia también recoge a nombre de Franco un Mercedes que Adolf Hitler regaló a Franco por su 50 cumpleaños, en 1942, que ahora pertenece a Patrimonio Nacional, después de que Carmen Franco desistiera en su batalla judicial con el Estado. El Mundo informa de que el coche estaba valorado en 900 millones de pesetas, pero que el valor actual es incalculable porque es el único ejemplar que queda. El vehículo, que nunca entró en el circuito comercial, era un Mercedes-Benz W31 typ G4.
Según el diario, la herencia del dictador no recoge otras propiedades importantes, como el solar donde se construyó la embajada española en Rabat o la finca de Valdefuentes (de 890 hectáreas y ubicada entre Móstoles y Navalcarnero), por lo que la fortuna del dictador y de su familia supera con creces los 28,5 millones de pesetas. Después de la dictadura, los nietos y bisnietos han disfrutado de la gran fortuna de Franco, gracias, en gran parte, a la amnistía económica de la Transición. El patrimonio real de la familia está cifrado en 600 millones de euros, según las estimaciones del investigador Mariano Sánchez Soler.