La UE ve difícil cumplir con sus objetivos verdes en plena 'fatiga’ ambientalista
Mucho más ámbar y rojo que verde en el semáforo con el que la UE mide el grado de cumplimiento de las políticas ambientales que ha diseñado en la senda de alcanzar el compromiso de la neutralidad climática en 2050. La UE tiene difícil cumplir la mayoría de sus sus objetivos verdes, según se desprende del análisis que ha realizado la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés), que reclama mayor determinación a los 27 para completar la agenda verde en un momento en el que los gobiernos, e incluso, el Parlamento Europeo arrastrado por la derecha, han sucumbido a una fatiga ambientalista que han provocado las presiones de la industria y de sectores económicos como la agricultura.
La Agencia Europea del Medio Ambiente evalúa 28 medidas que la UE tiene como objetivos medioambientales y concluye que sólo en ocho casos es probable que cumpla a tiempo. Uno de ellos es la reducción en un 55% respecto a 2005 de las muertes prematuras por el aire contaminado, que en 2021 fueron 235.000 en el viejo continente. También da por hecho el incremento de las inversiones para prevenir y reducir la contaminación y la degradación ambiental.
En verde claro (probable, pero incierto) figura una de las grandes metas ambientales: la reducción de un 55% de las emisiones de efecto invernadero en 2030. “Se están reforzando las políticas por parte de los estados miembros y se espera una aceleración gradual de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años”, señala el informe, que apunta, no obstante, a que “las proyecciones comunicadas en marzo de 2023 indican que las políticas y medidas actuales y previstas aún no son suficientes para alcanzar el objetivo de emisiones netas para 2030”.
El rojo: consumo energético y cambio en los suelos
En el otro lado de la balanza, la EEA ve inalcanzable la reducción de ese tipo de emisiones provocadas por el cambio en los usos del suelo (hacerlos urbanos por ejemplo) en el uso del suelo y la silvicultura. “Las últimas proyecciones de los estados miembros basadas en las actuales políticas y medidas planificadas se quedan cortas mientras que la tendencia de los últimos diez años va en su mayor parte en la dirección equivocada y tendrá que revertirse”, avisa.
En rojo también figura el objetivo de reducción de consumo energético: “En los años que quedan hasta 2030, el ritmo medio anual de reducción tendrá que ser tres veces más rápido para cumplir el objetivo de consumo de energía primaria, y nueve veces más rápido para cumplir el objetivo de consumo de energía final legalmente vinculante”. En ámbar (es decir, improbable, pero incierto) figura la meta de que el 42,5% de la energía sea renovable. En este caso los analistas dan una de cal y una de arena: “Requiere duplicar la media anual de crecimiento hasta 2030 en comparación con los últimos diez años. El reciente rápido despliegue de algunas nuevas tecnologías de energía limpia proporciona algo de optimismo respecto a cumplir el objetivo”.
Los Estados miembros deben reforzar urgentemente las medidas para cumplir los objetivos medioambientales y climáticos para 2030
“Nuestro análisis muestra que los Estados miembros deben reforzar urgentemente las medidas para cumplir los objetivos medioambientales y climáticos de Europa para 2030. Esto incluye la plena aplicación de la legislación vigente, mayores inversiones en tecnologías preparadas para el futuro y hacer de la sostenibilidad un elemento central de todas las políticas”, sentencia Leena Ylä-Mononen, directora ejecutiva de la EEA.
La evaluación, que se resume en ocho aprobados, cinco suspensos y quince objetivos improbablemente alcanzables, concluye que es necesario “actuar con decisión y urgencia para proteger y restaurar el medio ambiente, mitigar el cambio climático y adaptarse mejor a las condiciones cambiantes”.
Panorama poco halagüeño
De hecho, la UE se prepara para un empeoramiento de la situación climática, con un incremento de las catástrofes naturales, ante la evidencia de la emergencia, que ha llevado a 2023 a ser el año más caluroso registrado jamás con la amenaza de un descontrolado incremento mundial de 3º.
Sin embargo, mientras el mundo y la UE han “transgredido varios límites planetarios”, en palabras de la EEA, los intereses económicos y electorales se han ido imponiendo poco a poco a la ambiciosa agenda verde que los 27 establecieron como hoja de ruta en 2019. Recientemente se ha rebajado la ambición de importantes leyes, como la de restauración de la naturaleza que el Partido Popular Europeo intentó incluso tumbar, o de la revisión de las normas respecto a la emisión de gases contaminantes de los vehículos por la presión de la industria. Alemania llegó a amenazar con tumbar la prohibición de vender coches de combustibles a partir de 2035, que ya contó con el rechazo de la derecha en la Eurocámara.
Varios países, entre ellos Francia y Bélgica, llegaron este año a plantear una pausa en la legislación ambientalista europea ante el incremento de las protestas de los agricultores y de las industrias. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, admitió que debían “prestar atención a la capacidad de absorción” de todos esos cambios encaminados a la transición ecológica en la que se han centrado buena parte de los esfuerzos económicos este mandato.
Bruselas pide “esfuerzos extra” a los 27
La Comisión Europea también ha dado un ligero tirón de orejas a los 27 en el análisis de sus Planes Nacionales de Energía y Clima, que son la herramienta para planificar su senda a la neutralidad climática. “Los estados miembros van en el buen camino, pero quedan lagunas de ambición para conseguir los objetivos de 2030”, señala la evaluación del gobierno comunitario que, en líneas generales, coincide con la EEA.
En concreto, pide a los gobiernos “esfuerzos extra” para lograr la reducción de los gases de efecto invernadero comprometida que, según los planes estatales, se quedaría en el 51% cuatro puntos por debajo del objetivo. “Para lograr los ambiciosos objetivos de 2030, las inversiones se tienen que incrementar considerablemente mientras que se espera que los recursos públicos sean limitados”, señala la Comisión Europea, que calcula que se necesitan 620.000 millones de euros para conseguir los propósitos del Pacto Verde Europeo.
La comisaria de Energía, Kadri Simson, explicó que se trata de un análisis de los borradores (que los planes definitivos no se tienen que presentar hasta junio de 2024) y dio margen a los estados miembros para incluir mayor “ambición” sobre todo respecto a la eficiencia energética, que no estaba establecida cuando se elaboraron las propuestas.
Hay muchos planes nacionales de energía y clima que necesitan un esfuerzo extra, ser revisados para introducir un mayor compromiso y garantizar el cumplimiento del objetivo común fijado para 2030
“Hay muchos planes nacionales que necesitan un esfuerzo extra, necesitan ser revisados para introducir un mayor compromiso y garantizar el cumplimiento del objetivo común fijado para 2030”, ha señalado este martes la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, antes de reunirse con sus homólogos: “Europa debe hacerlo bien, no puede permitirse el lujo de no hacerlo bien. No solo por los compromisos internacionales asumidos y reforzados en la COP de Dubái, también porque se lo debe a sus ciudadanos de hoy y de pasado mañana, y su industria. Invertir hoy supone reducir costes energéticos ambientales y en salud y generar un atractivo para que en esta década crítica en inversiones en energía Europa sea un destino preferente de la inversión mundial”.
En su análisis sobre España, la Comisión Europea reclama más información sobre los planes previstos para el despliegue de las energías renovables así como las medidas previstas en el sector agrícola para la contribución al objetivo de reducción de emisiones contaminantes. También advierte de que debe prestar “especial atención a la gestión del agua en un clima cambiante”, informa Europa Press.
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