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Encinas o uranio: el dilema al que la mina de Salamanca aboca a una comarca

Tocones de encinas taladas en Retortillo.

Raúl Rejón

Retortillo (Salamanca) —

Un coche patrulla de la Guardia Civil recorre varias veces la carretera que une los pueblos de Retortillo y Villavieja de Yeltes. Son apenas 16 kilómetros de distancia en una comarca ya cercana a Portugal de la provincia de Salamanca. Pero la actividad puede estar justificada porque allí se desarrolla el proyecto de mina de uranio a cielo abierto de la minera Berkeley.

El pasado 17 de mayo un grupo de periodistas visitaba la zona. Una comarca donde los ánimos se han caldeado entre los que apoyan la infraestructura –algunos ya han comenzado a recibir un sueldo– y los que ven riesgos ciertos. “Lo peor es que se han dividido incluso a familias”, comentan algunos vecinos. Entre ambos pueblos raspan las 1.000 personas . Una densidad de población de 10 habitantes por km. 

De ponerse en marcha, la mina se abrirá en algunas zonas de la Red Natura 2000 de protección ambiental. Pero ya ahora ha supuesto la excavación de un gigantesco socavón cuya falta de permiso está siendo investigada por los fiscales. Y las obras para trazar una carretera. Todo ha significado la tala de cientos de encinas de gran porte. La introducción de maquinaria pesada en el hábitat y un constante ruido de las excavadoras o las motosierras.

La empresa insiste en que respetan las obligaciones ambientales. Y que son una promesa de futuro para la zona. Su director general, Francisco Bellón, asegura que la mayoría de tierras que poseen han sido vendidas de buen grado por sus dueños. Bellón ha justificado que dos concejales del Ayuntamiento de Retortillo hagan trabajos para Berkeley en que de alguna manera se tienen que ganar la vida: “Si alguien está buscando tres pies al gato...es totalmente falso”.

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