Nueva Delhi, 10 may (EFE).- Los casos y muertes por coronavirus en la India registraron hoy un ligero descenso, rebajando por primera vez en varios días los 400.000 nuevos contagios y los 4.000 fallecidos, mientras la lucha contra esta ola sufrió un nuevo revés con una importante desaceleración en el ritmo de vacunación.
Tras cuatro jornadas seguidas en las que se superaron los 400.000 casos diarios, India notificó 366.161 positivos diarios, con un descenso de casi 40.000 casos, lo que elevó el total de infecciones hasta los 22,6 millones, según el parte que emite a diario el ministerio de Sanidad indio.
El número de fallecidos se situó además por debajo de los 4.000 diarios después de dos días seguidos en los que se rebasó esa cifra y se notificaron 3.754 nuevas muertes, que se suman al total de 246.116 desde el inicio de la pandemia.
Este descenso en las cifras podría deberse a que en la última jornada se realizaron 1,4 millones de pruebas para la detección del virus, el número más bajo registrado los últimos días teniendo en cuenta que la media de la semana pasada, cuando el país superaba los 400.000 casos, oscilaba entre los 1,5 millones y los 1,9 millones.
Mientras tanto esta virulenta segunda ola mantiene a la India en el epicentro global de una pandemia que sigue sin ver caer la curva de infecciones.
ESCASEZ DE VACUNAS
La campaña de vacunación se ha convertido en la única herramienta capaz de aportar cambios significativos en la lucha contra la pandemia, por lo que el pasado 1 de mayo el Gobierno indio inició una nueva fase para administrar sueros a toda la población adulta.
Sin embargo, el ritmo de inoculaciones apenas experimentó grandes cambios. De hecho, en esta última jornada se administraron poco más de 689.000 vacunas, una cifra que se sitúa muy por debajo de la media habitual que, ya de por sí lenta, suele situarse entre el millón y los dos millones de dosis.
Desde el inicio de este ambicioso programa el pasado mes de enero, se administraron un total de 170 millones de sueros (habiendo recibido dos dosis 35 millones de personas), unos números que se encuentran lejos de la meta planteada por las autoridades indias de inocular a 300 millones de personas para julio.
La relajación en el programa se achaca, en parte, a la falta de dosis que varios estados indios han advertido en las últimas semanas y que impide acelerar la vacunación.
En este sentido, el Gobierno indio adquiere el 50 % de la producción de los dos sueros que se producen en el país asiático para distribuir entre los estados: Covishield, la fórmula de Astrazeneca, y Covaxin, del Instituto Serum de la India (SII); mientras que la otra mitad se vende directamente a hospitales y entidades privadas.
Esta decisión no implica que las fábricas se encuentren en disposición de aumentar su producción, por lo que ahora tienen que hacer frente a una doble demanda que no pueden abastecer.
De hecho, Adar Poonawalla, director ejecutivo del SII, el mayor productor de vacunas del mundo, asegura que la presión sobre él es altísima, y ha recibido incluso amenazas por la falta de dosis, lo que ha obligado a que le pongan escolta.
“La fabricación de vacunas es un proceso especializado, por lo que no es posible aumentar la producción de un día para otro. También debemos entender que la población de la India es enorme y producir dosis suficientes para todos los adultos no es una tarea fácil”, justificó la semana pasada Poonawalla en un comunicado.
EL EFECTO DE UNA POLITICA ERRONEA
El impacto de la covid ha despertado la ayuda internacional de más de 40 países, sobre todo para hacer frente a la crisis severa de oxígeno. En la jornada de hoy aterrizaron, entre otros, diez concentradores de oxígeno y 141 respiradores procedentes de España.
Según los últimos datos oficiales, la India ha recibido hasta el momento del extranjero 6.738 concentradores de oxígeno, 3.856 cilindros de oxígeno, 16 plantas generadoras de oxígeno, y 4.668 respiradores y otros aparatos de respiración asistida.
Pero esta crisis podría haberse evitado, criticó en un editorial la prestigiosa revista científica The Lancet, si el Gobierno del primer ministro indio, Narendra Modi, hubiese analizado el riesgo de permitir “eventos de superpropagación”, como festivales religiosos y mítines políticos.
Ante la situación actual, añade, el Instituto de Métricas de la Salud y Evaluación de EE.UU. advirtió que la India podría alcanzar el millón de fallecidos por covid-19 en agosto.
De ser así, “el Gobierno de Modi será responsable de presidir una catástrofe nacional autoinfligida”, sentenció.
Mikaela Viqueira