El e-Procurement: tecnología para reducir la corrupción
El 15 de febrero el Gobierno aprobó la Agenda Digital Europea. Se trata de una iniciativa promovida por la EU para la normalización de las tecnologías de la información en la sociedad europea. Dentro de esta larga lista de buenas intenciones, se encuentra la de desarrollar la Administración Electrónica, el e-Goverment. Este término define la ultilización de las tecnologías de la información y en concreto internet, para la relación entre los gobiernos y la sociedad, tanto ciudadanos como empresas, y así mejorar la eficiencia en la prestación de servicios a la misma. Dentro del e-Goverment, encontramos el e-Procurement que versa sobre la gestión de la oferta pública de compra de bienes y servicios, posiblemente el asunto más goloso a la hora de tentar a los politicos con una propensión natural a la corrución.
Este país lleva años sufriendo con indignación y vergüenza problemas de corrupción y que hemos vivido como parte de nuestra actividad diaria. Las chapuzas al estilo Pepe Gotera de Roldán, la financiación irregular que nunca fue aclarada de Naseiro y Filesa y ahora la peineta de los 22 millones de euros de Bárcenas, han sido, entre otros, los causantes de mucha de la indignación de la sociedad española. Lo cierto es que parece que los humanos sufrimos una irreprimible tendencia a favorecer nuestros intereses personales desde el momento en que accedemos a un cargo en la administración pública.
La corrupción en la historia
La historia está plagada de estos casos, lo que viene a probar -aunque de manera poco científica-, que llevamos la corrupción en los genes. Grandes personajes de la Historia fueron acusados de apropiación indebida, prevaricación, nepotismo, y otra serie de términos de etimología latina. Pericles o Fidias en la Grecia del siglo V o Lucio Cornelio Escipión hermano de Publio El Africano vencedor del mismísimo Anibal, en la Roma del Siglo III son algunos ilustres ejemplo de ello.
Creo que es la voluntad de la sociedad y consecuentemente, de sus gobiernos la que diferencia el tratamiento que damos a la corrupción. El Código de Hammurabi creado en la antigua Mesopotamia incluía normas contra la corrupción de los funcionarios. Documentos similares se han encontrado en Egipto, Grecia y la antigua China donde el término Yang-lien, trataba de inculcar “alimentar la no corrupción” entre los funcionarios. En la Roma clásica, que no fue precisamente un paradigma de democracia, se establecieron importantes mecanismos de control de la corrupción.
Como dice el Profesor Yébenes de la Universidad de Murcia: “Los romanos tenían un concepto de la política diferente: lo más importante era el honor. Para llegar a la cumbre, el candidato tenía que tener currículo: haber ocupado cargos, tener una educación y proceder de una buena familia. Pero además, tenía que tener patrimonio ya que había de presentar una fianza a principio del mandato. Y cuando finalizaba, se hacían las cuentas. Si te habías enriquecido, tenías que devolverlo todo”.
Todos estos ejemplos demuestran que siempre ha habido corrupción y de hecho, a pesar de todos estos mecanismos, ha sido uno de los cánceres de la historia.
Qué es el e-Procurement
La actual sociedad en la que lo digital nos empapa desde que nacemos y está presente en nuestro que hacer diario, lo queramos o no, dispone de las herramientas necesarias para controlar y reducir la corruptela de manera significativa: el e-Procurement.
El e-Procurement es simplemente la utilización de plataformas tecnológicas para la gestión de compras de bienes y servicios por parte de empresas y administraciones públicas. Desde el lanzamiento de la oferta pública de compra, hasta la asignación según las ponderaciones introducidas en el sistema, pasando por la recepción de las propuestas y la valoración de las mismas, son realizadas de manera automatizada. Según los expertos, el e-procurement aporta tres ventajas fundamentales:
- Reducción de entre un 5% y un 20% en el precio que paga la administración por las compras. Considerando que el volumen anual de compras de la EU, incluyendo los países miembro, es de aproximadamente 2 trillones de Euros, podemos calcular que el ahorro anual sería, como mínimo, de 100 mil millones de Euros. Casi nada.
- El proceso de asignación de la compra se reduce una media de un 30% con el ahorro de costes que ello conlleva.
La evidente transparencia que el proceso ofrece ya que todo queda registrado en el sistema. Es más, las últimas versiones de estas soluciones están basadas en la “nube” o cloud computing, lo que aumenta la seguridad de los datos evitando así la posible manipulación de los mismos.
En las directivas 17 y 18/2004, de la UE, esto sí es regulación vinculante, ya se indicaba la manera en la que se debe gestionar la contratación pública. En ellas hay numerosas referencias a la utilización de sistemas electrónicos como la firma electrónica o el SIMAP, Sistema de Información para la Contratación Pública. Pero también podemos encontrar que muchos de los procedimientos controlados incluyen umbrales o mínimos para su aplicación, que abierto el coladero de la corrupción desgajando grandes contratos en pequeñas contrataciones, las cuales al estar por debajo del umbral, permitía a los políticos asignarlas a dedo.
La UE y el gobierno de este país llevan demasiado tiempo y han dictado demasiadas leyes para reducir el gasto público lo que ha conllevado un significativo recorte en servicios fundamentales para la sociedad como la educación, la sanidad y la investigación. Es cuando menos paradójico que para una propuesta de reducción real de los cotes de las compras públicas de la administración, se haga simplemente una declaración de intenciones sin indicar siquiera la inversión a realizar para su promoción.
Algo así como un “estaría bien” que usáramos estas herramientas para ahorrar y ser más transparentes y de paso mejorar algo la paupérrima imagen que tenemos ante los ciudadanos. Esta es una clara muestra de la poca voluntad que tienen nuestros políticos para controlar el coladero de corruptos que han avergonzado y robado a la mayoría de españoles. Creo que la UE y el Gobierno de este país deberían legislar la utilización de la tecnología en los procesos de compra pública como una obligación y desde el primer euro. Si no se hace es por una evidente falta de voluntad política. Y esto es muy decepcionante.