El 'efecto AOC': Alexandria Ocasio-Cortez transforma en un año la política progresista de EEUU
La semana de orientación para congresistas novatos acaba de empezar, tras las elecciones parlamentarias de noviembre de 2018, y la más popular entre las recién llegadas a las filas demócratas se separó de sus colegas para sumarse a una protesta: la de los activistas por el clima. Y lo hizo de una manera que dio que hablar, porque tuvo lugar dentro del despacho de la Presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, compañera de partido.
Alexandria Ocasio-Cortez, la mujer más joven elegida para el Congreso en toda su historia, no había llegado para adaptarse a las reglas de Washington. Por ahora, y aunque no ha logrado –ni mucho menos– todo lo que se propuso, tanto rivales como aliados coinciden en algo: ha transformado los planteamientos de los demócratas con un giro a la izquierda que muchos califican de inexorable. Y todo eso ha pasado mientras cumplía 30 años.
Alexandra Rojas, Directora Ejecutiva de Justice Democrats (Demócratas por la Justicia), la organización política progresista que reclutó a Ocasio-Cortez para presentarse al Congreso, cree que su llegada a la institución ha provocado un “terremoto”. En su opinión, “ha cambiado el ecosistema y ha ampliado el ámbito de lo que es posible a ojos de los votantes. Ese cambio sucede a una escala que parece imposible de medir”.
Pocos habían oído hablar de ella antes de la noche del 26 de junio de 2018 cuando su impresionante victoria sobre el eterno elegido Joe Crowley –10 legislaturas en la Cámara, el cuarto congresista con más años en el cargo– sorprendió a la élite política del país. Ella misma fue la primera sorprendida. Ahora todos la conocen por sus iniciales: AOC.
Washington se rinde al “efecto AOC”
En el año transcurrido desde entonces, Ocasio-Cortez ha convencido a casi todos los candidatos presidenciales relevantes del Partido Demócrata para las elecciones de 2020 de que apoyen su propuesta de Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde). Ha sido capaz de aunar a los diversos colectivos que se oponían a un acuerdo entre Amazon y la ciudad de Nueva York y ha convertido las tediosas comparecencias en el Congreso sobre cuestiones como la financiación de la política que ahora nadie quiere perderse en televisión.
Durante el ciclo político que termina ahora también ha sido la congresista demócrata que ha recaudado más fondos, superando incluso a Nancy Pelosi. No solo eso, ha movilizado olas de rebeldes a la estructura del Partido Demócrata por todo el país para que planteen alternativas a los demócratas que parecen anclados a sus puestos. Todo esto comienza a tener nombre: “Efecto AOC”.
Caroline Fredrickson, presidenta emérita de la Sociedad Constitucional de Estados Unidos, autora de un libro de próxima publicación The AOC way (Modo AOC) lo expresa así: “Ha logrado mucho retando a los poderes establecidos, enfrentándose a la política al uso en Washington”.
Fredrickson opina que Ocasio-Cortez ha desafiado las expectativas de viejo cuño sobre el comportamiento que se espera de las mujeres jóvenes, sobre todo de las racializadas, cuando comienzan a recorrer los pasillos del poder. También ha sorprendido a quienes la critican, que al principio la infravaloraron como si no fuera nada más que un “objeto nuevo y brillante”.
“Muchos esperaban un caballito de exhibición pero resulta que es un percherón”, concluye Fredrickson, en referencia a su habilidad interrogando testigos en las comparecencias ante el Congreso.
A Ocasio-Cortez no le importa que no la tomen en serio. Llegó a bromear con el tema en CNN. “Así gané las primarias”, dijo una vez. Pero también sabe que su negativa a aceptar donaciones de empresas y grandes cantidades de donantes individuales que operan a través de ciertas plataformas políticas le ahorra tiempo al teléfono. Muchos de sus rivales hacen precisamente eso: pasan largas horas al teléfono con sus donantes mientras ella utiliza ese tiempo ahorrado para prepararse, estudiar, presentar propuestas y planear, junto a sus bases, el mejor modo de organizar sus comparecencias públicas.
También ha reconocido que la inmensa carga de trabajo y el estar sometida a un escrutinio constante tiene un precio. “Como muchas otras mujeres y personas de clase trabajadora a veces me ataca el síndrome del impostor: Esos momentos, que suelen llegar en medio de días con un gran carga de trabajo, en los que te preguntas si quienes te odian tienen razón. Pero luego ellos mismos aclaran las dudas”, escribió una vez en Twitter antes de burlarse de las ridículas respuestas de un senador republicano a su propuesta de acción ante la crisis climática.
Liderazgo en las redes y orgullo de clase
AOC sabe jugar en redes sociales. Sabe mezclar lo personal con lo político. Ha logrado construir un base leal de seguidores más allá de su circunscripción electoral neoyorquina, que abarca zonas del Bronx y Queens.
Ocasio-Cortez se ha convertido en símbolo de un Partido Demócrata rejuvenecido, más diverso y más crítico con los excesos del capitalismo. Cree que los votantes están hartos del pragmatismo y el posibilismo del consenso. Cree que su campaña ha tenido éxito porque su visión es clara y no toma prisioneros. La suya es una teoría del cambio social en la que coincide con Bernie Sanders, el senador por Vermont a quien declaró su apoyo de cara a las elecciones presidenciales de 2020.
“¿Y cuál sería el problema de formar parte del Congreso una sola legislatura?”, se preguntaba en un reciente vídeo de campaña para los Demócratas por la Justicia. “Puedes lograr los cambios de una década en un solo mandato si no tienes miedo”.
Está acostumbrada a enfrentarse a los trolls de Internet sin pudor y con mucho humor. Su visita a un centro de detención de migrantes en la frontera entre EEUU y México en julio de 2019 levantó olas de comentarios. Fue útil a la hora de denunciar las pésimas condiciones en las que son detenidos adultos, niños e incluso bebés.
Se ha convertido en un icono para la izquierda progresista de Estados Unidos y una obsesión para la derecha. Fox News la sigue religiosamente. Trump y los republicanos tratan de convertirla en la cara visible del Partido Demócrata. Trump la ha etiquetado de “comunista” y “pesadilla para EEUU”.
También ha dicho que tanto ella como otras congresistas, mujeres jóvenes y de color del ala izquierda de los demócratas, han creado un grupo que la propia AOC llama “The Squad” (el escuadrón) en el que se incluyen Ayanna Pressley de Massachusetts, Ilhan Omar de Minnesota y Rashida Tlaib de Michigan y que, agárrense, según el presidente, deberían “regresar a sus países”. Ocasio-Cortez nació en el Bronx. No demasiado lejos de la casa familiar de Donald Trump en Queens.
Ocasio-Cortez creció en el seno de una familia de clase obrera. Su padre tuvo una pequeña empresa relacionada con la construcción y su madre, nacida en Puerto Rico, limpiaba casas. Fue la primera persona de su familia en ir a la universidad y estudió economía y relaciones internacionales en la Universidad de Boston.
En 2008, poco después de comenzar la universidad y en plena crisis financiera, su padre falleció debido a un cáncer de pulmón y la familia pasó por un momento muy complicado. AOC ha dicho que eso conformó su punto de vista sobre las necesidad de contar con un seguro sanitario y una política económica que a día de hoy no existen en Estados Unidos.
Hace un tiempo publicó una historia muy emocional en Instagram que dejó fijada en su perfil y se titulaba “Tú también puedes hacerlo”. En ella decía: “Cuando eres de clase obrera siempre sientes que estás a un solo desastre de que todo se venga abajo” y “eso es más o menos lo que nos pasó cuando murió mi padre”.
Una intensa carrera no exenta de errores
Su ascenso a la velocidad del rayo desde camarera, primero, a justiciera contra el dragón después y de ahí a Congresista en un periodo que no llega ni a un año no ha sido tan fácil como algunos creerían.
En febrero, su equipo cometió un error. Al presentar el Nuevo Acuerdo Verde distribuyeron un programa con datos incorrectos, creando confusión sobre algunos de sus puntos más importantes y permitiendo que sus oponentes republicanos se burlaran de la propuesta. En Nueva York recibió fuertes críticas por su tardanza a la hora de abrir una oficina de representación en su distrito (ahora tiene dos) y provocó una airada reacción cuando describió los campos de detención para migrantes que jalonan la frontera como “campos de concentración”, un término del que no se ha retractado. Rojas lo justifica diciendo que “nadie se espera pasar de no tener ni seguro médico a estar en la portada de todos los periódicos importantes de un día para otro, literalmente”.
Muchos demócratas se han mostrado molestos en privado sobre la desproporcionada popularidad alcanzada por la combatividad política de AOC. Sienten que puede poner en peligro la campaña para la reelección de algunos congresistas de posición endeble, sobre todo los que compiten en distritos conservadores donde los demócratas no parten en las mejores condiciones.
Durante sus primeros días en el Congreso, logró molestar a otros miembros del partido al alinearse junto a un movimiento que presenta candidatos a las primarias con la intención de vencer a los demócratas más de centro y conservadores. Ha negado que Hakeem Jeffries, responsable de los cargos electos del Partido Demócrata, sea uno de esos candidatos a los que tratan de desbancar pero ha mostrado su apoyo en dos ocasiones a candidatos contrarios a los presentados por el aparato del partido.
El momento de más tensión estalló lanzando una gran onda expansiva a su alrededor este verano cuando el Congreso aprobó dinero para políticas relacionadas con la frontera. Los progresistas pusieron el grito en el cielo. Quien entonces ejercía como jefe de gabinete de Ocasio-Cortez, Saikat Chakrabart, dijo en Twitter que quienes apoyaban esas medidas eran los “nuevos demócratas del sur” y los acusó de poner en marcha un “sistema racista”. Saikat Chakrabart dejó su puesto, pero se ocupa ahora de desarrollar el Green New Deal.
Pelosi no rebajó el conflicto. Al contrario. Declaró en una entrevista con The New York Times que las cuatro mujeres que forman “The squad”, no tienen en realidad muchos seguidores sino “gente por ahí” y “su mundo en Twitter”.
No era la primera vez que Pelosi trata de minimizar la influencia de la izquierda. Ha llegado a referirse el Green New Deal como el “sueño verde” pero ese comentario desató muchas reacciones. Ocasio-Cortez contestó que su capacidad de mover a la opinión pública era muestra de su poder y que Pelosi “señala a cada mujer de color que resulta elegida”. Esto enfadó a su vez a los aliados de Pelosi, sobre todo a los electos negros, que dijeron que Ocasio-Cortez había ido demasiado lejos.
La controversia llegó a su fin con un encuentro privado entre las dos que sirvió para “aligerar el ambiente”. Eso no significa que no haya profundas diferencias entre ambas pero la parte más agria del enfrentamiento ha ido disipándose en los tres meses previos al juicio político contra Donald Trump. En un tuit reciente Trump acusó a Ocasio-Cortez y el resto de demócratas de estar obsesionados con ese juicio político debido al fracaso a la hora de lograr que avance su agenda política.
Ocasio-Cortez no se arredró y respondió así: “En mis primeros 11 meses en el cargo, he presentado junto a otros miembros del Congreso, 339 propuestas legislativas, soy responsable en solitario de 15 y junto a otros colegas me he enfrentado a las farmacéuticas logrando que el genérico PreP (que previene el VIH) llegara al mercado un año antes de lo previsto mientras exponía el abuso de poder en el que incurrían”.
“En 4 años, usted ha encarcelado niños y ha convertido la corrupción en su causa más célebre”, seguía su respuesta. “Trate de seguirme el ritmo”.
Traducido por Alberto Arce