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The Guardian en español

Pangolines, murciélagos y un contagio humano sin descifrar: lo que sabemos sobre el origen tras cinco meses de virus

Entrada del mercado de mariscos Huanan, en Wuhan, lugar donde se detectó por primera vez el coronavirus.

Graham Readfearn

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En el imaginario colectivo se ha consolidado una narrativa de cómo se originó el coronavirus: a finales de 2019 un animal contagió a una persona que se encontraba en el ya mundialmente famoso mercado mayorista de mariscos de Huanan en Wuhan, China. La enfermedad COVID-19 se extendió primero en la capital de la provincia china de Hubei hasta convertirse en una pandemia mundial. Hasta la fecha, más de 300.000 personas han muerto de esta enfermedad.

El resto de esta terrible historia todavía se está escribiendo.

Sin embargo, son muchas las preguntas sin respuesta. Los científicos están tratando de desentrañar el origen de la COVID-19 y qué animal lo pasó a un humano. La razón por la cual la comunidad científica está tratando de responder a esta pregunta clave es que saber cómo comienza una pandemia es la clave para detener la siguiente.

El profesor Stephen Turner, jefe del departamento de microbiología de la Universidad Monash de Melbourne, cree que lo más probable es que el virus se originara en murciélagos. Sin embargo, a partir de esta afirmación todo son incógnitas.

En referencia a la hipótesis de que el virus surgió en el mercado de animales vivos de Wuhan a partir de la interacción entre un animal y un humano, Turner afirma que “no cree que este dato sea concluyente en absoluto”. “Parte del problema es que la información solo es fiable en la medida en que hay un seguimiento”, indica. En este sentido puntualiza que este tipo de virus circulan constantemente en el reino animal.

El hecho de que el virus haya infectado a un tigre en un zoológico de Nueva York muestra cómo los virus se transmiten de una especie a otra. “Es importante comprender el alcance de este virus entre especies para poder delimitar la búsqueda de su procedencia”.

Los científicos afirman que es muy probable que el virus provenga de murciélagos y que se transmitiera a los humanos a través de un animal “intermediario”, de la misma manera que otro coronavirus, el brote de SARS de 2002, pasó de los murciélagos a las civetas antes de transmitirse a los humanos.

El pangolín es el animal que suele citarse como posible huésped intermediario entre los murciélagos y los humanos. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza dice que es “el mamífero más vendido de forma ilegal en el mundo” y que es muy apreciado por su carne y las propiedades medicinales que se le atribuyen a sus escamas.

Como se indica en la revista Nature, los pangolines no figuran en el inventario de artículos que se venden en Wuhan, aunque esta omisión podría ser deliberada, ya que es ilegal venderlos. “No está claro si se transmitió a través del pobre pangolín”, dice Turner. “O bien ha mutado en otro animal, o en el pobre pangolín o ha saltado a los humanos y evolucionado en ellos”.

El profesor Edward Holmes, de la Universidad de Sídney, es el coautor de un estudio publicado en la revista Nature que examina los posibles orígenes del virus a partir de su genoma. En las redes sociales ha subrayado que la identidad de la especie que sirvió de huésped intermediario para el virus es “todavía incierta”.

Un estudio estadístico ha investigado la característica del virus que ha evolucionado para permitir adherirse a células humanas. Los pangolines pueden desarrollar esta característica, pero también lo pueden hacer los gatos, los búfalos, el ganado, las cabras, las ovejas y las palomas.

Otro estudio afirma haber descartado por completo a los pangolines como intermediarios porque las muestras de virus similares tomadas de pangolines carecían de una cadena de aminoácidos que se observa en el virus que ahora circula en los seres humanos.

El estudio llevado a cabo por Holmes sugiere que la hipótesis que sostiene que un humano en el mercado de Wuhan interactuó con un animal portador del virus es solo una posible versión de la historia sobre el origen de la COVID-19. Otra es que una variación del virus pasara a los humanos y luego mutara al pasar de un humano a otro.

“Una vez adquirido, estas mutaciones habrían permitido que la pandemia cobrara fuerza y habrían producido el número suficiente de casos en una zona como para que se activara el sistema de control que la detectó”, señala el estudio.

Otro estudio publicado en la revista médica The Lancet señala que de los primeros 41 enfermos de COVID-19, 27 tuvieron contacto directo con el mercado de Wuhan. Sin embargo, el mismo estudio concluyó que el primer paciente diagnosticado con la enfermedad no tenía ningún vínculo con el mercado. Esta podría ser otra razón para dudar de la hipótesis que se ha consolidado como cierta.

El profesor Stanley Perlman, un destacado inmunólogo de la Universidad de Iowa y experto en anteriores brotes de coronavirus que han surgido en animales, dice que no puede descartarse la posibilidad de que en realidad el vínculo con el mercado de Wuhan sea una coincidencia. Sin embargo, cree que esta posibilidad es remota ya que el material genético del virus se encontró en el entorno del mercado.

En declaraciones a Guardian Australia, Perlman afirma que sí cree que hubo un animal intermediario, pero agrega que si bien los pangolines son un candidato posible, “no se ha demostrado que sean el intermediario clave”.

“Sospecho que cualquier mutación [del virus] tuvo lugar en el animal intermediario, si es que existe ese animal”. No ha habido cambios sustanciales en el virus en los tres meses de la pandemia, lo que indica que está bien adaptado a los humanos“. Los llamados mercados húmedos, espacios donde se comercia con animales vivos, han estado implicados en anteriores brotes de coronavirus, en particular el SARS.

La doctora Michelle Baker, una inmunóloga de la CSIRO que estudia los virus en los murciélagos, dice que algunas de las investigaciones sobre los orígenes de la enfermedad del actual coronavirus se desmarcan de conocimientos científicos pasados.

La experta señala que, en realidad, “no sabemos” cuán precisa es la historia del origen de este virus. Sí cree que “hay algún tipo de conexión [con el mercado de Wuhan] y personas que tuvieron contacto con este mercado han tenido la enfermedad”.

Baker sostiene que lo que es “muy probable” es que el virus se haya originado en un murciélago. “Es un escenario probable, pero nunca lo sabremos. El mercado se limpió bastante rápido. Sólo podemos especular”.

“Se considera que estos mercados húmedos son un problema porque hay especies que interactúan”, señala. “Es una oportunidad para dar a conocer los riesgos de estos espacios y prohibirlos”.

Turner afirma que han encontrado “los ancestros del virus, pero tener un conocimiento más amplio del coronavirus en otras especies podría darnos una pista sobre cómo muta y cómo se ha transmitido a los humanos”.

Traducido por Emma Reverter

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