“Las universidades tienen que pagar el canon, el debate es cuánto”
Lluís Pastor es el presidente de la Unión de Editoriales Universitarias Españolas, integrada por 66 editoriales y servicios de publicaciones de las universidades y centros de investigación del Estado español. Además del mundo universitario es un buen conocedor del universo online puesto que es el director del departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la primera universidad que lanzó un campus virtual en todo el mundo, hace ya veinte años. Con él hemos hablado sobre la nueva Ley de Propiedad Intelectual y cómo afecta a los textos universitarios, sobre las estrategias de Amazon y sobre la situación del libro digital en España.
En la Ley de Propiedad Intelectual aprobada esta semana en la Comisión de Cultura no ha entrado la enmienda que se propuso desde la OUC y que consistía en que CEDRO no pudiera cobrar de los contenidos universitarios con Creative Commons. ¿Es un mal comienzo?
Sí, cuando tuvimos conocimiento del texto de proyecto de ley incluimos una enmienda que nos parecía razonable y que era una salvaguarda con respecto a la gestión de los derechos de las obras publicadas en Creative Commons. Nosotros fuimos pioneros en ellas y tenemos un gran caudal de obras en CC.
Queríamos asegurarnos de que esas obras no supusieran ningún tipo de pago para aquellas entidades que quisieran utilizarlas. Ahora en la ley queda relativamente ambiguo que estas obras aunque se hayan publicado en abierto no se pueda cobrar en el futuro por ellas. Pero claro, teniendo en cuenta el nivel de nuestros políticos, pues ha quedado así.
Las universidades también tendrán que pagar el canon digital a CEDRO. Abogados como Javier de la Cueva han señalado que CEDRO se va a apropiar de la investigación científica en las universidades.
Eso es otra cosa: las universidades tienen que pagar el canon digital. Las universidades están utilizando contenidos de editores por los que cobran derechos de matrícula para hacer su formación y son contenidos imprescindibles. Nosotros pagamos por los derechos de autor de los contenidos a los editores. Y somos la única universidad que ha regularizado estos pagos.
En el modelo virtual los contenidos se convierten además en algo esencial, ya que no hay ninguna transmisión oral posterior por parte del profesor. Nosotros, desde el primer momento en el que creamos la OUC, dijimos que esto tenía que ser así.
Lo que ocurre es que los rectores quieren todo el negocio que da la virtualidad, pero no quieren pagar las cosas que se necesitan para poner este negocio en marcha. Como presidente de los editores universitarios españoles y como profesor de universidad, lo que digo rotundamente es que las universidades tienen que pagar.
La cuestión quizá es cuánto y cómo.
Claro, habría que ver cuál es el pago justo. Ahí sí puede ser que CEDRO esté pidiendo un dinero con unos criterios que habría que afinar, pero en todo caso el discurso y el conocimiento de causa de lo que es la formación online es que los rectores tienen que pagar. El debate es cuál es el pago justo.
Los rectores se han quejado bastante con esta ley. Consideran que es una limitación a la transmisión de conocimiento.
Hasta donde yo sé, si no han montado ningún campus online, las universidades no pagan. Es más, en las universidades se sigue permitiendo la copia y la fotocopia de muchos artículos y libros en papel y se persigue menos. Yo lo que creo que es que cuando algunos rectores que viven en el siglo XIX y quieren hacer proyectos del siglo XXI lo que tienen que hacer es tener la cabeza en el siglo XXI, y si no, tienes un problema.
Lo que ellos entienden es que pagando a los profesores que hacen los libros ya están pagando los libros y eso es una falacia como una catedral, porque están pagando a los profesores para que activen una docencia y se encarguen de los estudiantes, pero para los profesores, en cualquier caso, no está dentro de su cuota de retribución el hecho de tener que hacer estos libros.
Están también los proyectos de investigación por los que una universidad sí que está pagando ya.
Eso es otra cosa. Si una universidad ha pagado 100.000 euros por un proyecto, los resultados escritos sí que tienen que estar en abierto y no tendrían que devengar un nuevo pago, ya que si ya se han pagado 100.000 euros y tiene que volver a pagar para adquirir el resultado… Ahora bien, en cualquier otro caso, ese doble pago no existe.
¿Cómo puede afectar esta nueva LPI para el uso y acceso a los contenidos universitarios digitales para los alumnos?
Yo creo que las leyes se hacen un poco con el retrovisor puesto, y no con las nuevas realidad que se afrontan. Si entendemos que la universidad española va a ser absolutamente online en los próximos 20 años, y yo lo creo totalmente, hay que empezar a legislar con los ojos puestos en el futuro, y no en el pasado o en el presente.
A mí hay cosas que sí me preocupan y que siguen sin estar resueltas, como el IVA de los libros electrónicos, ya que sigo sin entender por qué están al 21% y no al 4%. Está ley no está poniendo los ojos en los problemas que vamos a tener los próximos años.
¿No resuelve nada? ¿Por dónde tenía que haber ido?
Resuelve menos cosas de lo que podría resolver aplicada a nuestros contenidos. Yo sí estoy de acuerdo cuando dice que el uso de los contenidos universitarios digitales genera unos derechos porque se adecúa a lo que va a ser la enseñanza en el futuro.
Entiendo que el objeto de conflicto es que los rectores se puedan sentar con tranquilidad con la agencia de gestión de derechos y que acuerden con ellos el valor de mercado que ellos están generando con esta nueva enseñanza. La ley lo que intenta poner un poquito en solfa es esto y luego ya veremos cómo nos organizamos para pagar una cantidad u otra.
¿Cómo se encuentra la digitalización de textos universitarios en España?
En la UNE cualquier texto está en formato digital. Y a principios de octubre vamos a poner en marcha un portal con las referencias de todos los editores universitarios de España y vamos a empezar a incorporar editores latinoamericanos.
Es un portal que se va a llamar Unebook y que ya se le ha bautizado como el Amazon Universitario. Va a salir con más de 50.000 referencias en papel, 20.000 en pdf y 5.000 en epub. En la UNE tenemos claro que el cambio digital es un cambio que pilotamos en vanguardia y no nos da ningún miedo. Todo lo contrario, es una gran oportunidad para luchar en igualdad de condiciones con los grandes grupos multinacionales que llevan mucho tiempo en la edición. Editores como nosotros, que tenemos menos miedo, estamos generando más cambios que los editores de los grandes grupos.
¿Cómo va a ser el acceso a este portal de ebooks universitarios para los alumnos?
Es un portal con todos los contenidos que están referenciados como en Amazon. Poniendo unebook.es vas a entrar al portal, ir al buscador y buscar por título, autor o tema.
Y con un coste, imagino.
Sí, sí. Es una gran librería, pero la ventaja es que nunca antes un universitario español había tenido en una sola página todos los libros que han generado los editores universitarios. La voluntad es que sea el gran portal del libro académico en lengua española y portuguesa.
¿Y a qué precios? En alguna entrevista ha comentado que el gran problema de los ebooks son los precios.
Esto es un largo debate. Yo he hecho muchos experimentos. Uno de los primeros que hice fue creerme a algunos gurús americanos que decían que el libro digital se pirateaba porque era caro. Y yo también pensé al ver los precios que eso era verdad. Y probé: escogí un volumen de mis libros y los puse a 1, 2 y 3 euros cuando en papel costaban 15, 18, 20 y 25 euros. Pensaba que me iba a hinchar a vender.
Después de un año me di cuenta de que aquellos libros a 1, 2 y 3 euros se habían vendido igual que los libros que estaban a 7 u 8 euros en digital. Con lo cual es una teoría que no es del todo cierta, por lo menos en mi caso. La cuestión del precio del libro digital es más un estereotipo que una realidad.
Es cierto que si un libro en papel, que tiene unos costes de reproducción, impresión y envío, vale 20 no puede ser que el digital valga 18. Ahora bien, si saldamos los libros digitales nos cargamos la industria porque entonces, ¿cuánto le pagamos al autor? A mis autores en papel yo les pago un 10% y en digital, un 25%, ya que si les pagara el 10% con precio más bajo sería un engaño para ellos. Lo que hay que pensar es que estamos creando una cosa nueva en un ecosistema nuevo, pero a veces nos movemos en estereotipos que no son ciertos.
Una cosa es el valor y otra el precio.
Claro, es que venimos de un mundo industrial y la lógica es que antes le poníamos el precio a las cosas en función de los costes de producción y en el mundo digital no es sólo eso. El valor de un libro está en haber conseguido que tres autores escriban juntos, y a esos autores hay que compensarlos. Por tanto, al final el valor que tiene cada cosa no tiene que ver con saldarlo porque la producción sea más barata ni con aumentar el precio porque la producción sea más cara, sino con ver cuál es el valor de ese archivo digital.
Y eso es lo difícil. ¿Los editores viven aún en ese mundo industrial?
Creo que los rectores sí, y seguramente algún editor, también.
Lo digo porque el consumo de libros digitales no acaba de despegar. Las últimas cifras señalan que estamos en el 3% de facturación.
Depende del editor. Algunos están en el 5% o el 10%. Depende de la estrategia que estén utilizando. Al final, si haces 50 libros al año y con estrategia digital pones tres, al final vendes poco. Nosotros este año vamos a hacer 400 libros nuevos y todos ellos están en digital, alguno incluso con una estrategia particular, con lo cual acabas vendiendo más.
De todas maneras, el mercado digital está aumentando día a día. No mantiene una cuenta de resultados porque en el mundo del libro en España hay cinco empresas que tienen el 85% del mercado y si ellas no quieren que nada cambie, el mundo del libro no va a cambiar. Es un oligopolio de facto.
Pero cada día el libro digital vende más, va a vender más en el futuro y en el momento en el que venda es cuando encontrará su nueva ubicación. De la misma manera que la tele no es una radio con imágenes el libro electrónico no es un libro en formato binario. Y lo que han hecho mis colegas fundamentalmente es hacer libros electrónicos en formato binario copiando lo mismo de los libros en formato papel. Eso es como intentar hacer que la tele sea una radio con imágenes. El mundo del libro digital va a ser más un mundo de servicios que de productos. Un editor en papel es un editor de productos. El editor digital tiene que ser de servicios.
¿De dónde procede la reticencia de este oligopolio?
No conocen el negocio del libro digital, aunque intuyo que tiene que ver más con la conversión del producto a servicio. Y luego, es evidente que el libro digital tiene unos márgenes de beneficios mucho más pequeños que el libro en papel.
Hablando de los autores, ¿son los grandes perjudicados con estrategias como la de Amazon de tirar los precios del ebook?
No, el gran perjudicado va a ser el editor. Amazon ha venido para vender más y también a echarnos. Es como la película La invasión de los ultracuerpos: Amazon es el que ha enviado las vainas. Monta plataformas para la autoedición, revienta los precios, se están empezando a cargar a los distribuidores…
Y a Amazon le da igual vender una lavadora que un libro. Lo que quiere es vender mucho y ganar mucha pasta. Utiliza los ebooks como un mercado más para luego vender Kindles, lavadoras o lo que sea.
Pero el usuario está bastante contento con Amazon.
Claro. Yo mismo compro mucho en Amazon. Y espero que aparezcan otras plataformas de venta que sean más sensibles con la realidad de lo que están vendiendo. Es como si tú eres un niño de diez años, entras en un museo, te regalan un spray y te dicen que puedes hacer lo que quieras. Vas a empezar a pintarrajear un Velázquez y un Goya y te lo vas a pasar genial.
Es un problema de poner las reglas.
Es un problema de capitalismo salvaje. El tema del digital todavía le pilla a la gente con el paso cambiado y hay cosas que todavía no vemos claras. Por ejemplo, el mundo de la prensa estaba muerto y llegó Bezos, compró el Washington Post y ahora quiere relanzarlo en su versión papel. ¿Tienen que venir los que venden lavadoras para decirnos que la prensa no está muerta?
¿Y puede el servicio de suscripción de Bezos salvar al ebook?
Puede ser perfectamente. Los que tengan menos miedo a hacer pruebas y los que tengan más dinero para hacerlas van a ser los que más van a aprender. Siempre es así. Y en momentos de cambio, todavía más.
Yo no sé si el modelo de suscripción va a funcionar para el mundo del libro, pero lo que sí sé es que hay que probarlo. Cuando nadie tiene la varita mágica del modelo de negocio y del servicio final que vamos a dar los editores a los lectores lo mejor que podemos hacer es probar.
Lo que pasa es que el miedo nos atenaza y aquí nadie prueba nada. La voluntad de Amazon es completamente carnívora y caníbal, pero por otro lado, al igual que Google, hay que decir que hacen cosas que provocan que el mundo digital se mueva y avance. Y alguien tiene que hacerlo.
Y si es así, ¿por qué desde la UNE no se ha puesto en marcha una tarifa plana para los libros digitales universitarios?
Es una posibilidad. En algún proyecto pensado para Latinoamérica se está trabajando en la disponibilidad de textos universitarios con una tarifa plana. Pero sí, lo importante es ir ensayando e ir probando cosas.
Tiene claro que el futuro será digital.
En el mundo del aprendizaje, absoluto. Simplemente, lo que hace falta es que los editores empecemos a reflexionar en un nuevo paradigma. Un paradigma en el que el libro ya no es el alfa y el omega, sino una base para a partir de ahí proporcionar nuevos servicios a los estudiantes para que puedan aprovechar mucho mejor nuestras obras. Pero esto no tiene ya ninguna vuelta atrás. Y se nos van a plantear muchas ideas, desgraciadamente desde fuera del mundo del libro, porque este a veces es tan conservador que no se quiere ver la realidad.
¿Y qué hacemos con la piratería?
El problema del libro no es el pirateo. Sí lo era en la música donde tú te bajabas una serie de canciones y no pagabas al autor, pero las escuchabas. El problema del libro es el tiempo que necesitas para leértelo. Y lo que se ha comprobado es que hay gente que se baja mil libros, y destroza la industria, pero realmente no te han aprovechado si no te han leído.
Lo que cuesta realmente son las horas que se dedican a leerlo, ya sea en formato digital o papel. Esto es lo que no se explica con claridad. Por eso para mí la piratería no es una cuestión que me preocupe. Al final cuando compras un libro lo que estás haciendo es comprar tu propio tiempo para leerlo.
¿Qué le preocupa?
Que los editores tengamos miedo y no demos los pasos que tenemos que dar para cambiar la industria porque entonces vendrá un vendedor de frigoríficos y la cambiará él.