En 1977, la Asamblea General de Naciones Unidas, estableció el 29 de noviembre como el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino en conmemoración por el día en el que la Asamblea había aprobado la resolución sobre la partición de Palestina.
Desde entonces, tal y como señala Naciones Unidas, cada año, este día hace una llamada de atención sobre el hecho de que la cuestión de Palestina aún no se ha resuelto y que los palestinos aún no han obtenido los derechos inalienables reconocidos por la Asamblea General, como el derecho a la libre determinación sin injerencia externa, el derecho a la independencia y la soberanía nacionales, el derecho a que se les restituyan sus bienes y el derecho a regresar a sus hogares, de donde fueron desplazados en 1948.
Hace ya 75 años del primer gran éxodo de 700.000 personas palestinas que fueron expulsadas de sus casas, un episodio conocido como la Nakba o ‘catástrofe’. Líbano, Siria y Jordania acogen actualmente a los casi 6 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, así como el territorio Palestino ocupado, Gaza y Cisjordania, que están a la espera de una solución justa y definitiva a su situación. Pero desde la Nakba, el sufrimiento de la población palestina no ha hecho más que crecer y lejos de encontrar dicha solución estamos en uno de los peores y más dolorosos momentos de su historia.
Desde el 7 de octubre de 2023, más de 14.500 personas han sido asesinadas por ataques israelíes según las autoridades locales, el 74% son niños, niñas y mujeres. También se ha confirmado la muerte de 108 trabajadores y trabajadoras de UNRWA. Este es el mayor número de trabajadores humanitarios de la ONU muertos en un conflicto en la historia de las Naciones Unidas.
Además, 1,7 millones de personas palestinas de Gaza, el 80% de la población, han sido desplazados forzosamente de sus hogares, un éxodo que recuerda al de 1948 y que hace que los jóvenes vivan lo que un día ya experimentaron sus abuelos. Los ataques y bombardeos constantes les han obligado a huir al sur, una zona establecida como “segura”, pero en Gaza no hay ningún lugar seguro. Aunque un millón de personas se encuentren refugiadas en las instalaciones de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, UNRWA, la realidad es que 77 instalaciones de UNRWA han sido alcanzadas, la mayoría estaban en las zonas medias y en el sur, donde se prometió seguridad. 27 de ellas sufrieron impactos directos y al menos 894 desplazados internos que se refugiaban en escuelas de UNRWA han resultado heridos y, según informes, al menos 218 han sido asesinados.
En todo esto UNRWA sigue siendo un salvavidas para los habitantes de Gaza, gracias al personal que tiene sobre el terreno. Unos 5.000 miembros de la Agencia continúan cada día trabajando. Viven junto a las personas a las que sirven y sufren las mismas privaciones, el mismo dolor. Están ayudando a aprovechar los recursos limitados para proporcionar alimentos, agua y servicios básicos de saneamiento. Además de gestionar los refugios, nuestro personal abastece a hospitales, panaderías y plantas desalinizadoras con el poco combustible disponible.
Sin embargo, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, la respuesta humanitaria en Gaza es manifiestamente insuficiente. La ayuda humanitaria se condiciona: depende de negociaciones políticas. “El agua, los alimentos, las medicinas y el combustible se utilizan como armas de guerra”, afirma Philippe Lazzarini, Comisionado General de UNRWA.
-Y mientras en Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania-
Con los ojos puestos en Gaza, la población palestina de Cisjordania está soportando la violencia de colonos y fuerzas israelíes de forma indiscriminada.
A falta de un mes para que termine el año, ya se ha superado la cifra de muertes de 2022 que era hasta ahora el año más mortífero desde que se comenzó a registrar en 2005. Sólo desde el 7 de octubre, 231 palestinos, entre ellos 59 niños, han sido asesinados por las fuerzas y colonos israelíes en Cisjordania. La cifra, en siete semanas, representa más de la mitad de todos los palestinos asesinados en Cisjordania este año. Además, los ataques de colonos se han duplicado en las últimas semanas, con un promedio de seis al día.
Las fuerzas israelíes están realizando incursiones diarias en campamentos de refugiados, con hasta 40 incursiones por día. Los crecientes ataques de colonos israelíes y las restricciones de movimiento han desplazado a más de 1.000 personas desde el 7 de octubre.
En Líbano, a lo largo de la frontera con Israel, los enfrentamientos se están intensificando. La tensión en varios campamentos de refugiados palestinos en el Líbano lleva años latente. Esto ocurre en medio de dificultades económicas sin precedentes para los refugiados palestinos, que prácticamente no tienen perspectivas económicas en el país, que a su vez se encuentra en un estado de colapso financiero y parálisis política.
En Siria, la población refugiada de Palestina se enfrenta a un desastre tras otro. Han soportado años de guerra, crisis económicas y un terremoto devastador. La economía se ha derrumbado, la seguridad se está deteriorando y la situación humanitaria sigue empeorando.
En Jordania, se están llevando a cabo protestas generalizadas en todo el país en solidaridad con el pueblo de Gaza. Estas protestas ocurren en un contexto de crecientes tasas de pobreza y desempleo. Esto tiene el mayor impacto en los más vulnerables, incluidos los refugiados palestinos de Siria y los que llegaron de Gaza en 1967.
En esta dramática situación desde UNRWA se reitera un llamamiento al cese definitivo de las hostilidades en Gaza y al respeto por el derecho internacional humanitario para que los civiles estén protegidos y las organizaciones humanitarias puedan trabajar sin obstáculos. La Agencia también pide un suministro significativo de ayuda humanitaria y bienes comerciales que fluyan hacia Gaza: hay que levantar el asedio.
