Disney+ lanza este martes 3 de diciembre una nueva serie para seguir surcando (y explotando) el universo de Star Wars. En este caso se trata de Tripulación perdida (Skeleton crew en su título original), una ficción de tono juvenil que se presenta como la gran aventura de un grupo de cuatro niños y niñas que se pierden en la galaxia e intentan volver a casa. Con ella la plataforma puebla aún más la misma línea temporal de la saga que ya desarrolla en Ahsoka, El libro de Boba Fett y The Mandalorian (por lo que no es descartable algún crossover), y respecto a las películas se inserta poco después del Episodio VI, El retorno del Jedi. Es la época justo posterior a la caída del Imperio, y cuando la Nueva República intenta asentarse.
Esta nueva ficción llega en un momento de dudas para las series del universo Star Wars en Disney+, tras cancelar The Acolyte con sólo una temporada, mientras únicamente The Mandalorian y Andor convencen a crítica y público, sin que apuestas fuertes como Obi Wan y Ahsoka lo hayan logrado, y tras ver cómo El libro de Boba Fett acababa por ser una temporada más de The Mandalorian, que se mantiene como el gran referente.
Disney+ quiere seguir usando sus series para ampliar y profundizar en el universo de Star Wars, saliendo de las grandes historias centradas en los personajes más canónicos de sus películas. Y para esta Tripulación perdida, su creador Jon Watts (director de la última trilogía de Spider-Man con Tom Holland, y showrunner de esta serie junto a su inseparable Chris Ford) quiso partir de una pregunta: “¿Qué pasaría si un grupo de chavales se perdiera en la galaxia de Star Wars, sin conocerla?”, como él mismo ha transmitido.
La base de esta nueva serie son por tanto sus jóvenes protagonistas Ravi Cabot-Conyers, Ryan Kiera Armstrong, Kyriana Kratter y Robert Timothy Smith, que encarna a un niño con aspecto de elefante que tiene todas las papeletas de convertirse en el favorito de los fans. No lo es tanto Jude Law, que pese a ser el gran reclamo promocional su personaje no es tan principal, sino que ejerce de “niñero intergaláctico” de los protagonistas (como en The Mandalorian lo es Din Djarin respecto a Grogu) y sobre todo aporta la mayor dosis de secretismo e intriga de la trama.
Cierto es que resulta difícil poder hablar de la serie con seguridad, porque entre los spoilers que obviamente no podemos hacer, que el primer episodio es puramente introductorio, y sobre todo que Disney únicamente ha facilitado a la prensa 3 de sus 8 capítulos (de unos 40 minutos), resulta imposible saber cómo se desarrollará el resto de su historia. Así que intentaremos hablar de lo que ya sí puede.
Sus referentes para “llevar Los Goonies al espacio”
Con la premisa clara partiendo de esa pregunta de su creador, Watts toma buena nota del cine juvenil ochentero de John Hughes (El club de los cinco, la saga Solo en casa, Beethoven, Daniel El Travieso o 101 Dálmatas) y lo que presenta es una serie juvenil que quiere hacer una regresión y contarse desde los ojos de los niños que la protagonizan.
E igual que tenía clara su premisa, no tiene reparo en señalar a Los Goonies como su gran referente. La propia Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, reconoció que cuando Jon Watts le propuso hacer esta serie se la presentó como “la idea de llevar Los Goonies al espacio”. Y sí, Tripulación perdida se convierte en una ficción en la que un grupo de niños vive una gran aventura en busca de un tesoro que en su caso es su hogar. Con el mismo espíritu que Los Goonies (1985), pero con el universo infinito de Star Wars para viajarlo. Y hasta con algún personaje que le hace mantener ese paralelismo, porque el cascarrabias pero protector droide SM-33 puede recordar al Sloth de la mítica película.
Sin irnos de esa época, el propio Jon Watts sitúa también como referente la película de 1985 Exploradores, en la que los personajes de Ethan Hawke, River Phoenix y Jason Presson construían una nave espacial con sus propias manos también para vivir aventuras. Al ver los tres primeros capítulos, su tono también evoca a E.T. (1982), y si queremos buscar algo más contemporáneo hay momentos en los que el espectador puede acordarse de Stranger Things, aunque lógicamente cambiando el contexto y el tipo de aventura de sus protagonistas.
Star Wars: Tripulación perdida es novedosa por apostar por ese tono juvenil, y puede llegar a acertar con su mezcla de acción, intriga, misterio y un drama poco solemne que refleja la mirada infantil de sus protagonistas, además matizado con toques puntuales de humor. Aunque lo cierto es que en sus tres primeros episodios no logra “enganchar” del todo fruto de un desarrollo que peca de simple y lento, sin muchos giros o impactos que te hagan lamentar que tras sus dos primeras entregas lanzadas este martes haya que esperar semanalmente para las seis restantes, hasta la última el 14 de enero de 2025.
Guiños a su propio meta-universo y el trasfondo “político”
Para los fans de Star Wars, lo mejor sin duda van a ser los guiños a la saga que ya pueden verse en sus tres primeros capítulos. Sus creadores ya apuntaron en esa dirección cuando todavía estaban en fase de producción, y recurrir a su propio meta-universo es un acierto que permite al espectador “jugar” a darse cuenta de con qué figuras de jedi juega su protagonista Wim al empezar la serie, o emocionarse al ver a qué droide enciende el personaje de Jude Law (Jod Na Nawood) y qué importante mensaje lanza éste en ese momento, un mensaje que ya habíamos escuchado en un momento clave de la saga.
El gusto por el detalle de sus creadores, similar al que Dave Filoni como productor ejecutivo está imponiendo a todas las producciones de Star Wars erigiéndose como el guardián de la saga tras George Lucas; llega hasta el punto de hacer homenaje a un tipo de criaturas que sólo aparecieron fugazmente en la entrega que inició la saga en el año 1977 con el ahora rebautizado como Episodio IV, Una nueva esperanza. Hace 47 años, en la mítica escena de la cantina de Mos Eisley, aparecía fugazmente un personaje llamado Lak Sivrak, que llamaba la atención por ser una especie de “hombre lobo”, un shistavanen. Sin embargo, en redigitalizaciones posteriores George Lucas eliminó sus planos. En Tripulación perdida, el que parte como “villano” es un shistavanen, uno de esos “hombres lobo” que perjudica primero a Jod Na Nawood, y luego a los pequeños protagonistas.
Rascando un poco más en lo que plantea la nueva serie de Star Wars, quizás lo más interesante es la nueva lectura sociopolítica que hace de la saga, una constante de la que el propio George Lucas ya habló en Cannes. Si The Acolyte resultaba sugerente porque por primera vez ponía en duda la fiabilidad y confianza de “los buenos”, los jedi, y permitía conocer e incluso empatizar con “los malos”, los sith; en Tripulación perdida directamente pone en duda todo el constructo de la galaxia, sea con el Imperio o con la Nueva República.
El planeta en el que viven los jóvenes protagonistas es un rincón de la galaxia idílico, con enormes casas individuales, jardines perfectamente cuidados, y servicios públicos para sus habitantes. Un poco la representación de la mayor y más cara urbanización privada que podamos pensar en el planeta Tierra. Una vida tan idílica como aburrida a ojos de los niños, ansiosos de aventuras. Los protagonistas las encuentran de rebote y gracias precisamente a lo que provoca ese aburrimiento, acabando por ello perdidos en la galaxia.
Y cuando tienen que empezar a buscarse la vida, Star Wars parece abrazar la idea de Matrix y sus pastillas azul o roja, planteando preguntas sobre su propia concepción como galaxia y universo: ¿Hasta qué punto prefieres vivir una realidad idílica, aunque pueda ser aburrida, respecto a la realidad de todos los demás? ¿Hasta qué punto tener que vivir apartado de esa realidad de todos los demás puede considerarse ser libre? ¿No es acaso una dictadura si te obligan a elegir tu destino desde que eres un niño o niña, y toda tu vida sólo puede articularse en cumplir lo que te han destinado? ¿Qué pasa si decides, o te pasa por accidente, salir de ese camino prefijado que para ti tiene “tu mundo”?
Para los fans, sobre todo para sus hijos... ¿y los no-fans?
Hablar de una serie de ocho capítulos tras sólo poder ver tres resulta complicado. Más aún si es nueva, y el primero se tienen que dedicar a la introducción y presentación. Con esa única base, podría decirse que Star Wars: Tripulación perdida es una serie con mirada juvenil que puede resultar ideal para que los padres y madres fans de la saga intenten hacer que sus hijos empiecen a profesar su misma pasión por conocer La Fuerza.
Para los fans ya talluditos, puede convencerles la nueva perspectiva que plantea de la saga, y resultarles entretenido seguir la historia de unos críos cuando por primera vez son ellos los que mandan, y no los que se limitan a seguir y ser protegidos por los mayores. Quizás a los que más les cueste entrar es a los no-fans de Star Wars, porque el nivel de ganas que te provocan los tres primeros capítulos de querer seguir la historia, por desgracia, no parece demasiado y requerirá un ejercicio de confianza y paciencia. Una cualidad rara avis ante la incesante burbuja audiovisual que nos rodea.