Ion Aramendi apunta una de las “muchas balas” de Mediaset: “Ni la tele engaña, ni a 'GH' le ha engañado nadie”
Son ya tres noches las que la nueva generación de concursantes de Gran Hermano lleva pernoctando en Guadalix de la Sierra, tiempo suficiente para que el debate de los domingos eche a andar en Telecinco, con los primeros contenidos y valoraciones sobre el casting que lleva a los hombros la responsabilidad de atraer a la audiencia tras varios años de espera. Al frente de la gala del domingo está Ion Aramendi, que vuelve a asumir esta labor que ya ejecutó durante los últimos años en Supervivientes (en 2022 y 2023) y también en la edición VIP con la que GH regresó a las pantallas el otoño pasado.
Ahora que el formato de Zeppelin TV vuelve por sus fueros, regresando al planteamiento con desconocidos, él tiene plena confianza en que enganche como lo hizo en el pasado. De hecho, lo agradece en un momento en que “acabamos viendo muchos formatos donde los mismos famosos saltan, cantan...”, tal y como dice a verTele durante la presentación de GH en el FesTVal de Vitoria. “Creo que ha llegado un momento buenísimo para conocer a la gente normal de la calle”, añade, enfatizando en la necesidad de un relevo generacional de personalidades que atraigan al público joven.
En ese aspecto, no le preocupa que haya concursantes que quieran seguir los pasos de otros personajes que usaron este u otros reality shows para hacer carrera en el medio. Para él, hay una máxima clara, que tiene que ver con vivir la experiencia de la vida en directo: “Ni la tele engaña, ni a Gran Hermano le ha engañado nadie”, proclama, y deja claro sobre los participantes actuales: “Lo que vayan a hacer luego con su vida me da igual”.
Lo que sí le importa es su presente y futuro en Mediaset. Desde que aterrizase de vuelta en 2022, procedente de TVE, Aramendi se ha convertido en un activo imprescindible en Telecinco. Ahí están Reacción en cadena, consolidado en la tarde con los perennes 'Mozos de Arousa' acumulando dinero, y también sus labores en prime time. Aramendi, que empezó como reportero en Sálvame, ahora es un puntal de una cadena que sigue en una profunda crisis de resultados, a la que GH debería servir al menos como bálsamo. Él tira de optimismo y pone en valor el trabajo que se está realizando desde arriba: “Se están disparando muchísimas balas en Mediaset. Algunas salen bien y otras mal”, dice el presentador, que añade: “Creo que nos merecemos que nos vaya todavía mejor”.
¿Qué tipo de gente crees que va a entrar después de 7 años, con el formato congelado?
Espero que entre la gente lo más diversa posible, pero también lo más normal posible. Me gustaría que entrara gente normal, que sea más o menos coherente, pero también gente incoherente, que mueva la casa. Que tengamos un poco de todo. Que no sea una casa, como alguna vez ha sucedido, en la que se han pasado de frenada desde mi punto de vista como espectador, con demasiada bronca, demasiada riña y tío loco al que se va la olla, mientras que otras veces se me ha antojado con gente más paradita, como para que no hubiera conflictos. Ha habido siempre templagaitas de estos... Lo que mola es que haya de todo. Espero que sea eso: diverso, plural, que estén representadas muchas edades, cualquier condición, muchas partes de España... Representa a España un poco que haya un pijo, que haya alguien más humilde, una loca fiestera... En mi cabeza es lo que tengo montado.
¿Crees que el anónimo tiene cabida en la televisión actual?
Sí. Creo que en la tele son ciclos, y a mí como espectador -porque además de hacer tele me gusta verla- creo que también es un ciclo en el que todo rodea al famoso. Al final, acabamos viendo muchos formatos donde los mismos famosos saltan, cantan... Me apetece y creo que ha llegado un momento buenísimo para conocer a la gente normal de la calle. A mí eso me gusta. Hablé el otro día con un taxista rumano cojonudo, que me contó su vida y el tío se emocionó. Me gusta mucho curiosear con la gente y me parece que sí que tiene cabida la grente. Pasa en El diario de Jorge: las historias que cuenta molan. Mola que alguien se deje ahí en directo, o que se reconcilien... Hace falta un relevo generacional, porque estamos viendo siempre las mismas caras. Menos la mía, porque no se ve mucho... [risas].
Creo que ha llegado un momento buenísimo para conocer a la gente normal de la calle
¿Hay más peligro de que la gente busque una fama montándola para acceder a otros programas? ¿La esencia que 'GH' tenía en los inicios se va a recuperar?
Pero la esencia ya en la segunda edición era imposible repetirla. Cuando no sabes la repercusión que tienes fuera, y no lo supieron en ningún momento, aquello era algo virgen. “¿Nos verá alguien en esta casa?”. Ver a alguien en esa casa... Pero también se han dado ediciones maravillosas con concursantes estrategas e inteligentes que medían lo que hacer. Hay una cosa que nunca falla que es olvidarse de las cámaras. Cualquiera que vaya a entrar pensando en lo que va a pasar después primero tiene que vivir la experiencia dentro, y eso es lo que a mí me alimenta. Lo que vaya a hacer luego con su vida me da igual. Si quiere hacerse famoso o no... Ni la tele engaña ni a Gran Hermano le ha engañado nadie. Igual ha habido algún estratega extraordinario, pero engañarle nadie: el que es imbécil es imbécil; el que es majo, es majo; el que va de supereducado y normal y luego es un guarro y asqueroso y es un conspiranoico, eso sale. A la tele no la engaña nadie y a Gran Hermano no va a conseguir engañarlo. A mí es lo que me interesa de la experiencia. ¿Que alguien vaya con la motivación de hacerse famoso? Puede pasar, y puede que no. Hay mucha gente que no se ha dedicado a la televisión, que no ha seguido ni ha generado el interés suficiente, y otros son personajes que se han quedado... Algunos para bien y otros para mal [risas].
Dices que eres fan desde la primera edición. ¿Cuáles han sido tus concursantes preferidos y tu edición?
La primera edición me pilló virgen en ese sentido, y lo veía como un señor con bata blanca en un laboratorio. Me parecía que eran como cobayas dentro de una caja, y eso como experimento sociológico me fascinó. Luego, a medida que me he hecho más adulto, me gusta la psicología de verlo y pensar cómo me enfrentaría a esa situación: si este tío es idiota, ¿le plantaría cara? ¿Me aliaría con alguien? ¿Le haría el vacío para hacerle sentir mal? ¿Le haría daño? Ese juego de cómo la gente reacciona ante una misma situación me fascina. Yo soy así de raro: me gusta analizar lo que yo haría.
¿Qué es lo que peor llevarías tú del encierro?
Probablemente encontrarme con alguien que fuera demasiado ruidoso o agresivo, al que le encantara montar gresca... O una persona demasiado maja y simpático. ¡Tampoco lo soporto! Quiero gente que sea normal, que no me esté dando la vara o buscando todo el rato, como esa gente que tiene necesidad de cariño, o esa gente que te dice: 'Oye, que no me has dicho 'buenos días''. ¡Vete a la mierda! Estar todo el rato dando besos a todo el mundo no me apetece. A veces me imagino dentro de la casa y me gusta ver lo que pasa, sobre todo porque la mayoría de nosotros tenemos cosas buenas, malas, miserias y cosas que nos honran y son cojonudas. Ver toda esa amalgama de vértices de una personalidad me encanta.
¿Crees que un presentador tiene que diferenciar entre cómo tratar a personas ya conocidos y famosos y anónimos? ¿Hay diferencia en tu labor?
Yo lo afronto sintiendo que les dará una emoción desorbitada conectar con Jorge. No es lo mismo para un famoso que le conoce ya, o que me conoce a mí y nos hemos visto en otras circunstancias. Para ellos es una locura...
Pero ¿tienes más cuidado con un anónimo? ¿Hay un anónimo hay que tratarle de forma distinta al ser un poco virgen en esto?
Sí, desde luego. A ver, yo voy un poco a la aventura. Tampoco me he planteado reflexiones tan profundas e interesantes. Me apetece mucho afrontarlo y ver cómo me desenvuelvo. Yo siempre intento generar buen rollo, que se sientan queridos. Ser empático con el otro a mí no me resulta difícil. Yo los entiendo, igual que me pasa en Reacción en cadena: es la primera vez que te enfrentas a la tele, conocen a los Mozos, que casi son más famosos que yo, y lo que quiero es que se sientan como en casa. Yo quiero que se sientan como en casa. Aparte, estamos haciendo un programa de televisión, de entretenimiento. No estamos salvando vidas, aunque sí ayudando a la gente a tener un rato entretenido y ser más fácil.
El papel de presentador de 'GH' suele estar muy en el punto de mira de los fans. ¿La sombra de Mercedes Milá sigue siendo alargada?
Es que yo he sido fanático de ella. Me ha parecido siempre una presentadora increíble. Creo que Jorge es el presentador número uno global, y probablemente Mercedes Milá es alguien que tiene una sombra enormísima. Ni pretendo ser Mercedes Milá, ni la baso, con todo el cariño y respeto, porque tengo una relación maravillosa con ella. Ella es la primera que me apoyó hace años, cuando era un simple reportero. Le tengo un cariño enorme, y ella a mí y a mí mujer también en lo personal. Hablamos de vez en cuando y tal. No tengo ninguna aspiración a ser como ella porque sería imposible. No saldría con una lechuga, ni me atrevería. Luego ella vivía el formato de una manera tan intensa que a mí me gustaría vivirlo igual, pero creo que no llego, no estoy a la altura.
¿Entiendes la efervescencia de los fans, cómo se implican?
Mi trabajo lo hago por el fan. Lo hago, primero, por mí mismo y por la gente que me ha contratado y confía en mí, y por supuesto la gente que nos ve en casa. Pero no hasta un punto extremo, de cumplir todos los requisitos que quieren. Yo soy fan a la vez, pero tengo un tiempo limitado y no puedo estar viendo el 24 horas. Tengo tres hijos, trabajo en otras cosas... Pero siempre he estado encima de las tramas. Veo cada minuto que sale en televisión de cada resumen que sale, os leo a muchos de vosotros cuando comentáis galas, cuando se comenta en los blogs, y pico el 24 horas en cuanto puedo. ¿Que tengo un rato? Lo pico. Porque no es lo mismo ver a alguien un vídeo que en la casa. Y porque soy fan: me gusta ver a la gente actuando de manera natural. Un vídeo editado te dice muchas cosas, pero la realidad es otra.
¿Estás preparado para volver al ruedo con los colaboradores?
Sí, sí. Como decía Jaime [Guerra], es verdad que son familia. Con Marta llevo varias ediciones contando con Supervivientes, que la he tenido de concursante y de colaboradora; era colaborador con Suso en el debate... Los conozco y la mayoría nos conocemos mucho. A mí siempre me respetan, saben que cualquier cosa que les diga va a ser siempre con cariño y porque tenemos que seguir una escaleta, y estoy encantado de enfrentarme a ello. Son un amor.
Estoy superfeliz en la etapa de Mediaset en la que estoy, y creo que nos merecemos que nos vaya todavía mejor
Has sido reportero de 'Sálvame', que representa el pasado de Mediaset, y ahora estás en una nueva etapa del grupo como presentador. ¿Qué diferencias ves y cómo te encajas en este contexto? ¿Cómo lo ves desde dentro?
Yo me veía muy bien en la anterior etapa, ya que como reportero de Sálvame era muy feliz. Me veo mejor en esta porque soy presentador y me va mejor [risas]. En las dos me he visto muy bien. He sido muy fan del programa que hacía como reportero, he sido muy fan de Jorge como compañero, y muy fan y amigo de los colaboradores. Y ahora soy muy fan de lo que se hace en Mediaset. Se está trabajando incansablemente por sacar productos, se están disparando muchísimas balas. Algunas salen bien y otras mal, pero [destaco] el trabajo que están haciendo desde Salem a Guerra y Villanueva, desde arriba a los presentadores... Estoy superfeliz en la etapa en la que estoy, y creo que nos merecemos que nos vaya todavía mejor.
En esta vuelta al origen de 'Gran Hermano', una cosa en la que se pone la lupa es en el aislamiento de los concursantes. ¿Te gustaría que tuviesen vídeos de lo que pasa o que estén aislados por completos?
No, yo quiero que estén aislados, que no vean nada porque eso tergiversa tu relación. Si veo que tú me has criticado, a partir de ahí yo ya monto mi estrategia. Lo que quiero es no saber que me criticas. Aparte, ¡mola más! Porque yo critico siempre a la espalda. La sinceridad está sobrevalorada. Yo no le diría a alguien: 'Vaya corte de pelo de mierda llevas', pero por detrás sí lo diría. Quiero que la casa sea así.
¿Y va a ser así?
¡Sí! El aislamiento es la clave. Si no es demasiada información. Y cuando pasa eso no me gusta. Lo digo como fan.