Blanca Suárez: “Las chicas del cable no se caracteriza por tratar el feminismo, sino por reflejarlo en las tramas”

Las chicas del cable reanudan su emisión este 9 de agosto en Netflix con la cuarta temporada, mientras continúa el rodaje de la quinta. Pese a esta previsión de la compañía, que renovó la ficción antes de estrenar la tanda más inmediata, Blanca Suárez asegura no saber qué puede esperarse del melodrama producido por Bambú. “No sé ni cuál va a ser la evolución más cercana. Estamos en mitad del rodaje y no sabemos cómo va a acabar”, afirma a VERTELE. “En esta serie está demostrado que nada garantiza nada. Puedes pasar la página del guion y encontrarte con sorpresas inesperadas”, agrega.

Sobre lo que sí tiene certeza es sobre lo que le espera a su personaje, Lidia Aguilar, en la cuarta tanda. “Retoma su vida profesional, apostando con muchas ganas por ello, y cuidando a Francisco, que está enfermo. A lo largo de los capítulos, tendrá que ir improvisando”, adelanta. A su lado, Ángela Cremonte pone también las líneas maestras del arco de Elisa Cifuentes, su alter ego en la ficción: “Empieza teniendo muy claro del lado de quién quiere estar, donde quiere posicionarse, y queriendo implicarse en la compañía”, comenta. “Va a ejercer de hermano mayor con Carlos, lo va a necesitar”, indica.

Estas evoluciones siguen la curva de crecimiento marcada desde los inicios: “Incluso desde la primera temporada, el carácter feminista se ve implícito en ellas, cuando se enfrentan a los baches o a la sociedad, y lo siguen haciendo. Siguen viviendo en una sociedad que para ellas no es fácil”, aprecia. En cualquier caso, matiza: “Las chicas del cable no se ha caracterizado únicamente por tratar la temática feminista, sino por el hecho de que la temática está mezclada y reflejada en todos los aspectos de las tramas”.

Este puede ser uno de los motivos por los que la creación de Ramón Campos, Gema R. Neira y Teresa Fernández-Valdés haya tenido tan buen funcionamiento fuera de España. “Todos queremos saber eso”, reconoce Cremonte. “En Latinoamérica, por cómo es en general la sociedad, creo que hacía incluso más falta que la ficción tuviera más voces femeninas de estas características. Que hubiera mujeres protagonistas que buscan desarrollarse como personas a todos los niveles, no solo dentro de casa. Eso ha calado más allí”, reflexiona.