Vanesa Martín salta a la silla de coach en La Voz Kids tras haber ejercido durante dos ediciones como asesora de Melendi y Manu Carrasco respectivamente, y la experiencia no ha podido ser más positiva. “Es un programa inspirador”, dice a VERTELE durante la presentación del formato realizada meses atrás, donde dejaba clara la filosofía con la que afrontó el concurso: “No venimos a competir, sino a pasarlo bien y a tratar de dar lo meor de nosotros a los niños. Quiero que se vayan tranquilos, porque ya haber llegado hasta aquí es como para estar más que satisfechos”, apunta con respecto a la fase de audiciones a ciegas, en la que nos encontramos.
Para Bisbal, con sobrada experiencia en el formato, suponía un regreso después de año y medio alejado del formato: “A la vuelta me he encontrado con esta sorpresa”, decía sobre la remodelación de la mecánica del talent, que incluye el cuarteto de coaches (siempre habían sido tres en la versión infantil) y la posibilidad de bloquear las elecciones de los compañeros: “La silla ahora tiene varios botones, es como un volante de la Fóirmula 1”. Eso provoca “piques”, por supuesto, pero siempre en tono amitoso: “La Voz Kids es sana, nos ayudamos mutuamente”, indica el almeriense. Algo en lo que concuerda la cantante.
“Verdaderamente da igual quién gane, venimos a pasarlo bien y a que los niños se diviertan”, reitera, y celebra que sirva crear nuevas amistades además de para formarlos y en algunos casos, encarrilar precoces carreras musicales:
“Hay algunos que son niños prodigio auténticos, cantan y tocan instrumentos... Hay otros que vienen más inocentes, igual porque incluso les han apuntado los padres; y después nos encontramos con participantes un poco mayores”, categoriza Bisbal. En este último grupo están aquellos de 14 o 15 años, “que podrían casi presentarse a La Voz adulta”, como acota Martín, y que según ambos ya tienen desarrollado esa competitividad. “Si no los eliges son a los que les afecta más”.
En el momento de hacerse estas declaraciones, el programa aún estaba en plena grabación. Meses después, durante la presentación del formato en el FesTVal, pudimos hablar algo más a fondo sobre su experiencia, ya en retrospectiva.
¿Cómo ha sido la transición de asesora a coach en esta edición?
Estoy muy agradecida a la productora y a Antena 3 por la confianza depositada en mí y muy emocionada, porque la responsabilidad recae ahora sobre uno mismo. Los nervios de si iba a estar a la altura están, pero todo ha sido un fluir mucho más natural. El peso lo tienen lo niños al cien por cien. He aprendido mucho de ellos, de mí y en general de esta experiencia maravillosa. Mis compañeros me han hecho sentir cómodos desde el primer momento. La frescura de los niños es oro y eso tiene que romper la frontera de la televisión.
¿Sientes más responsabilidad tomando decisiones ante un adulto o un niño?
No lo sé. La responsabilidad está ahí, pero en este caso desde el primer momento tenía en mente la palabra campamento: esto es una experiencia maravillosa que están pudiendo vivir de entre miles de niños. Es muy bonito el formato y se cuidan mucho a los niños en todos los niveles.
En anteriores ediciones han salido niños han desarrollado carreras. ¿Se presentan con expectativas al concurso?
Algunos evidentemente tienen claro que quieren dedicarse a la música, otros quieren vivir la experiencia y para ellos es un juego... Se distingue al niño que quiere una opción del que quiere la otra. Yo me quedo con el aprendizaje. Cuando llega un niño o niña tímido que apenas se mueve pero canta increíble, cuando trabajas con ello y ves cómo rompen esas barreras y cómo evolucionan, es tremendo.
Suele ocurrir que cuando un coach nuevo llega al programa, este se centra en darles a conocer, en mostrar otra faceta de ellos. ¿Es así en tu caso? ¿Crees que vamos a descubrir a otra Vanesa?
Tengo nervios e inquietud por verlo. He aportado mi verdad y mi manera de entender la música y el concurso, y he sido transparente. Los nervios están ahí, y sobre todo por ser la novata. Pero me lo he pasado muy bien y espero que traspase.