El parte de bajas

La “maldición de Sálvame” que parece haberlo convertido en 'El juego del calamar'

Chelo García Cortés con Belén Esteban, y 'El juego del calamar'

Marcos Méndez

Una amenaza parece cernirse sobre Sálvame y sus colaboradores. Una amenaza en forma de “maldición”, a la que ya se alude (por supuesto, de broma) hasta en los propios programas de Telecinco.

Ahora que el programa y su productora, La Fábrica de la tele, atraviesan un momento especialmente delicado por la investigación a sus directivos por la presunta trama de espionaje a famosos, que ha provocado cambios y salidas entre sus rostros habituales, esta “maldición” ya ha afectado a cinco de sus colaboradores.

Sin salir de la broma, y refiriéndose a la casualidad y no a la casualidad, la “maldición de Sálvame ha saltado de los comentarios de los fans en redes sociales a la propia cadena. Cuando el pasado 26 de mayo Sonsoles Ónega arrancó su programa Ya son las ocho desde los pasillos de Mediaset, al ir a entrar a su plató sufrió un traspiés que le hizo perder su zapato y tener que agarrarse para no caerse. “¡No te digo que me mato! Esto es muy fuerte, de verdad... como Chelo García Cortés. Voy a empezar a pensar que algunas cosas son verdad”, dijo entonces la presentadora, haciendo referencia a esa maldición, entre las risas de sus colaboradores.

Por supuesto, no nos referimos a bajas como las de Paz Padilla ni tan siquiera a la de Carlota Corredera, la primera despedida y la segunda apartándose de Sálvame justo en plena vorágine por la investigación policial y judicial sobre la Operación Deluxe. Esos dos casos están en los tribunales, y ni tan siquiera son tratados en el programa. Nos referimos al cúmulo de desgracias que en poco más de un mes han padecido los colaboradores del magacín, y que sí se han sumado a su “show” diario como un tema más.

El “parte de bajas”, como en la guerra

El 25 de abril, la emisión diaria de Sálvame tuvo un susto más que importante, que luego confirmó los peores presagios. Belén Esteban sufrió un accidente emulando una prueba de Supervivientes (sobrevivió, eso sí) que le provocó romperse la tibia y el peroné. El momento fue emitido en directo, sin tan siquiera cortar para publicidad, y acabó en el hospital. Desde entonces, la colaboradora no ha podido volver a plató, aunque sí ha intervenido varias veces para actualizar su estado. También en redes sociales, como este mismo lunes para decir: “Llevo 41 días sin poderme mover. Qué ganas tengo de volver a mi vida”. Va cogiendo moral tras asegurar que el accidente le había “parado la vida”.

Apenas cuatro días después, el 29 de abril, fue Lydia Lozano la que continuó la “maldición de Sálvame”. La colaboradora sufrió un accidente doméstico que le provocó romperse el radio. Lo contó entre lágrimas, muy afectada y asustada, en el propio programa, que se fue a hablar con ella a las puertas del hospital. Por suerte, la gravedad fue menor que la lesión de Belén Esteban, y poco después regresó al programa aunque luciendo una cédula de protección para el brazo que le permite seguir discutiendo con sus compañeros al ritmo habitual.

Pasó casi un mes, pero la maldición volvió por partida doble. La noche del 25 de mayo, Telecinco llevó su magacín al prime time para celebrar su Sálvame Fashion Week. Y no arrancó nada bien, porque Chelo García Cortés se cayó y se hizo mucho daño en la muñeca. Fue atendida en el plató (por supuesto, cámaras y entrevista mediante), pero tras ser evacuada y quedarse fuera de la gala especial, confirmaron que también se había roto el radio. La colaboradora todavía no ha podido volver al programa, aunque sí que va informando de su estado en redes sociales.

Ocho días más tarde, el cambio de mes llegó con otro susto. Miguel Frigenti tuvo que ser ingresado el 2 de junio, y así ha permanecido durante cinco días, hasta recibir el alta el día 7. El colaborador del programa no ha explicado qué le ha ocurrido, pero sí que le han realizado distintas pruebas y que necesitó antibiótico por vía intravenosa. De hecho, al tertuliano se le podría considerar el precursor de esta “maldición”, incluso antes que Belén Esteban, porque el 3 de abril ya ingresó en el hospital por los fuertes dolores que le provocó una pielonefritis aguda. Aunque aún no se ha producido el regreso, ya puede volver a Sálvame.

En estos pocos días que van de junio, el programa también ha tenido otro susto. Aunque sin gravedad ninguna, y simplemente por hacer el “show” habitual en el plató. Y es que el día 1 de junio, Pipi Estrada acabó con una pequeña brecha en la cara al golpearse con una de las pequeñas mesas de Sálvame, cuando Adela González le propuso hacer la croqueta y él se lanzó al suelo para rodar de un lado a otro. No pasó a mayores, fue un “todo por la causa”.

Sálvame parece haberse convertido en El juego del calamar. Tres fracturas, dos ingresos hospitalarios, una brecha, y hasta cinco de sus colaboradores afectados de una forma u otra en los apenas 43 días entre el accidente de Belén Esteban y el alta hospitalaria de Miguel Frigenti. Si se hiciera una media, sale a suceso por semana.

La “maldición de Sálvame” ha servido al propio programa para nutrirse de contenido, tanto retransmitiendo en directo sus accidentes y atenciones primarias (casos de Belén Esteban, Chelo García Cortés y la más leve de Pipi Estrada) como las recuperaciones de todos los afectados. De hecho, dos accidentadas como Belén Esteban y Chelo García Cortés han compartido una imagen juntas durante su rehabilitación.

Ahora, lo que hace falta es saber si esa “maldición” se va a cortar, o el resto de los colaboradores tienen que andar con cuidado para evitar ser los siguientes. Colaborador de Sálvame, una profesión de riesgo.

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