Aunque la película Señor, dame paciencia fue un éxito de taquilla, Jordi Sánchez no se imaginaba que acabaría retomando el papel protagonista para grabar una serie basada en la cinta dirigida por Álvaro Díaz. Pero casi cuatro años después, el actor vuelve a ponerse en la piel de Gregorio, un banquero muy conservador que vive “enfrentado al mundo”.
La serie se estrenó el pasado 2 de enero en Atresplayer Premium –puedes leer aquí la crítica de Pedro Zárate–, y lanza este domingo su segundo capítulo con la intención de hacernos reír en este arranque del año 2022. Al intérprete le pareció “maravilloso” que se grabara esta adaptación con la que se divirtió al leer los guiones, algo que “no siempre pasa”, explica en su entrevista con verTele.
Además, la serie parece haber ganado cierta vigencia porque su protagonista defiende unas ideas intolerantes como las que enarbolan algunos políticos de ultraderecha. “Es un señor enfrentado al mundo e incomprendido. Es un tipo desubicado”, concreta el actor, que acepta la tesis de que personajes como Gregorio resultan ahora más familiares porque “está todo más radicalizado”. “Los personajes funcionan porque existen en la realidad. Si no, son fantasmas. Y es verdad que con la entrada de Vox ha cobrado vigencia”, reflexiona.
No es la primera vez que Jordi Sánchez interpreta un papel como este. En La que se avecina da vida a Antonio Recio, el pescadero más racista, machista y homófobo de nuestra televisión, así que tiene una opinión bastante clara sobre la necesidad de que este tipo de roles tengan visibilidad en la cultura: “Los personajes son ficción y pueden decir lo que les dé la gana. Personas como este señor hay un montón, por desgracia. Intolerantes, intransigentes y con la cabeza cuadrada... Por eso funcionan estos personajes, porque reflejan la realidad. Lo que no puede ser es que tengas que hacer personajes políticamente correctos. La ficción se alimenta de la realidad, y la realidad no es políticamente correcta”, sostiene.
Los personajes de películas y series pueden decir casi cualquier cosa... pero él no. “Me cuido mucho de decir lo que quiero porque estamos rodeados de ofendidos”, afirma Sánchez, que prefiere morderse la lengua cuando escribe en las redes sociales para así evitar las críticas descarnadas del público: “Por el hecho de salir en la tele no quiere decir que tenga el corazón como una piedra. No me gusta que me insulten”, reconoce el actor, que en la calle recibe más elogios que bofetadas: “Poca gente se te acerca para ponerte a parir”.
Y eso, aún siendo positivo, también le puede llevar a error haciéndole creer que todos sus trabajos son un éxito: “Si sólo escucho eso, el ego me queda cubierto. Pero luego los datos son otros”.