Juan Diego Botto y Ernesto Alterio son dos de los protagonistas de la serie coral Todos mienten, el nuevo thriller de Pau Freixas (Sé quién eres), cuyos seis episodios ya están disponibles en Movistar Plus+. Ambos encarnan a dos de los vecinos de la supuestamente idílica urbanización en la que se desarrolla la serie. En ella, todo cambia cuando se filtra un vídeo sexual de una profesora (Irene Arcos) acostándose con un alumno (Lucas Nabor).
“Existe una tendencia a sostener un mundo de apariencias”, reconoce el segundo, que encarna al padre del joven que al que se ve en las imágenes: “Es más importante aparentar que ser auténtico”, define Alterio. A partir de ahí, “tener que sostener que todo está bien, genera tendencia a mentir”, que es lo que le ocurre a los personajes de la ficción.
Botto, por su parte, encarna al hermano de la mujer que ha mantenido relaciones sexuales con el estudiante, y ejerce también de su abogado. “Marrones familiares podría haber sido otro título de la serie”, reconoce. El actor sostiene que “la mentira es consustancial al ser humano” y que es algo que hacemos “todos los días varias veces. Desde el 'estoy llegando y todavía no he salido de casa' al 'te quedan genial esos zapatos' o 'qué bonito corte de pelo'”.
En el contexto en el que sucede Todos mienten, queda patente que “cuando algo se resquebraja se empieza a ver toda la apariencia de éxito no es real y cómo muchos de ellos son profundamente infelices en ese ambiente”.
Eso sí, como describe Alterio, “todos los personajes tienen muchas aristas y son complejos”. Motivo por el que cuando a la trama se le suma además un asesinato, “el espectador se puede poner del lado de uno y luego cuestionarlo”. “Todos tienen sus razones y todos tienen sus miserias”, suma su compañero. Por encima de todo, ambos actores defienden que “es una historia fundamentalmente de mujeres. Ahí es donde está puesta la mirada”.
Otro concepto abordado en la producción es cómo “la seguridad no existe”. “Parece que los protagonistas han alcanzado un estatus y una seguridad por tener una casa, trabajo, familia, hijos, como si eso te garantizara algo”, apunta Alterio, “pero no, por más que apuntales las cosas, siempre estás expuesto a que sucedan otras”.